¿Es la industria textil de Lesotho una ‘alternativa ética’?

Con poco más de dos millones de habitantes, el reino sudafricano de Lesotho es uno de los países más pequeños del mundo.

Esta nación de bajos ingresos ocupa actualmente el puesto 160 de entre los 187 del Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Sus trabajadores/as ganan un salario medio de 570 USD al año y alrededor del 42% de sus ciudadanos están desempleados.

Sin embargo, en los últimos ocho años, su industria textil y de confección de ropa ha crecido hasta convertirse en una de las mayores de África.

En su punto álgido en 2008, las exportaciones textiles de Lesotho alcanzaron un total de 340 millones USD.

En 2000, la aprobación de la Ley de crecimiento y oportunidades para África (AGOA) por parte del gobierno estadounidense ofreció a Lesotho (y a otros países involucrados) un acceso preferente al mercado de Estados Unidos.

Quince años después, la industria textil de Lesotho aporta un 20% del PIB nacional.
Asimismo, el 80% de la ropa de Lesotho se produce para grandes marcas estadounidenses como Gap, Levi Strauss y Wal-Mart.

Como resultado, el crecimiento de la industria textil en este país ha aportado diversos beneficios a los trabajadores/as en las fábricas.

Teboho Moeti, de 34 años, trabaja planchando a vapor interminables hileras de camisas vaqueras en la fábrica de Formosa en Maseru. Para Teboho, que viene de una pequeña aldea a unos 320 kilómetros de distancia, su trabajo es ‘un bien muy preciado’.

“No fui mucho al colegio, pero gano 420 USD todos los meses planchando camisas nuevas”, explica a Equal Times.

El salario de Teboho, que incluye primas y otras prestaciones, se encuentra muy por encima del salario mínimo sectorial de 92 USD al mes y demuestra que, en muchos aspectos, las condiciones en la industria textil de Lesotho son más favorables que en las de Asia.

En fábricas desde Camboya hasta Bangladesh, los trabajadores/as textiles se tienen que enfrentar a salarios bajos, condiciones laborales peligrosas, pocos derechos laborales y, en casos extremos, trabajo forzado y trabajo infantil.

En Lesotho, 40.000 trabajadores, en su mayoría mujeres, están empleados en unas 40 fábricas modernas y protegidos por una serie de leyes laborales.

“Cualquier menor de 18 años tiene prohibido trabajar en las fábricas textiles. Ni siquiera se les permite trabajar en la limpieza”, asegura Pilani Beletho, un inspector de fábricas de Lesotho.

Asimismo, Lesotho tiene una de las tasas más altas del mundo de infección por VIH (el 23,1% de la población adulta es seropositiva), lo cual ha afectado muy negativamente a los trabajadores/as textiles. Sin embargo, varias iniciativas, como la Apparel Lesotho Alliance to Fight AIDS (Alianza de la industria textil de Lesotho para luchar contra el sida), trabajan en la prevención y el tratamiento holístico de los trabajadores/as que viven con el VIH/sida.

 

Baja por maternidad

Aun así, los sindicatos resaltan otros asuntos relacionados con el mayor empleador del país en el sector privado.

Aunque la legislación laboral de Lesotho contempla disposiciones para los días de vacaciones, las bajas por enfermedad, las pensiones y las indemnizaciones por lesiones, estos derechos no siempre están garantizados.

Thabo Tshabalala, un enlace regional de la federación sindical IndustriAll en África, hace hincapié en el asunto de las bajas por maternidad, que constituyen un tema importante debido a la mano de obra en este sector: joven y principalmente formada por mujeres.

“Las trabajadoras embarazadas suelen perder sus puestos de trabajo”, afirma.

Muchas trabajadoras tienen que estar de pie durante todo el turno de nueve horas realizando tareas que exigen un gran esfuerzo físico. Esto a veces ocurre incluso cuando las trabajadoras están embarazadas.

Aunque las recientes enmiendas a la legislación laboral permiten a las trabajadoras embarazadas tomarse seis semanas de baja por maternidad, mucha gente no sabe que se han aprobado y solo se toman dos semanas.

Luego está el tema de los salarios.

“Sí, tenemos un salario mínimo [sectorial]. Pero esos 92 USD son una vergüenza. Es un salario de miseria”, denuncia Tshabalala

.

“Los trabajadores en China ganan más que en Lesotho”.

Y aunque en teoría la libertad sindical se respeta, a menudo existen grandes obstáculos relacionados con la afiliación a un sindicato.

Pepe [se negó a decirnos su verdadero nombre por miedo a posibles represalias] representaba a un trabajador cuyos dedos sufrieron quemaduras graves mientras operaba una plancha industrial para ropa.

“[Mis empleadores] me dijeron sin rodeos que eligiera entre mi trabajo y mi sindicato”, explicó a Equal Times.

Según el sindicato Lesotho Amalgamated Clothing and Textiles Workers Union, este tipo de intimidaciones explica en parte por qué tan solo el 58% de los trabajadores/as textiles lesothenses están representados por sindicatos.

La salud y la seguridad también siguen siendo un tema importante en las fábricas de ropa de Lesotho.

Debido a la elevada altitud del país, las temperaturas pueden ser muy bajas y los trabajadores/as suelen quejarse de que pasan frío en las fábricas.

“Necesitamos chaquetas y ropa de lana en invierno”, asegura Mzi Dakatho, una hilandera de algodón.

“Pero si nos quejamos demasiado, los supervisores a veces nos llaman ‘demonios’”.

Asimismo, los inspectores de trabajo han registrado otras graves infracciones en el ámbito de la salud y la seguridad: mala ventilación; salidas de incendio insuficientes; almacenamiento y uso indebido de productos químicos y tintes para la ropa; y grave carencia de mascarillas (necesarias para proteger a los trabajadores/as del polvo, humo y fibras).

 

Better Work Lesotho

Desde 2010, Better Work Lesotho, una iniciativa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Corporación Financiera Internacional (IFC), ha estado trabajando para mejorar las condiciones de los trabajadores/as en las fábricas, vigilando el cumplimiento de las normas laborales fundamentales de la OIT y de las leyes laborales nacionales, así como mejorando las relaciones entre los trabajadores/as y la dirección de las fábricas.

Hasta la fecha, Better Work Lesotho ha negociado inspecciones de salud y saneamiento con 22 fábricas de ropa del país.

El taiwanés Alex Jo Seng es el propietario de la fábrica Manuk Garment Embroidery Factory. Admite que: “Hasta que nos visitó Better Work Lesotho no sabía lo importantes que eran los simulacros de incendio y las inspecciones de las calderas.

Cuento con más de 300 trabajadores. Quiero ampliar las disposiciones de seguridad para mis trabajadores y trabajadoras. Incluso mis técnicos de Taiwán tienen que recibir cursos sobre ética y seguridad de los empleados”.

Pero aunque en principio los propietarios de las fábricas aceptan la importancia de cumplir las normas de seguridad, tienen muy claro cuáles son sus prioridades.

“Los beneficios son nuestra principal prioridad. Nada más”, afirma Zing Tor Weibo, ciudadano chino y director de exportaciones de una fábrica.

Como la AGOA vence a finales de este año, dichos beneficios pueden verse seriamente amenazados.

A los expertos les preocupa que Lesotho tenga dificultades para competir en el mercado mundial sin dicha ley. Como otros beneficiarios de la AGOA, Lesotho está presionando activamente a Estados Unidos para que amplíe el acuerdo otros 15 años.

Sin embargo, la AGOA no es ninguna panacea. También se han manifestado inquietudes acerca de que el comercio generado por la AGOA haya sido más beneficioso para los extranjeros que para los lugareños.

Todas las fábricas de ropa de Lesotho son propiedad de migrantes chinos o taiwaneses. Por tanto, los analistas se preguntan en qué medida estas inversiones han aportado realmente una auténtica transformación económica del país.

“Se trata de un triunfo muy frágil”, asegura Tshabalala. “Si se da una crisis económica en Lesotho como la que hemos visto en Grecia, los propietarios de estas fábricas podrían retirar su dinero fácilmente y regresar a sus países de origen”.

Pero en última instancia, el impulso económico que la AGOA ha dado a la economía de Lesotho ha sido crucial, admite. Sin esta ley, la industria textil de esta pequeña nación africana tendrá problemas para sobrevivir.

“Millones de dólares se agregarán en derechos de aduana a los zapatos y productos textiles procedentes de Lesotho, convirtiéndolos en artículos caros o imposibles de vender. Si no se renueva la AGOA en septiembre, los puestos de trabajo en Lesotho pueden verse afectados muy negativamente”.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.