¿Ha encontrado Costa de Marfil la respuesta a su problema de tala ilegal?

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A principios de los años 1960, Côte d’Ivoire contaba con aproximadamente 16 millones de hectáreas de bosque. Hoy en día no le quedan más que 2 millones de hectáreas, lo que convierte a este país en uno de los peores ejemplos de deforestación del mundo.

Los madereros ilegales de Côte d’Ivoire están arrasando las selvas vírgenes para responder a las demandas nacionales y de exportación, y para despejar también el camino al lucrativo cultivo de cacao.

En un informe de 2013, la agencia alemana para el desarrollo GIZ calculó que el valor del sector maderero formal ascendía a 108.000 millones de francos de África Central (CFA, lo que equivale a 176 millones USD). Aproximadamente el 90% de la madera es exportada al extranjero, principalmente a la UE, en forma de solado, contrachapado y troncos procedentes de plantaciones forestales de teca y cedrela odorata (cedro), entre otras variedades.

Por otra parte, el valor del sector maderero informal – que representa prácticamente la totalidad del mercado nacional – se estima asciende a 82.000 millones CFA (125 millones EUR).

La corrupción es parte del problema – son muchos los funcionarios que aceptan sobornos a todos los niveles de la cadena de suministro para autorizar la tala, el transporte y la venta de madera ilegal.

Pero el carbón producido y consumido localmente también ha desempeñado un papel importante en la destrucción de los bosques de Côte d’Ivoire, que tan importantes son para el ecosistema global.

“Los vendedores de carbón al borde de la carretera entre Abidján [la capital comercial] y Yamoussoukro [la capital política y administrativa] están a la vista de todo el mundo. Y lo mismo sucede con los camiones repletos de carbón que se dirigen a los almacenes. Prácticamente ninguno de ellos tiene los papeles necesarios para hacer eso”, explica a Equal Times Delphine Ahoussi, Presidenta de Malebi, una organización de mujeres dedicadas a la producción ecológica y venta de carbón.

“En la mayoría de los casos es ilegal”, afirma. “La policía o un agente del Ministerio de Medio Ambiente, Agua y Bosques podrían pararles, pero terminan sacándoles algo de dinero y les dejan que sigan su camino. El negocio continúa. La corrupción es parte integrante de este sistema”.

Vendido poco a poco por una plétora de pequeños comerciantes, el carbón es una de las principales fuentes de combustible para cocinar en Côte d’Ivoire. Además de mantener calientes las planchas de los ubicuos maquis (restaurantes callejeros), se calcula que un 47% de la población urbana lo utiliza para cocinar y otros usos domésticos, según un estudio realizado en 2002 por el Instituto Nacional de Estadística de Côte d’Ivoire, citado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

La cifra no sorprende a Ahoussi. “Cuando se utilizan hornos de gas, muchos de los platos típicos no saben igual. Hay que cocinarlos con carbón”, subraya.

Pero no es sólo cuestión de gusto culinario. El precio del gas (2.000 CFA/3,28 USD por una bombona de 6 kg) continúa siendo prohibitivo en Cote d’Ivoire, donde el 46% de sus 22 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial. Además, en las zonas rurales resulta difícil disponer de un abastecimiento de gas seguro y de bombonas de gas en buen estado.

La flagrante desatención de la demanda doméstica de carbón, leña y madera ha estimulado y mantenido el mercado negro a lo largo de seis décadas. Las aduanas marfileñas registraron 360,000 toneladas de productos exportados en 2011, lo que representa el 90% de toda la producción formal y legal.

El restante 10% a nadie le basta – menos aún a los carpinteros a pequeña escala del país.

“Nosotros, los artesanos, nos vemos obligados a recurrir al mercado negro porque nuestra materia prima escasea en el mercado legal. Alrededor del 20% de la madera de por aquí tiene procedencia ilegal”, explica a Equal Times Guei Serafin, Secretario General de GAMBI, una asociación de carpinteros con sede en Abidján.

 

Líder mundial de la deforestación

Sin embargo, sólo una pequeña fracción de esta pérdida puede atribuirse al mercado negro del carbón.

Ake Jerome, Director del Registro de la Propiedad en el Ministerio de Medio Ambiente, Agua y Bosques, explica a Equal Times: “El 75% de la deforestación procede de la transformación de los bosques en campos de cacao”.

Côte d’Ivoire es el mayor productor mundial de cacao, cuyas exportaciones representan el 15% del PIB del país, según el Ministro de Agricultura marfileño.

La urbanización no planificada, las conflictivas leyes sobre la propiedad de la tierra, el crecimiento de la población y la falta de una política de reforestación viable son factores que han contribuido a agravar la situación.

Para ayudar a solucionar el problema, Ahoussi creó en 2004 Malebi, una organización que ha desarrollado un modelo comercial conforme al cual la producción de carbón y la reforestación se llevan a cabo al mismo tiempo.

Malebi estableció a partir de 2011 una asociación con Sodefor, una agencia del Gobierno marfileño encargada de gestionar los bosques protegidos, con el objetivo de hacerse cargo de 4.500 hectáreas de reserva forestal. Utilizan madera para producir carbón pero, con el apoyo de la comunidad local, también reforestan cinco hectáreas de bosque cada cinco años.

“Es fundamental proveer la materia prima a los productores de carbón, porque de lo contrario se las arreglarán para conseguirla por medios informales”, dice Ahoussi.

Ahoussi cree que si su estrategia se despliega a escala nacional, se logrará sacar a muchas personas de la economía informal. Incluso el PNUD respaldó este sistema en un estudio realizado en 2014 sobre cadenas de suministro de carbón sostenibles en Cote d’Ivoire.

Pero, si bien las medidas de este tipo son sumamente necesarias, es verdad que por sí solas no van a conseguir que se solucione el problema.

Las autoridades marfileñas saben perfectamente cuánta falta hace que se produzca un cambio radical en la industria, después de tantas décadas de negligencia.

El Presidente marfileño Alassane Ouattara estableció el objetivo de aumentar la cantidad de zonas forestales en Côte d’Ivoire, para pasar del actual 10% al 20% de la masa de tierra del país.

Además, en 2013 entabló negociaciones con la Unión Europea sobre un Acuerdo de Asociación Voluntaria (AAV) a través de un Plan de Acción de la UE para la FLEGT (Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales).

El AAV, cuya ratificación está prevista para 2017, se ha propuesto garantizar la legalidad de la madera marfileña en el mercado europeo, regulando la sostenibilidad de la industria maderera y mejorando la gobernanza local en Côte d’Ivoire. Se quieren incluir en las negociaciones a todas las partes implicadas: la administración local, la sociedad civil, los jefes tradicionales y los grandes grupos industriales.

“Esto representa para Côte d’Ivoire una oportunidad para repensar su política de desarrollo y para intentar combinar la agricultura con los bosques a fin de lograr una gestión sostenible y saludable de las tierras y los recursos naturales”, Marta Brignone, Facilitadora de Negociaciones con Côte d’Ivoire de EU-FLEGT, explica a Equal Times.

Las negociaciones no incluyen el sector del carbón, pero en principio este se beneficiaría de un mercado mejor regulado. De momento, uno de los principales puntos conflictivos de las negociaciones parece ser las ideas relacionadas con el sector de la exportación.

“Quizás tengamos que establecer una cuota para la cantidad de madera que puede destinarse al mercado extranjero. De esta manera podremos encauzar más madera hacia el mercado local”, declara a Equal Times Arafan Haidara, del Comité Técnico de Negociaciones del Ministerio de Agua y Bosques.

Es difícil que las empresas industriales privadas del sector de la madera acojan favorablemente alguna restricción a sus negocios. Las ganancias se han venido reduciendo a lo largo de la última década como consecuencia del enrarecimiento de la madera marfileña y de la caída de la demanda europea desde la crisis económica de 2008.

El modelo de Malebi ofrece una posible solución: las empresas que exportan madera podrían recibir concesiones a largo plazo en zonas forestales.

“De esta manera, los actores de la industria podrán garantizar su fuente de abastecimiento, implementar la reforestación y mantener a raya la tala ilegal mejor de lo que suele hacerlo la Administración marfileña”, declara a Equal Times un consultor del sector de la madera que trabaja en Abidján.

La presión por el éxito es también considerable para la UE. En total ya ha ratificado seis AAV en el mundo. Pero, tras las firmas, una serie de conflictos imprevistos han impedido su aplicación en Ghana y en Camerún.

Mientras tanto, en Côte d’Ivoire, el futuro del cambio climático, la deforestación y la economía informal está en el aire.