El vanguardista hotel de Viena gestionado por refugiados cumple un año

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Un chic hotel situado a pocos minutos del parque de atracciones Prater de Viena se ha convertido en el lugar sorpresa para un innovador programa de trabajo para refugiados. El pasado mes de febrero la organización benéfica católica Caritas abrió en la capital austriaca el magdas HOTEL. Caritas quería formar a refugiados en el ámbito de la hostelería y los servicios de atención al cliente con el fin de que pudieran tener más posibilidades de acceder al mercado de trabajo.

El magdas celebra el 13 de febrero su primer aniversario. Este hotel de 88 habitaciones emplea actualmente a 30 trabajadores, dos tercios de los cuales fueron en el pasado solicitantes de asilo, mientras que la otra tercera parte son expertos procedentes de la industria hotelera. El conjunto del personal habla un total de más de 20 idiomas.

Gerhard Zwettler, Director del hotel, explica a Equal Times que, en tanto que empresa social, el principal objetivo del hotel es ayudar a los refugiados; pero, subvencionado inicialmente con financiación colectiva (crowdfunding) y un préstamo de 1,5 millones EUR (1,6 millones USD) de Caritas, no recibe donativos y también tiene que ser auto-sostenible.

“Es un negocio, aunque la maximización de los beneficios no es la idea principal”, dice. “La idea es ayudar a los refugiados a integrarse en el mercado laboral. Y encontrar el equilibrio adecuado entre ambas es todo un desafío”.

En Austria no está permitido que los solicitantes de asilo trabajen, de manera que los empleados de magdas son personas que ya han conseguido el estatus de refugiados. Muchos de ellos llevan años en Austria, incluso décadas, esperando una respuesta a su solicitud de asilo, y en algunos casos, trabajando ilegalmente.

Cuando finalmente obtienen un permiso de trabajo, les puede seguir resultando difícil encontrar un empleo debido a la falta de experiencia, a su baja autoestima o a la reticencia por parte de algunos empleadores.

Aquí es donde magdas – término derivado de la expresión alemana “Ich mag das”, que significa “me gusta” – entra en escena. “Queremos formarles, aportarles un nivel que les permita integrarse rápidamente en el mundo laboral”, explica Zwettler. Aunque los trabajadores reciben un salario correcto, “ya hay dos personas que han encontrado trabajos ‘mejores’. De eso se trata precisamente: de conseguir que se integren en el mercado de trabajo”.

Nicholas Isikhueme, de 37 años y procedente de Nigeria, empezó trabajando en el hotel en julio. Como llevaba 13 años viviendo en Austria, el personal de magdas le ayudó a empadronarse en la jefatura de policía, y, tras recibir un permiso de trabajo el año pasado, empezó a trabajar en el bar del hotel.

“La mayoría de nosotros – los refugiados – empezamos a trabajar sin experiencia. Aquí nos dan una formación: cómo hacer café, cómo tratar a los huéspedes y cómo dirigirse a ellos, cómo explicarles las cosas”, le indica a Equal Times, añadiendo con una sonrisa: “Los jefes tienen mucha paciencia”.

Explica que hay gente que ya se ha ido a trabajar a otra parte. “Una persona ha conseguido trabajo en otro hotel. Con las competencias que adquirió aquí, le va a ir muy bien”, dice. “Yo me quiero quedar, pero todo depende de lo que diga el jefe. Me daría pena marcharme, pero tendría la seguridad en mi mismo que magdas me ha ayudado a desarrollar”.

 
La integración es clave

La integración entre la población local y el personal es también un factor fundamental de la filosofía en la que se basa este proyecto. Además de sus 88 habitaciones, un restaurante, una biblioteca y un bar, el hotel presenta con regularidad actos culturales y musicales, y colabora con guarderías y universidades locales – ofreciendo por ejemplo una habitación a un estudiante que va a la Universidad de Artes Aplicadas, que se encuentra cerca del hotel.

“Queremos establecer un lugar donde la gente pueda reunirse”, explica Zwettler.

Para ayudar a mejorar las posibilidades de los refugiados de encontrar trabajo en otro sitio, magdas también organiza clases de alemán y de informática. El mes pasado algunos de los empleados estuvieron tres días trabajando en diversos restaurantes del distrito turístico de Viena para que pudieran recibir comentarios y consejos por parte del tipo de personas que podría contratarles en el futuro. “Fue muy agradable”, dice Isikhueme, que participó en el programa. “Recibí buenos comentarios”.

Aunque el hotel es célebre por su labor de ayuda a los refugiados enfocada a facilitar su integración en el mundo laboral, la directora de marketing Sarah Barci explica que aproximadamente el 50% de sus huéspedes desconocen el concepto de magdas cuando hacen sus reservas a través de sitios web de comparación de hoteles.

“Es estupendo, porque eso demuestra que el hotel es un buen lugar para alojarse”, dice mientras presenta algunas de sus habitaciones kitsch, desiguales, decoradas con muebles reaprovechados de la época en la que el edificio había sido residencia de mayores.

Combinado con el trabajo de estudiantes de arte locales, el resultado es un moderno hotel con encanto en el que el hecho de que únicamente los retratos del personal decoren la recepción sugiere que allí las cosas son distintas.

El año pasado registró una capacidad media del 60%, que alcanzó el 80% a finales de año. Barci se muestra prudentemente optimista respecto al futuro del hotel. “No está mal si se tiene en cuenta que no disponíamos del presupuesto para hacer mucho marketing”, explica. “Pero tampoco es suficiente; tiene que seguir aumentando este año”.

Es fundamental poder demostrar a lo largo de los próximos años que el concepto funciona, puesto que el proyecto del magdas HOTEL sólo está previsto que dure cinco años. Zwettler dice que en ese tiempo quieren animar a otros hoteles a que traten de poner en marcha iniciativas parecidas.

“Nos gustaría promover el hotel como una ‘fuente abierta’”, explica. “Tenemos un equipo estupendo que está dando a conocer el proyecto y estudiando cómo podría funcionar en otros lugares. Queremos demostrar a otros hoteles que ellos también pueden dar a los refugiados la oportunidad de integrarse.”