“Grecia puede acabar completamente asfixiada”

 

El jueves, Grecia se paralizó cuando los sindicatos declararon una huelga general de 24 horas.

Al mismo tiempo que los trabajadores y trabajadoras protestaban en Atenas contra la nueva serie de recortes negociada entre el Gobierno griego y la llamada “troika” de prestamistas extranjeros, los líderes europeos debatían su respuesta a la crisis en una cumbre de dos días en Bruselas.

Según funcionarios de la UE, en las conclusiones de la cumbre no deben esperarse decisiones concretas sobre Grecia, sino simplemente “unas cuantas palabras de crítica”.

Además de los trabajadores/as del sector público y privado, otros profesionales como farmacéuticos, taxistas, empleados de la banca, abogados y otros funcionarios judiciales están uniendo sus fuerzas para protestar contra las nuevas medidas de austeridad y los recortes.

Ayer, la huelga de periodistas provocó un apagón informativo en todo el país.

El jueves, el transporte público también se paralizó, con servicios mínimos a lo largo del día, mientras que los servicios de ferry entre las islas griegas y los vuelos domésticos e internacionales también se suspendieron, pues los sindicatos de trabajadores marítimos y controladores aéreos también se declararon en huelga.

En una declaración conjunta, los sindicatos del sector público y privado – el ADEDY y el GSEE – pidieron a sus miembros que cerraran sus negocios y participaran en la huelga en protesta por la drástica reducción de ingresos, el aumento de impuestos y el considerable descenso de la demanda, que están destruyendo empresas y puestos de trabajo.

Según una portavoz del GSEE, ambos sindicatos convocaron manifestaciones públicas en ciudades de toda Grecia para “condenar las medidas de austeridad” y “dejar que se oiga la voz del pueblo y no la de los acreedores”.

“Si el Gobierno sigue adelante con su política y aprueba las nuevas medidas en el parlamento, nosotros seguiremos adelante con nuestra lucha”, añadió.

 

Los efectos de la crisis

La Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo exigen que se apliquen las nuevas medidas como condición para continuar con las ayudas económicas a Grecia a través de un enorme programa de rescate.

Dichas medidas han aumentado la desesperación y la ansiedad de los cuatro millones de trabajadores y trabajadoras griegos, cuyos dos mayores sindicatos (el ADEDY y el GSEE) representan a más de la mitad de la población.

“Los salarios, las pensiones y las prestaciones se han recortado una y otra vez a lo largo de dos años y medio. El ‘monstruo’ de la deuda y los déficits sigue siendo invencible y reclama constantemente nuevos sacrificios”, señalaron los sindicatos el mes pasado en una declaración conjunta.

Según las cifras oficiales publicadas a principios de este mes, el desempleo en Grecia ha alcanzado un récord histórico, con más de un cuarto de la población en edad laboral sin empleo.

Y lo que es aún peor: recientes informes del FMI calculan que la tasa total de desempleo llegará al 25,4% en el 2013, mientras que el desempleo juvenil se mantendrá por encima del 50%.

La economía griega lleva ya cinco años en recesión y se espera que la contracción acumulada del PIB supere el 25% entre el 2008 y el 2013.

El precio de la vivienda ha caído en picado entre el 20% y el 50%, mientras que las hipotecas morosas superan actualmente el 15%.

Los datos de la policía griega revelan un considerable aumento de los delitos con violencia, como los robos, los hurtos, las violaciones y los homicidios. Asimismo, la cifra de personas sin hogar ha aumentado en un 25% en dos años.

Miles de bloques de apartamentos, incluso en los barrios de clase media de Atenas, no tendrán calefacción este invierno, ya que los propietarios no pueden pagar el servicio.

Los hospitales carecen incluso de los suministros básicos. El Estado griego debe 6,7 mil millones de € a sus proveedores; estos, a su vez, no pueden pagar sus facturas ni a sus empleados/as.

Los bancos griegos han sufrido enormes pérdidas debido a la reciente reestructuración de la deuda y son incapaces de proporcionar créditos a la economía, que está a punto de entrar en una depresión en toda regla.

 

Se necesita más dinero

Con estas condiciones tan nefastas no resulta sorprendente que el Gobierno griego de coalición se esté preparando para enfrentarse a su segunda huelga general desde que salió elegido en junio.

En la enorme protesta y huelga general del mes pasado participaron decenas de miles de personas que salieron a la calle; algunas de ellas se vieron implicadas en violentos enfrentamientos con la policía.

Según un funcionario del ministerio griego de economía, si Grecia no recibe pronto el último préstamo de la UE/FMI, que asciende a 31,5 mil millones de € y que el país necesita desesperadamente para poder pagar las pensiones y los sueldos estatales, así como para recapitalizar a sus bancos en problemas, se espera que en algún momento del mes que viene se agoten totalmente sus reservas de efectivo.

A pesar de la aplicación de sucesivos paquetes de medidas de austeridad, los portavoces de la troika aseguran que Grecia sigue sin cumplir todas sus obligaciones de reforma y aún no ha completado la revisión, que constituye el pistoletazo de salida para el pago del siguiente préstamo.

El martes, el ministro de economía griego Giannis Stournaras realizó una dramática declaración en la que advirtió al Parlamento griego que si Grecia no recibía pronto el siguiente préstamo del rescate, el país se asfixiaría completamente.

Stournaras quiso subrayar que Grecia todavía tiene que recibir 90 mil millones de € del total de 240 mil millones de € del paquete de rescate.

“Si todo funciona de acuerdo con los planes, esta suma será suficiente. Si no, nada será suficiente”, añadió. Sin embargo, a principios de esta semana el Primer Ministro griego Antonis Samaras, que asistía a una conferencia del International Herald Tribune, pareció mucho más optimista sobre el futuro de la recuperación económica del país.

Manifestó estar convencido de que las nuevas medidas de austeridad serían las últimas para Grecia y de que en un año la economía griega volvería a ponerse en pie y constituiría un ejemplo de éxito.

En un tono similar, la troika emitió ayer un comunicado en el que afirmaba que las autoridades griegas y sus equipos de trabajo habían “acordado la mayor parte de las medidas centrales necesarias para restaurar el impulso reformista y allanar el camino para la conclusión de la revisión”.

“Las negociaciones sobre los elementos restantes continuarán desde las respectivas sedes y a través de representantes técnicos sobre el terreno con el fin de lograr un acuerdo completo durante los próximos días”.

Además, el martes un alto funcionario de la UE informó a varios periodistas en Bruselas, a condición de preservar su anonimato, de que existe “casi un consenso y una firme determinación entre los Gobiernos de la Eurozona para que Grecia siga formando parte de la Eurozona”.

Para los trabajadores y trabajadoras griegos, y sobre todo para los más de 1,2 millones de parados, esta imagen idílica que proponen Samaras y los eurócratas de Bruselas está tan alejada de su vida cotidiana como el planeta Marte.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.