Los trabajadores mal pagados favorecen el boom de la construcción de Manila

Angelito Matiga, de 47 años, empleado en la construcción de casas de lujo en Cavite, a 14 kilómetros al sur de Manila, trabaja seis días a la semana y gana 7 USD (300 pesos) al día.

El sector de la construcción representa una contribución importante para la economía de Filipinas – 414.000 millones de pesos (9,4 millones USD) en 2014, según la Dirección Nacional de Estadística de Filipinas (PSA).

Este fuerte crecimiento, que alcanzó los 302.000 millones de pesos (6,86 millones USD) en 2011, se deriva de varios factores: las remesas por valor de millones de dólares que envían con regularidad al país los filipinos que trabajan en el extranjero (cuyas cifras alcanzaron en diciembre un máximo histórico de 26.900 millones USD, y gran parte de las cuales son inviertidas en proyectos de construcción); los bajos tipos de interés; y la demanda de mayor espacio para oficinas y viviendas como consecuencia de las necesidades de la creciente población del país.

Pero si bien la oferta de empleo sigue aumentando en la industria de la construcción, los salarios del sector no parecen acoplarse a esta tendencia.

La mayor parte de los 2,45 millones de trabajadores de la construcción del país continúan atrapados en la pobreza.

“La vida es difícil”, comenta a Equal Times Angelito, hombre casado y padre de cinco niños. “Al no tener un trabajo fijo me veo obligado a pedir dinero prestado a mis amigos para comprar comida”.

A pesar de los 15 años de experiencia que tiene en este trabajo, Angelito está considerado trabajador no cualificado por no tener el correspondiente certificado de la Dirección de Enseñanza y Capacitación Técnica (TESDA) de Filipinas, un órgano del Ministerio de Trabajo y Empleo.

Ese certificado profesional le ayudaría a conseguir el estatus de trabajador cualificado y, con ello, acceder a un trabajo mejor remunerado y más estable – tanto en su país como en el extranjero.

Pero al no tenerlo, Angelito depende de los contratos a corto plazo que consigue en el sector de la construcción. Cuando no hay trabajo en el sector, no le queda más remedio que aceptar cualquier trabajillo para poder sobrevivir.

Los trabajadores cualificados del sector de la construcción, como son los electricistas, los albañiles, los fontaneros y los carpinteros, ganan entre 450 y 650 pesos diarios (aproximadamente 10-15 USD).

La cifra de 30.230 trabajadores de la construcción evaluados y certificados por la TESDA en 2010 se disparó a 50.651 en 2012.

Pero los largos períodos de ausencia del trabajo necesarios para seguir un curso de formación, además de lo costoso que resulta, impiden a muchos trabajadores de la construcción cualificarse y tener la posibilidad de ganar más dinero.

 

Salud y seguridad

La cuestión de la salud y seguridad es también un problema en las obras de la construcción de todo el país.

Las empresas de subcontratación exigen a los trabajadores llevar indumentaria de protección para garantizar la seguridad en el trabajo, pero los gastos asociados se los descuentan a los trabajadores de su sueldo.

Con el rápido ritmo de desarrollo que está experimentando Filipinas, la seguridad se queda a menudo rezagada.

Por ejemplo, 14 trabajadores han perdido la vida en dos incidentes que se produjeron este año.

En cambio, según las cifras de la Association of Construction and Informal Workers (ACIW), entre enero y mayo de 2012 fallecieron 12 trabajadores.

El primer accidente de este año se produjo el 21 de enero en Bulacan, al norte de Manila, al derrumbarse el muro de un almacén situado en una obra. Doce trabajadores murieron, entre ellos un chico de 14 años.

La empresa de subcontratación, Hoclim Philippines, y su principal constructora Number One Golden Dragon Realty Corporation, fueron declaradas culpables de varios delitos, entre ellos operar sin permiso y contratar a un menor de edad.

Más tarde, el 4 de febrero, dos trabajadores de la construcción fallecieron al derrumbarse parte de una urbanización de 63 plantas en la ciudad de Taguig, Manila.

Ambos proyectos fueron suspendidos de inmediato.

El pésimo historial que tiene Filipinas en materia de seguridad laboral en la industria de la construcción se debe en gran medida a que las empresas no reúnen los requisitos exigidos por las normas del Ministerio de Trabajo y Empleo, y a que no se dispone tampoco de suficientes agentes para garantizar y supervisar el cumplimiento de las mismas.

El Instituto para el Desarrollo de la Salud y Seguridad en el Trabajo (IOHSAD) está haciendo presión para que se apruebe el proyecto de ley 4635, denominado Decreto sobre inspección de salud y seguridad y responsabilidad de los empleadores (Safety and Health Inspection and Employers’ Liability Decree, SHIELD).

El código laboral de Filipinas no contempla sanciones penales por incumplimiento de una serie de normas relativas a la salud y seguridad, pero este proyecto de ley impondría fuertes sanciones a quienes vulneren las leyes de salud y seguridad del país.

En la 3ª Conferencia Regional Asia/Pacífico de la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM) celebrada en Manila a principios de abril, se hizo un llamamiento a favor de la seguridad en el lugar de trabajo y a favor de unos salarios dignos para los trabajadores de la construcción.

“Aquí [en Filipinas] hay mucho dinamismo”, declaró a Equal Times el Presidente de la ICM Per-Olof Sjöö. “Pero el crecimiento económico del país debería beneficiar a los trabajadores de la construcción. Ese es el desafío que tiene que asumir Filipinas”, añadió.

La ICM también solicitó al Gobierno filipino garantizar la seguridad y los derechos de los trabajadores de la construcción en el extranjero.

El Ministerio de Trabajo y Empleo ha anunciado que se publicarán150.000 ofertas de empleo para ir a trabajar a Qatar durante el período previo a la Copa del Mundo de 2022.

Pero la ICM aconseja a los que buscan empleo que extremen las precauciones.
“En Qatar hay un ambiente muy hostil”, expresó Sjöö, refiriéndose al sistema de kafala que otorga a los empleadores el poder para retener el pasaporte de sus empleados.

Además, como los sindicatos están prohibidos, no hay forma de garantizar la seguridad de los trabajadores ni la protección de sus derechos.

La Oficina de la ICM para Asia y el Pacífico declaró a Equal Times que la única solución es que los trabajadores de la construcción filipinos, tanto en su país como en el extranjero, se afilien a un sindicato.

En estos momentos, menos del 1% de la mano de obra del sector de la construcción está afiliada a un sindicato.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.