Cómo el diálogo social condujo al Premio Nobel de la Paz

Opinión

Crecí trabajando para una organización sindical.

Nuestra principal preocupación ha sido siempre reunir a sindicatos y actores sociales en nuestro país. Hemos atravesado altibajos y tenido problemas económicos.

Comparando nuestra situación con la de otros países que han experimentado tensiones y crisis, podíamos prever los peligros que amenazaban con crear divisiones internas.

Aprendimos de otros que tras las guerras y los conflictos, el diálogo es fundamental.

Después de la revolución surgieron graves conflictos e ideologías encontradas. De los insultos y amenazas se pasó incluso a asesinatos políticos. Estábamos sumamente preocupados por esta situación y por la manera en que estaba desarrollándose.

Comprendimos que si permitíamos que la violencia se impusiese, pronto resultaría extremadamente grave para nuestro pequeño país.

Tenemos que aprender de la historia y necesitamos prever el peligro.

Vimos que existían numerosos conflictos y serias diferencias que dividían los partidos políticos. Unos y otros adoptaron posturas radicales intransigentes y no buscaban el interés general.

Hubo ciertos intentos de integración, pero fracasaron. Decidimos entonces, en tanto que movimiento sindical, asumir nuestras responsabilidades. Consideramos que tenía que haber un partido neutral independiente, y que dicho partido tendría que ser merecedor de la confianza de toda la población.

Discutimos la situación con nuestros sindicatos y establecimos una hoja de ruta. Trabajamos con organizaciones de la sociedad civil y hablamos con distintos partidos políticos.

Les dijimos francamente que lo único que pretendían era controlar el país y a su población.

También afirmamos que existía un riesgo, puesto que ganase quien ganase, se encontraría liderando un país que no cuenta con las condiciones mínimas para sobrevivir.

Encontramos problemas, pero finalmente conseguimos convencer para superar los conflictos ideológicos y políticos. El consenso empezó a extenderse gradualmente – hasta que logramos sentar a la mesa de negociación a todos los partidos políticos del país.

Se llegó a una conclusión respecto a la adopción de una constitución. Conseguimos establecer instituciones como una comisión independiente para la organización de elecciones.

El diálogo es fundamental para gobernar los países. Las guerras y la confrontación solo conducen al desastre pero, como la historia ha demostrado, terminan desembocando en un diálogo.

Lo que hicimos fue asegurar que el diálogo en Túnez precediera al conflicto y anticipase posibles conflictos y violencia.

Al aceptar nuestro papel, conseguimos un diálogo, que abrió la vía de salida del conflicto.

Estamos en una región problemática, donde todavía no contamos con fuerzas con el espacio político necesario para emprender un diálogo y garantizar la paz.

Estoy convencido de que si juntamos nuestros esfuerzos, los sindicatos y la sociedad civil tenemos un papel clave que desempeñar. Es algo en lo que creo profundamente.

Si esto sucede, podemos evitar grandes catástrofes y promover la paz en el mundo.

El diálogo es esencial. Es la única manera de poner fin a situaciones de conflicto.

De otro modo, siempre habrá intereses particulares que provocarán conflictos. Algunas fuerzas fomentarán guerras civiles y milicias y les facilitarán los medios para actuar.

Algunos gobiernos, que afirman defender la democracia, al mismo tiempo fomentan y asisten a grupos terroristas. Lograr la paz mundial no es tarea fácil, porque depende de la justicia social.

La elección del Comité Noruego del Premio Nobel, al premiar el papel de los sindicatos para lograr la estabilidad y promover una solución pacífica en todo el mundo, reconoce también la importancia del diálogo social.

Durante algún tiempo, estaremos en la línea de mira e intentaremos aprovechar la ocasión para apuntar a los serios problemas que nos preocupan.

En primer lugar, tenemos una seria preocupación por los refugiados y todos aquellos que abandonan sus países.

En segundo lugar, y con toda urgencia, es necesario encontrar una solución humanitaria en relación con las guerras en Siria, Líbano, Iraq y otros países, y hallar la manera de eliminar las causas de esos conflictos.

Tenemos que poner fin al suministro de armas a milicias sanguinarias que han transformado países enteros en campos de batalla, con el objetivo de frenar la democratización.

En tercer lugar, tenemos que condenar las leyes adoptadas en los países del Golfo, que limitan las libertades y violan los derechos de los trabajadores.

Es posible conseguir un mundo mejor, especialmente si conseguimos reconciliar los intereses económicos y sociales.

Esperemos que podamos avanzar hacia la paz en todos los países.

Actuemos todos juntos para garantizar que los sindicatos tengan un papel que desempeñar, y que se consiga a través del diálogo.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.