Jesús Malverde, el santo de los pobres y narcos

Jesús Malverde, el santo de los pobres y narcos
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Para algunos, este santo tiene un pasado de bandido dadivoso. Los más excluidos le ven como un santo permisivo y cercano, un acompañante para enfrentar el día a día en zonas de violencia. También se le considera protector de los narcotraficantes. Para otros es, llanamente, un personaje que ni siquiera existió.

La leyenda urbana eleva la figura de Jesús Malverde a la de un Robin Hood mexicano. Se cuenta que a finales del siglo XIX robaba a los caciques ricos del estado de Sinaloa (en el norte de México) para repartir posteriormente el botín entre los más pobres. Fueron tantos los robos que el gobernador local ofreció una recompensa por su captura. En uno de tantos atracos Malverde fue herido de bala y se entregó.

Fue ahorcado el 3 de mayo de 1909, se prohibió darle sepultura y su cuerpo quedó colgado del árbol como castigo ejemplar. Con el tiempo, sus restos cayeron al suelo y los lugareños lo cubrieron, poco a poco, con piedras. Jesús Malverde fue entonces conocido como el bandido de los pobres.

La elevación de Jesús Malverde a santo de narcotraficantes se debe a su lugar de procedencia: Sinaloa, un estado que ha sido sede de varios de los cárteles de droga más relevantes en México. Pero no sólo. También se debe a la historia de Raymundo Escalante.

Entre los sinaloenses es conocida la historia de Julio Escalante y su hijo Raymundo. Dicen que cuando Julio se enteró de que su hijo estaba haciendo negocios con una banda rival lo mandó matar. Los sicarios lo hirieron de bala, pero Raymundo rezó a Malverde para salvar su vida, y, en lo que se considera obra y milagro del santo, Julio fue escuchado y salvado por un pescador.

Desde ese momento narcotraficantes de todos los niveles se dejan caer por la capilla de Malverde para pedirle protección. No han faltado los conocidos capos Rafael Caro Quintero, Amado Carrillo, alias Señor de los Cielos, ni seguidores de el Chapo.

Actualmente Jesús Malverde cuenta con numerosos seguidores y ostentosos altares distribuidos por toda la geografía mexicana. Y ha cruzado fronteras: Los Ángeles (California, Estados Unidos), y Cali (Colombia) también elevan altares en su nombre.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Colonia Doctores (Ciudad de México) alberga una sencilla capilla del santo Jesús Malverde. Al transitar por la calle Dr. Vértiz, sobre la banqueta (acera) en la que se emplaza la capilla, una vitrina iluminada día y noche, con las figuras de Jesús Malverde y una representación de la Santa Muerte –ambas a escala humana–, sorprende al viandante.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Para todos los que viven en un contexto de supervivencia diaria, dada la violencia o los escasos recursos con los que cuentan, un personaje como Jesús Malverde es percibido como alguien cercano y permisivo, a diferencia de los santos de la iglesia católica. Todos los días, en la calle Dr. Vértiz, abierta o cerrada la capilla, gente en automóviles llamativos o caminando se detiene frente a la imagen de Jesús Malverde para conversar con él o dejarle ofrendas.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Es el tercer día del mes, casi las ocho de la noche, Alicia Pulido, responsable de la capilla, saca a la banqueta dos fornidos maniquíes de 1,80m de altura. Se trata Jesús Malverde, vestido con pantalones negros ajustados, camisa blanca vaquera, su bigote delineado y su sombrero de norteño (al estilo de algunos habitantes del estado de Sinaloa).

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Cuando la capilla está abierta y uno se adentra en ella, lo primero que percibe es el olor a tabaco. En las mesas, paredes y altares hay escapularios, imágenes, estampas, “milagros” (objetos de fe que emplea la iglesia católica para sus santos, pero que aquí tienen un sello particular: la imagen de Malverde o de la Santa Muerte). Sus seguidores colocan, a modo de ofrenda, arreglos florales y manzanas, pero también cuadros, puros, cigarrillos, botellas de tequila o de wiski y dinero. A cambio piden abundancia para la casa y en los negocios.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Personas de todas las edades comienzan a reunirse en la capilla, algunos llevan figuras del santo Jesús Malverde como ofrenda, para agradecer o pedirle milagros. Los fieles de la Santa Muerte le hacen una misa cada primero y vigésimo quinto día del mes. A Jesús Malverde le consagran los días tercero y decimoséptimo de cada mes. Entonces se reúnen para orar, hacerle peticiones o agradecerle todo aquello que atribuyen a su intervención.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Alicia, con actitud desafiante y seria, se coloca a un lado del santo, instala un altavoz luminoso y anuncia el inicio de la misa.
Comienza entonces las oraciones con afirmaciones que los feligreses repiten (como si se tratara del rosario católico). Y entre cada rezo repiten frases como: “Jesús Malverde, ruega por nosotros; Jesús Malverde, escúchanos”.

 

Foto: Consuelo Pagaza, 09/2016

Al terminar la misa, algunos creyentes se acercan al santo para hacerle peticiones de todo tipo, incluso solicitarle milagros. Hombres y mujeres de todas las edades, en fila, frente a la imagen de Jesús Malverde, se persignan y aprovechan para platicar de tú a tú, y de la mano, con el santo.