En América Latina, Prosegur quiere acabar con los sindicatos

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“Te vamos a matar”. El pasado 21 de marzo, José Antonio Marchant, delegado sindical en Prosegur Chile, fue agredido con una barra de hierro en su lugar de trabajo por dos individuos no identificados que lo estaban esperando. Siete meses más tarde y tras cinco meses de baja laboral, sigue en tratamiento psicológico.

¿La reacción de su empresa? “Nunca se preocuparon de tener noticias sobre mi estado, ni preguntaron cómo podían ayudarme”, explica el sindicalista, que tuvo que recibir 30 puntos de sutura.

Un caso entre muchos otros, que ilustra el malestar reinante desde 2013, entre los sindicatos y las filiales latinoamericanas de la empresa española de seguridad privada Prosegur.

La empresa, que ha declarado tener más de 155.000 empleados, está presente en más de 17 países de cuatro continentes. Realiza más del 60 % de su volumen de negocio en América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay).

Las organizaciones sindicales afiliadas a la Federación Sindical Internacional UNI Global Union denuncian numerosas violaciones de los derechos humanos, de los códigos laborales y del derecho de sindicalización.

Entrevistado por Equal Times, Benjamin Parton, Director Regional de Campañas y Sindicalización de UNI Américas, explica: “Se han producido amenazas de muerte, agresiones e incluso acusaciones de terrorismo contra los dirigentes sindicales. No hay ninguna prueba que vincule a Prosegur a todos estos hechos, pero la sucesión de casos resulta preocupante”.

En enero de 2014, Luis Cárdenas, responsable del sindicato Prosegur Perú, fue víctima de panfletos difamatorios en su contra, distribuidos en las instalaciones de la empresa donde trabajaba. La dirección no hizo nada al respecto. El 22 de agosto, cuando se dirigía a su trabajo, fue agredido en la calle por un desconocido. Prudente, prefirió no relacionar este ataque con su trabajo.

Con más de 500 afiliados entre sus 3.000 empleados, el sindicato establecido en 2013 se ha convertido en una fuerza a tener en cuenta en el seno de Prosegur Perú. Suficientemente importante como para conseguir la negociación de un convenio colectivo más ventajoso para los empleados a pesar de las reticencias de la empresa.

Pero para él, sigue quedando un largo camino por recorrer. “Las multinacionales extranjeras vienen a instalarse aquí porque piensan que la legislación laboral es más débil y que pueden vulnerarla como lo hace Prosegur, por ejemplo en relación con las horas de trabajo”.

 

Un calvario continental

Este es un problema bien conocido en Paraguay. En 2012, algunos empleados empezaban su jornada laboral a las 3 de la mañana y terminaban a las 21:00. Un elemento entre otros que les empujó a establecer el Sindicato de Trabajadores y Empleados de Prosegur Paraguay S.A. (Sitepropesa).

Ante la negativa por parte de la empresa de negociar un convenio colectivo, se convocó una huelga. Tras las promesas gubernamentales de mediación, los cerca de 400 huelguistas decidieron reincorporarse a sus puestos de trabajo.

Pero la dirección de Prosegur procedió con un despido colectivo de 327 de ellos. Eligio Britez Jara, portavoz de los trabajadores despedidos, explica a Equal Times: “Su objetivo era ‘acabar con el sindicato’, pero continuaremos la lucha desde fuera de la empresa. Hoy estamos a la espera de la decisión de justicia, pero resulta complicado. Prosegur tiene mucho poder”.

“Existe una clara voluntad de perseguir a los dirigentes sindicales en los distintos países, para que dejen de denunciar los abusos contra los derechos humanos y las condiciones de trabajo. Es por eso que UNI Global Union se ha movilizado”, señala Benjamin Parton.

La casa matriz de Prosegur en España no ha querido hacer ningún comentario respecto a los hechos señalados por los sindicatos.

En Colombia, la situación ha adquirido un cariz más personal y violento. En noviembre de 2014, Héctor Fabio Bermeo, miembro del sindicato Sintravalores, recibió un puñetazo de su superior.

En una entrevista concedida a Público, explica: “tras reclamar a mi superior la entrega de chalecos antibalas, éste se dirigió a la sala en la que me encontraba, cerró la puerta y me golpeó la cara”. Pero, según Prosegur, fue él quien agredió a su jefe de seguridad, por lo que le castigó con una suspensión de sueldo de tres días.

El 26 de octubre de 2015, Sintravalores y Prosegur anunciaron la firma de un convenio colectivo, poniendo fin a siete años de conflictos.

Adriana Rosenzvaig, secretaria regional de UNI Américas, expresó su satisfacción por esta victoria. Espera que abra la puerta para que se solucionen también otros graves problemas que tienen los sindicatos en la región, como en Paraguay, Chile y Perú.

 

This article has been translated from French.