Aumenta el descontento en Argelia por el gas de esquisto

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[Nota de la redacción: A pesar del anuncio del Gobierno argelino de que se suspenderán temporalmente los planes de extracción, las protestas continúan.]

 

Las importantes movilizaciones contra la explotación del gas de esquisto se extienden en la región del Sahara argelino desde el 1º de enero pasado, día en el que unas 1.500 personas se reunieron en la ciudad de In Salah, a 35 kilómetros del lugar en que tuvieron lugar las primeras operaciones piloto de extracción de gas de esquisto realizadas en Argelia por Total y la empresa pública argelina Sonatrach en la cuenca de Ahnet.

“[In Salah] parece paralizado, aún bajo los efectos de la onda de choque de esa extraordinaria movilización”, señala en diario argelino El Watan.

Los comercios, escuelas y administraciones están cerrados. Si bien la protesta fue iniciada originalmente por la ONG ambientalista In Salah Sun & Power, la población local, incluidos muchos niños y mujeres, se unió a ella.

El movimiento se extendió luego a varias localidades vecinas (In Ghar, Iguestene, Sahla Tahtania...) y, más al norte, a los oasis saharianos como Gardaïa.

La muerte de un manifestante de 21 años, Mohamed El Noui, en un enfrentamiento con las fuerzas del orden el 4 de enero, dio un nuevo impulso a la movilización. El 6 de enero, más de 2.000 personas, entres las que se contaban numerosos estudiantes y profesores, participaron en una marcha en las calles de Tamanrasset, “en señal de solidaridad con los habitantes de In Salah”, indica El Watan.

“Ese proyecto de perforación confirma la existencia de reservas importantes de gas de esquisto en la cuenca de Ahnet”, declaró complacido el Ministro de Energía de Argelia. Lo que, a su juicio, “abrirá nuevas perspectivas económicas para Argelia con la creación de no menos de 8.000 nuevos puestos de trabajo en 2015”.

 

Sacrificar la agricultura en aras de los ingresos del gas

Las obras de exploración fueron iniciadas por la empresa pública argelina Sonatrach, en asociación con el gigante francés Total, que tiene una participación del 49% en la concesión de Ahnet.

Total estima que la cuenca debe “permitir una producción de gas de al menos 4.000 millones de metros cúbicos por año”.

Según un informe de 2013 de la agencia estadounidense US Energy Information Administration (EIA), el subsuelo argelino posee la tercera reserva mundial de gas de esquisto recuperable, después de China y Argentina.

Los opositores argelinos al gas de esquisto denuncian la cantidad de agua necesaria para la extracción de ese hidrocarburo no convencional.

Ahora bien, Argelia carece de agua y se encuentra en situación de “estrés hídrico” permanente, como lo señala la asociación Attac y el movimiento Frack Free Europe en una nota común.

En febrero de 2014, en sus titulares, el diario El Watan hablaba ya de « los temores de los agricultores del sur », en referencia a la amenaza de contaminación química relacionada con la utilización de la técnica de fractura hidráulica.

“En nuestra región hay centenares de oasis en los que trabajan miles de personas. Si se contaminan las capas freáticas se contaminan, eso marcará el fin de la agricultura. ¿Qué harán los habitantes?”, se preguntaba con preocupación un agricultor.

El Ministro de Energía, por su parte, asegura que “la cantidad de agua utilizada en las actividades de fractura hidráulica no supera los 7.000 metros cúbicos y es reutilizable para otras operaciones de fractura”.

Por lo que se refiere al riesgo de contaminación de los acuíferos, en su opinión el proceso no resultaría más peligroso que el de los hidrocarburos fósiles.

Esos argumentos no parecen haber convencido a los manifestantes, que exigen que se decrete una moratoria sobre la explotación del gas de esquisto en el Sahara, además de un debate público al respecto.

Exigen asimismo la presencia del Primer Ministro, Abdelmalek Sellal. Han afirmado que, de no ser así, están decididos a bloquear algunas zonas petroleras y a cerrar algunas de las principales carreteras que conducen a la cuenca de exploración.

 

El presente artículo ha sido también publicado en el Observatoire des multinationales.

Este artículo ha sido traducido del francés.