La UE ha de afrontar los hechos: la austeridad en Grecia ha sido un desastre

Opinión

La crisis de la deuda griega que estalló en 2010 ha vuelto, y amenaza de nuevo la estabilidad de la eurozona.

Dos factores provocaron esta crisis. En primer lugar, el gasto desenfrenado tanto en el sector privado como en el público en Grecia durante el boom de los años 2000-2010, lo que dio lugar a unos niveles elevados e insostenibles de la deuda.

En segundo lugar, la concesión imprudente de préstamos a Grecia por parte de bancos del norte de la eurozona – los banqueros del norte no se plantearon en ningún momento si los griegos reembolsarían los préstamos o no.

La Unión Europea optó por resolver la crisis de la deuda castigando a los griegos y rescatando a los bancos del norte.

Se impuso a Grecia un programa de austeridad punitiva, los efectos del cual son patentes a presente en todo el país: una reducción del PIB de cerca del 25% desde 2010; un aumento del desempleo a un nivel que se remonta al de los años 1930; y el empobrecimiento de grandes sectores de la población griega.

Los bancos quedaron en gran medida impunes. En efecto, se llevó a cabo una reestructuración de la deuda griega orquestada por inversores privados.

Si bien algunos bancos pagaron el precio de los créditos excesivos concedidos en su día a Grecia, la mayoría se libraron de ello trasladando sus pérdidas griegas al sector público.

Esos bonos de deuda están ahora en manos de Gobiernos nacionales y del Banco Central Europeo. Y están decididos a recuperar su dinero, independientemente de las consecuencias que eso pueda tener para la población y el sistema político griego.

La versión oficial de este enfoque es que la estricta austeridad que le fue impuesta a la población griega era inevitable, y que tarde o temprano dará sus frutos.

¿Inevitable? Sí, por supuesto, si lo que se pretende es salvaguardar los intereses de los acreedores entonces sólo existe efectivamente una posibilidad: que los griegos paguen por todo.

¿Pero eso funcionará? Sí, por supuesto, si las medidas de austeridad se mantienen el tiempo suficiente, conseguirán generar excedentes y transferencias de recursos desde Grecia hacia el norte rico de la eurozona.

Sin embargo, esta versión de la historia no considera las agitaciones políticas desencadenadas por la miseria humana resultante de una austeridad tan estricta.

Los millones de personas que se ven sumidas en la miseria por los acreedores del norte de Europa no son sujetos pasivos.

No sólo protestan en las calles – algo que no les quita el sueño a los acreedores – sino que además votan por partidos políticos que les prometen una manera mejor de tratar de resolver el problema. Y estos son los partidos que quieren romper el orden político y social establecido.

 

Vivir en un globo

Resulta escandaloso ver que la élite política europea ha estado viviendo en un globo, sin haber tenido en cuenta las implicaciones políticas y sociales de los intensos programas de austeridad que impusieron en países como Grecia.

Esta élite política sigue sin haber aprendido la lección. Tras el anuncio de la celebración de nuevas elecciones en Grecia, la primera reacción del Ministro de Finanzas alemán fue que la disciplina tenía que seguir aplicándose rigurosamente.

¿Qué es lo que hay que hacer? Eso va a depender en gran medida de los resultados electorales en Grecia.

Syriza, el partido de la extrema izquierda, quiere reducir la intensidad de los programas de austeridad y negociar con las autoridades europeas una reestructuración de la deuda.

Es bastante sorprendente descubrir que estas demandas se fundamentan en un análisis correcto del problema griego. A pesar de la austeridad, que ha sido extraordinariamente intensa, la deuda pública griega ha aumentado, y en estos momentos supera el 170% del PIB.

La carga de esta deuda es tan grande que los futuros Gobiernos griegos no podrán seguir pagando los intereses asociados a la misma.

En lugar de negar esta realidad, los Ministros de Finanzas griegos deberían empezar a afrontarla.

Deberían empezar a pensar en cómo aligerar la carga de la deuda griega. Negar esta realidad es condenar a Grecia a muchos años más de miseria y alentar aún más a los movimientos políticos extremistas del país.

El riesgo que existe hoy es que los líderes políticos de la eurozona se nieguen a aliviar la carga de la deuda griega (y la de otros países de la periferia).

En tal caso será inevitable que se produzca una crisis fundamental en la eurozona. Aunque Syriza no triunfe en las próximas elecciones, los partidos extremistas acabarán imponiéndose en elecciones futuras, lo cual será sumamente perjudicial para la eurozona en general.

La historia nos enseña que después de una crisis de la deuda es preciso encontrar un equilibrio entre los intereses de los acreedores y de los deudores.

El enfoque unilateral que se ha adoptado en la eurozona, conforme al cual los deudores se han visto obligados a asumir todo el peso del ajuste, termina provocando casi siempre una revuelta de dichos deudores.

Esto ya ha empezado a producirse en Grecia. La única manera de detenerlo es que los acreedores se atrevan a afrontar esta realidad.

 

Este artículo fue inicialmente publicado en el blog Ivory Towers de Paul De Grauwe.

Este artículo ha sido traducido del inglés.