Europa frente a su “trilema” de población

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Cada minuto nacen 280 seres humanos, 403.241 al día. La mayoría de estos recién nacidos toman su primera bocanada de aire en África o en Asia. Según un nuevo informe, la Tierra pasará de los 7.400 millones de habitantes que alberga hoy, a casi 10.000 millones de personas en el año 2050. La población africana se duplicará con creces, con mucha más rapidez de lo que se anticipaba.

Ante un perseverante declive de la tasa de natalidad europea y las presiones migratorias procedentes de zonas de conflicto y del mundo en desarrollo, estas nuevas cifras de población evidencian que la demografía se convertirá en un problema cada vez más acuciante para el continente.

La edición de 2016 del informe sobre la población mundial 2016 World Population Data Sheet, publicado por la oficina con sede en Washington DC Population Reference Bureau (PRB), recoge las estadísticas de población de 200 países. El informe prevé que la población total aumentará un tercio de aquí a 2050 y se espera que alcanzará los 10.000 millones de habitantes en 2053. El aumento, superior a las proyecciones de Naciones Unidas, se debe en parte al declive, más lento de lo esperado, de las tasas de natalidad de los países en desarrollo.

El estudio de PRB presenta también un seguimiento de los indicadores medioambientales y de sanidad, que ayudan a ilustrar cómo se gestiona en todo el mundo el equilibrio entre las necesidades humanas y los recursos naturales. Tomando nota de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el informe examina, además, las necesidades del Sur, donde varios países generan una migración neta.

Las últimas estadísticas revelan una rápida agudización de los múltiples problemas de descenso y envejecimiento demográfico que padece Europa. Entre los ocho países que registrarán un mayor descenso de población, según el PRB, tres son miembros de la Unión Europea, a saber: Rumanía, Polonia y España. De los diez países con menor tasa de natalidad del mundo, siete son europeos.

Alemania posee ya la menor tasa de natalidad del mundo, de acuerdo con el Instituto de Economía Internacional de Hamburgo (HWWI), con una media de 8.2 niños nacidos por mil habitantes. El estudio destaca, también, el caso de Rumanía, cuyos 20 millones habitantes se prevé que se reducirán a 14 millones en 2050, como consecuencia de las elevadas tasas de emigración y del mínimo índice de natalidad global, que ronda los 1.2 hijos por mujer. Los incentivos económicos ofrecidos en muchos países para aumentar el tamaño de las familias, se han quedado cortos.

 

Europa tocará techo y descenderá

El centro de estadísticas de la población de la UE, Eurostat, proyectó el año pasado que la población europea, hoy levemente por encima de los 508 millones de habitantes, alcanzará un punto máximo de 526 millones en 2050 y, a partir de ahí, comenzará su declive. En 2060, se reducirá de cuatro a dos el número de personas en edad de trabajar por cada residente en edad de jubilarse.

No obstante, a pesar de que reconocen la necesidad de contar con una mayor reserva de mano de obra, los gobiernos de la UE están expulsando a los trabajadores potenciales. Muchos países continúan restringiendo sus políticas migratorias como respuesta a la crisis de los refugiados y manteniendo fuera del país incluso a los profesionales más cualificados, que se han visto obligados a huir de la guerra.

Mikkel Barslund y Matthias Busse, coautores de un estudio elaborado para el Centro de Política Europea, radicado en Bruselas, consideran que Europa no maximiza todo el potencial que ofrece la movilidad de la mano de obra dentro de la UE. Afirman que Europa está subestimando por su cuenta y riesgo la necesidad de la movilidad laboral.

La UE debe adaptarse para “gestionar las tensiones inherentes al impulso hacia una integración económica más profunda, según disponen los Tratados; al celoso control –de los Estados miembros– del diseño del Estado del bienestar; y a las grandes diferencias iniciales en los niveles de ingresos”, argumentan.

Este “trilema” está socavando el sistema hasta tal punto, que sólo entre el 2% y el 3% de la ciudadanía de la UE reside en un Estado miembro distinto del propio, afirman Barslund y Busse. En parte por el temor a un entorno diferente, pero, también, porque las prestaciones sociales no son similares en toda la UE.

La reciente Conferencia Europea sobre Población, celebrada en Maguncia, Alemania, bajo el lema Cambios demográficos y consecuencias políticas, planteó este y otros problemas. Demógrafos del Instituto Internacional para el Análisis Aplicado de Sistemas (IIASA) y del Instituto Demográfico de Viena conocieron nuevos datos que dan más peso que antes a las repercusiones de los cambios en la esperanza de vida.

“Ha cambiado drásticamente la visión del envejecimiento en Europa”, afirma Sergei Scherbov, Director Adjunto del Programa de Población Mundial de la IIASA

Utilizando nuevas herramientas de medición, Scherbov y sus colegas descubrieron que los países de Europa oriental tienen la población con la tasa de envejecimiento más rápida de Europa, y no la lenta tasa de envejecimiento que indicaban los métodos tradicionales de investigación.

Scherbov explicó lo que, en su opinión, puede hacer Europa con cifras como las publicadas por PRB. El equipo de investigación concluyó que, si la UE no acepta inmigración alguna, su población se desplomará un 5,4% en 2050. Si acepta inmigración, se prevé un aumento de la población del 6,6% en toda la UE.

Investigadores como Scherbov creen, además, que no hay tiempo que perder. Según el PRB, 33 países en Europa y Asia tienen ya más pensionistas que personas de menos de 15 años.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.