La OIT más cerca de un convenio contra la violencia en el lugar de trabajo

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Jodi Evans, Coordinadora Adjunta de las Mujeres Trabajadoras del Transporte de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), ha escuchado numerosas historias terribles sobre violencia contra las mujeres trabajadoras en todo el mundo. Pero un ejemplo que destaca es el caso de un pasajero que desnudó y golpeó salvajemente a una cobradora de autobús, ofendido por haberle impedido subir al autobús por la puerta equivocada.

“Hay un elevado nivel de violencia en la sociedad india, y las mujeres que trabajan como cobradoras de autobús en el estado de Maharashtra se enfrentan a diario con abusos y en ocasiones formas extremas de violencia llegando incluso a la violación. De las entre 7.000 y 8.000 mujeres que trabajan en el sector, al menos la mitad ocupan puestos de alto riesgo y se ha registrado un elevado nivel de suicidios y abortos espontáneos”, indica a Equal Times.

Se trata tan solo de un escenario en un ancho mar de abusos y violencia que sufren los trabajadores y las trabajadoras en todo el mundo.

En respuesta a este problema, los sindicalistas han venido insistiendo desde hace varios años para que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adopte un convenio vinculante contra la violencia en el lugar de trabajo. A finales de 2015, la OIT finalmente anunciaría que en 2018 se incluirá en el orden del día un debate para la elaboración de dicho convenio.

La violencia en el lugar de trabajo puede adoptar diversas formas – desde maltrato físico incluyendo agresiones y homicidio, al acoso y la violencia sexual, hostigamiento e intimidación, o el abuso económico y financiero. En una declaración tras concluir el debate en la OIT, la portavoz de la CSI indicaba que: “Las mujeres resultan desproporcionalmente afectadas por la violencia en el trabajo. A partir de historias de trabajadoras tanto del sector privado como del público, sabemos que la violencia de género constituye un problema casi cotidiano en su vida laboral”.

Teniendo en cuenta lo generalizada que está la amenaza de violencia en el lugar de trabajo en el mundo entero, ¿por qué ha llevado tanto tiempo que este tema figurase en el orden del día del Consejo de Administración de la OIT? Raquel González, Directora de la Oficina de la CSI y Ginebra y Secretaria del Grupo de los Trabajadores del Consejo de Administración declaró a Equal Times que “algunos Estados miembros no veían la necesidad de una norma al respecto”, mientras que otros consideraban que “las normas internacionales existentes cubrían ya esta cuestión. Los empleadores no estaban a favor de un instrumento normativo por los motivos ideológicos habituales y no son favorables a que se impongan obligaciones internacionales”.

González piensa que la auténtica lucha que queda por delante tratará sobre el ámbito de cobertura de la norma, y sobre el hecho de si se tratará de un instrumento vinculante que imponga una obligación a los países que lo ratifiquen. Sus defensores quieren además asegurarse de que se establezca un panel de expertos encargado de examinar estas cuestiones.

Un aspecto controvertido es el hecho de que la CSI quiera también incluir apoyo para las víctimas de violencia doméstica y familiar en el nuevo instrumento, cuando muchos sindicatos no consideran que esta forma de violencia constituya una cuestión laboral.

 
Violencia doméstica

La central sindical Australian Council of Trade Unions (ACTU) constituye una notable excepción, tras haber logrado una importante victoria al conseguir que un millón de trabajadoras obtuviesen derecho a cierto tipo de baja remunerada para poder escapar a situaciones violentas.

Belinda Tkalcevic, Responsable Industrial de ACTU, indicó en declaraciones a Equal Times: “Nos llevó cierto tiempo comprender por qué [la violencia doméstica] es una cuestión laboral. Pero una vez entendimos que una de las principales razones por las que las mujeres permanecen atrapadas era financiera, supimos que teníamos que apoyarlas para que pudiesen salir de la situación de violencia, ayudarlas a proteger a sus hijos y conservar su empleo”.

Tkalcevic dice que el apoyo de los sindicatos a esta medida ha sido significativo. “No puede desestimarse el apoyo de los sindicatos en esto. Sin su apoyo, no habría sido posible”.

Evans está de acuerdo con la importancia de la acción sindical local, indicando a Equal Times: “Como mujeres y cobradoras de autobús sus vidas tenían muy poco valor. Durante el tiempo que llevamos trabajando con el sindicato [Maharashtra State Road Transport Union, que incluye Mumbai – nota de la redacción] varias mujeres se han quitado la vida. Es un drama evitable, y ahí donde [las trabajadoras] consideraban que sus vidas eran tristes y desesperadas, ahora vislumbran un rayo de esperanza”.

Este rayo de esperanza vino en forma de cambios en el sindicato, que cuenta ahora con más mujeres en cargos directivos, más mujeres trabajadoras, el apoyo de sus compañeros hombres, y la disponibilidad de espacios seguros donde hablar sobre sus experiencias. “Los hombres que son miembros del sindicatos ven ahora que las mujeres aportan valor al sindicato y [las mujeres] están demostrando sus méritos al sindicato en general”.

Además, el 25 de noviembre de 2015, se dio un paso más como parte de una campaña común –junto con ONG de mujeres, pasajeros y otros sindicatos del transporte– cuando más de 2.000 activistas tomaron parte en una marcha hasta las oficinas de la compañía en Mumbai, India. Fue la primera vez que se implicaron también sindicatos de pasajeros.

 
"Cultura de estampar sellos"

No obstante, Evans manifiesta algunas dudas respecto al ámbito de cobertura real de un convenio de la OIT, apuntando a la corrupción en los comités sobre acoso sexual que existen ya en algunas compañías. En lugar de escuchar las quejas sobre acoso sexual, muchas veces les quitan importancia. “Existe esta cultura de estampar sellos y aplicar las decisiones de forma corrupta. Pienso que corresponderá a las mujeres en los sindicatos utilizar esta norma como una herramienta más”.

González también tiene sus dudas, especialmente en cuanto al ámbito de cobertura y el formato de cualquier posible instrumento. “Movilizamos a nuestras afiliadas para que presionasen a sus Gobiernos en vísperas del debate y se ha conseguido mayor apoyo. Hemos ganado una victoria parcial, dando un paso en la buena dirección, pero todavía no hemos obtenido lo que queremos. Las centrales sindicales nacionales y todos nosotros hemos de continuar movilizados y presionar para conseguir un instrumento vinculante”.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.