Camboya frena la gestación subrogada

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El pequeño “Baby Gammy” ocupó los titulares de medio mundo en agosto de 2014 después de que sus padres intencionales –de origen australiano– se llevaran a su hermana melliza de vuelta a su país y dejaran a Gammy, supuestamente abandonado con su madre de alquiler, de 21 años, por tener éste síndrome de Down.

“Ella dijo que si intentábamos llevarnos al niño llamaría a la policía y se quedaría con ambos bebés”, declaró el padre, David Farnell, a una televisión tailandesa para defenderse de las acusaciones de abandono.

La preocupación por la industria de la gestación subrogada, una técnica de reproducción asistida mediante la cual una mujer accede a gestar el hijo de otra persona, empeoró cuando se descubrió durante ese mismo periodo que un hombre japonés había engendrado 16 bebés de diferentes madres tailandesas, un caso que se hizo conocido como “la fábrica de bebés”.

Tras estos escándalos mediáticos, Tailandia prohibió la subrogación a todos los extranjeros a principios de 2015. En agosto del mismo año Nepal se sumó a la medida, como lo hizo también el Gobierno indio en agosto de este año. Desde entonces Camboya, un país donde los costes médicos son económicos y no cuenta con leyes excluyentes para parejas solteras u homosexuales, emergió como la “nueva frontera” para la subrogación internacional, una industria en auge que el Ministerio de Salud de este país está tratando de frenar cuanto antes.

A pesar de que Camboya todavía no cuenta con una ley oficial para acabar con la gestación subrogada, el Ministerio emitió a principios de noviembre una orden ministerial como medida temporal para impedir cualquier prestación de estas características. La orden establece en su artículo 12 que “cualquier servicio de subrogación que esté acompañado con tecnología de reproducción asistida está estrictamente prohibido”, pero no establece penas para los infractores. Tampoco especifica qué sucederá con las madres que se encuentran a medio proceso.

“Se trata de una medida de presión. No se sabe cómo será implementará por el Ministerio, pero es un mensaje claro a las clínicas y a la sociedad de que la subrogación no está bien”, explica a Equal Times Rodrigo Montero, asesor de la agencia alemana de cooperación (GIZ, por sus siglas en alemán) en el gabinete de la ministra de Asuntos de las Mujeres.

“Los casos han crecido durante el último año. La ley [para frenar la subrogación] llegará en dos años. Si se espera este tiempo la industria se habrá instalado en el país”, apunta el activista de género.

Con miles de parejas en todo el mundo dispuestos a invertir una gran fortuna para poder convertirse en padres y/o madres, la subrogación se ha convertido en un negocio muy lucrativo en los países en desarrollo. Las madres subrogadas camboyanas acostumbran a recibir alrededor de 9.000 euros para un proceso que podría costar entre 27.000 y 40.0000 euros en una economía de primer mundo.

“El Sudeste Asiático es atractivo para muchos porque los costes son significativamente inferiores en comparación con países occidentales como Grecia, Canadá o Estados Unidos”, expone a Equal Times Sam Everingham, director la firma especializada en subrogación Families Through Surrogacy, radicada en Australia.

Los proveedores de servicios que trabajan exclusivamente en Camboya ahora están buscando destinos alternativos. Entre las opciones se encuentra enviar los embriones a países vecinos como Laos o Malasia, para someterse a una futura gestación o como “medida de emergencia” para continuar con el proceso. “Entiendo que los cambios repentinos en Camboya pueden haber atrapado a algunos clientes allí”, explica Bill Houghton, fundador de la empresa Sensible Surrogacy, con sede en Estados Unidos, a Equal Times.

Al menos dos clínicas de renombre abrieron en Vientián, la capital de Laos, tras el cambio de legislación en Tailandia. Los centros sanitarios que deseen seguir con este tipo de prestación en Camboya deberán solicitar ahora un permiso especial del Ministerio.