La crisis de la deuda incita a los nacionalistas puertorriqueños a aprovechar el viento a favor

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María de Lourdes Santiago, la única senadora independentista de Puerto Rico, recuerda cuando sus padres trataron de disuadirla de abandonar la idea de nacionalismo. Argumentaron que la independencia traería desempleo, crisis, pobreza y emigración.

“Pues bien, eso es precisamente lo que tenemos actualmente”, señala en una entrevista telefónica con Equal Times.

La crisis de la deuda de 72.000 millones de USD de la isla ha sacado a la luz los problemas históricos que rodean esta condición de “estado libre asociado” o, como la llaman los activistas independentistas, colonia.

El desempleo sobrepasa el 12% en Puerto Rico en comparación con una media nacional del 5,3%, un tercio de la isla recibe cupones de alimentos y la migración hacia el territorio continental de Estados Unidos aumenta de manera constante.

Sin embargo, esta situación ha venido gestándose desde hace tiempo. En 2006, un déficit presupuestario provocó el cierre temporal de la administración pública de la isla.

Con el fin de reducir gastos, se han despedido desde entonces veinte mil funcionarios públicos y los aumentos de las tasas universitarias provocaron huelgas estudiantiles en 2010 y 2011.

Para los activistas independentistas, es esta situación lo que ha colocado a Puerto Rico en el último lugar en la clasificación de calidad de vida en los Estados Unidos. La causa es su condición de estado libre asociado de EE.UU., lo que ha hecho imposible que la isla haga lo que todo Estado debe hacer para alcanzar la estabilidad económica.

Su normativa en materia de importación y exportación está estrechamente controlada por una ley estadounidense de hace un siglo que hace casi imposible ampliar su presencia en el mercado.

La manipulación de la moneda es inimaginable y un tribunal dictaminó recientemente que la isla no podía utilizar la protección por insolvencia para manejar la carga de su deuda.

Los nacionalistas están convencidos desde hace mucho tiempo que este orden insostenible se debe a la relación colonialista.

En una entrevista telefónica, Wilma Reverón Collazo, del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano describe la relación histórica entre la isla y el continente de la siguiente manera:

“Cuando [los EE.UU.] necesitaron azúcar, convirtieron la isla en planta azucarera. Cuando ya no necesitaron azúcar, abandonaron a su suerte estas plantaciones. Instalaron plantas manufactureras, pero cuando encontraban un lugar con una mano de obra más barata, se las llevaron allí. Nuestras empresas locales han sido completamente destruidas por las multinacionales, como Wal-Mart. Esta es la infraestructura del desarrollo económico de Puerto Rico, históricamente controlada por las decisiones de Estados Unidos en beneficio de Estados Unidos.”

El movimiento independentista gana popularidad

La senadora Santiago ha presentado un proyecto de ley que instaría al Gobierno de Estados Unidos a respetar el plebiscito de 2012, cuyo resultado indicó que el 54% de la isla deseaba modificar su estatus.

“Este plebiscito ha sido ignorado por el Congreso de Estados Unidos y por las autoridades locales”, señaló.

Sin embargo, la condición de Estado sigue siendo más popular -la independencia nunca ha obtenido más del 5% en los plebiscitos anteriores- aunque la senadora Santiago describe la adhesión a la Unión como una absoluta “perpetuación de la pobreza y la dependencia”.

Por otra parte, es poco probable que los republicanos estadounidenses acepten la idea de un nuevo Estado cuya mayoría no es blanca y lleva consigo una enorme carga de deuda.

La senadora Santiago también ve un cambio de generación. Los puertorriqueños de mayor edad recuerdan una época en la que defender la independencia era un delito, en la que muchas personas abiertamente nacionalistas fueron condenadas a largas penas de prisión, dejando la causa a los movimientos revolucionarios insurreccionales.

Actualmente, el nacionalismo ya no es un delito, y con la situación actual de la isla, que hace imposible abordar los problemas estructurales de Puerto Rico, la senadora Santiago y otros activistas independentistas creen que su causa puede resultar más atractiva para una población que anhela el cambio.

Y es posible que los EE.UU. ya no deseen luchar por conservar la isla por más tiempo; de hecho, podrían estar inclinados a no tener que lidiar más con esta isla endeudada.

El año pasado, Puerto Rico se comprometió a celebrar otro plebiscito en 2016.

“La situación se está encauzando por sí misma”, indica la senadora Santiago.

“La mesa ya está puesta, solo tenemos que reforzar nuestra presencia en Estados Unidos, no solamente por lo que está pasando en Puerto Rico y Estados Unidos, sino también en América Latina. El hecho de que Estados Unidos y Cuba hayan iniciado una nueva etapa de relaciones diplomáticas, y que Cuba es un aliado de la independencia de Puerto Rico, significa que nuestro aliado está ahora sentado en la misma mesa con los Estados Unidos. Estamos seguros de que Puerto Rico es un asunto del que deben haber hablado”.

“Las estrellas se están alineando a nuestro favor”, añadió.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.