Kenia apuesta por un programa de tutorías para captar jóvenes agricultores

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La agricultura es la columna vertebral de la economía de Kenia. Con un valor de miles de millones de dólares, asegura los medios de subsistencia de más del 80% de la población rural y representa el 65% de los ingresos totales de exportación del país, según el Instituto de Economía del Kenia.

Sin embargo, es un sector ignorado por la gran mayoría de la juventud que, pese a verse atrapada esencialmente en empleos informales, anhela la seguridad y el prestigio de los puestos de trabajo administrativos. Aunque no existe una cifra exacta del número de jóvenes kenianos que trabaja en la agricultura, un estudio realizado por el Programa de productividad agrícola de Kenia indicó que la edad promedio de los agricultores kenianos era de 53 años.

Como referencia, los datos muestran que es el África subsahariana la región que tiene la población más joven del mundo, con más del 70% de africanos menores de 30 años, conjuntamente con una de las tasas mundiales más altas de desempleo juvenil de larga duración (48,1% en 2014).

Ante esta situación, los organismos gubernamentales, las asociaciones de agricultores y las organizaciones no gubernamentales de Kenia intentan idear diversas maneras de alentar a los jóvenes kenianos a dedicarse a la agricultura.

Young Professionals for Agricultural Development (YPARD, Jóvenes Profesionales por el Desarrollo Agrícola), un movimiento internacional centrado en impulsar la participación de los jóvenes en la agricultura, ha identificado como enfoque clave la orientación o tutoría.

Como resultado, YPARD Kenia, en colaboración con Mujeres Africanas en Investigación Agrícola para el Desarrollo (AWARD), llevó a cabo recientemente un programa de tutoría de un año destinado a jóvenes agricultores.

Iniciado en junio de 2015, el Youth in Agriculture Pilot Mentoring Programme (Programa piloto de tutoría para la juventud en la agricultura) puso en relación a 15 jóvenes agricultores de ambos sexos con tutores del sector.

Michelle Kovacevic, coordinadora de tutoría de YPARD, afirma que es de crucial importancia que los gobiernos fomenten la participación de los jóvenes en la agricultura, pese a las dificultades. “Es increíblemente difícil acceder al crédito, poseer tierras, tener acceso a los mercados y costearse una formación. Por otra parte, las mujeres jóvenes que trabajan en la agricultura son víctimas de un estigma cultural. Sin embargo, si se cuenta con apoyo, las dificultades no parecen tan grandes”, comentó Kovacevic a Equal Times.

La coordinadora señala que el principal objetivo del programa es proporcionar a los jóvenes agricultores la oportunidad de interactuar con profesionales de alto nivel en el ámbito de la empresa, la investigación, los servicios de extensión y la tecnología de la comunicación de la información.

“El programa de tutoría se puso en marcha porque sabemos que hay millones de personas jóvenes con iniciativa que buscan apoyo y oportunidades para participar proactivamente en un desarrollo agrícola innovador y sostenible”, afirma.
Asimismo, señala que poner en conexión a los jóvenes que trabajan en la agricultura con profesionales que puedan asesorarlos de forma positiva, ayuda a los jóvenes agricultores, investigadores, empresarios, científicos y otros a desarrollar ideas, transmitir conocimientos y catalizar la colaboración multidisciplinaria.

Emmanuel Ngore, representante nacional keniano de YPARD, indica que la participación de los jóvenes en la agricultura todavía está muy lejos de cumplir las expectativas. “La política del Gobierno de Kenia, por ejemplo, estipula que un tercio de cada licitación pública ha de destinarse a la juventud. Sin embargo, esta política rara vez se cumple y son personas de mayor edad las que aprovechan las oportunidades”, explica.

Kovacevic observa que la rápida urbanización y los cambios climáticos forman parte del nuevo panorama mundial. Para hacer frente a este reto, se requiere de innovación entre regiones y entre generaciones. “El mundo necesita, ahora más que nunca, que la juventud participe de forma proactiva en la agricultura y contribuya a su desarrollo sostenible”, subraya.

 

El papel fundamental que ha de desempeñar la juventud

Durante el programa de tutoría, se enseñó a los jóvenes diversas prácticas y competencias sociales básicas que iban desde cómo registrar una empresa y cómo acceder a los mercados, hasta la resolución de conflictos y la colaboración en red.

Meshack Khisa, secretario general adjunto del sindicato keniano de trabajadores agrícolas y de plantaciones Kenya Plantation and Agricultural Workers Union (KPAWU), señala que existe un creciente reconocimiento del papel fundamental que desempeñan los jóvenes en el sector. Lo cual, añade, se refleja en el aumento de iniciativas públicas y de empresas privadas en apoyo a la participación de la juventud en la agricultura.

No obstante, observa, la mayoría de las empresas agrícolas juveniles se desarrolla en el sector informal no regulado, el cual representa el 60% de la economía de Kenia.

El resultado es, a juicio de Khisa, que muchas iniciativas experimentan dificultades tales como la no observancia de las medidas reglamentarias y la ausencia de estandarización de los productos y servicios. “Estamos estudiando la posibilidad de ayudar a los jóvenes agricultores a observar las normas establecidas alentándolos a abordar colectivamente las dificultades relacionadas con el cumplimiento de las normas laborales y satisfacer las necesidades del mercado”, explica.

Esther Ndichu, joven de poco más de 20 años y participante en el programa YPARD en la aglomeración rural de Kikuyu, en las afueras de Nairobi, afirma que se ha beneficiado enormemente del programa. Su explotación produce tomates y lechugas de invernadero y cuenta como personal fijo a un trabajador de tiempo completo y contrata hasta cuatro personas de manera ocasional.

“La tutoría es una forma ideal de impartir conocimientos a los agricultores. A diferencia de las jornadas sobre el terreno, donde los expertos pasan un tiempo limitado con los agricultores, [la tutoría] cubre todas las etapas de la producción agrícola”, señala Ndichu.

Cuando se le preguntó por qué trabaja en la agricultura un número tan reducido de jóvenes, explica que los insumos son costosos y la fluctuación del precio de los productos agrícolas desanima a muchos de sus compañeros. Asimismo, añade que la explotación por parte de los intermediarios debido a la falta de poder de negociación colectiva entre los jóvenes agricultores es otro escollo difícil de salvar.

Sin embargo, no se arrepiente de la profesión que ha elegido. “La agricultura es una actividad lucrativa. Ahora que cuento con los conocimientos profundos y la experiencia que obtuve de mi tutor, deseo transmitirlos a los futuros agricultores”, afirma, al tiempo que revela sus planes de abrir un segundo invernadero y orientar como tutora a otros productores agrícolas.

Entre los logros realizados por los participantes en este programa de tutoría se cuentan el establecimiento de cuatro empresas agrícolas, así como la adquisición de un capital inicial de 15.000 USD para el desarrollo de una aplicación. Kovacevic afirma que YPARD planea la tutoraría de 100 jóvenes más en Kenia el próximo año, antes de implementar el programa en Nigeria.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.