Los trabajadores en las prisiones se organizan en Alemania

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Cuando Oliver Rast creó en mayo de 2014, junto con otro detenido, la organización de los trabajadores y trabajadoras en prisión GG-BO (Gefangener Gewerkschaft-Bundesweite Organisation ˗ Sindicato de detenidos/as-organización nacional), no pensaba que se desarrollaría tan rápidamente.

Al cabo de menos de un año, el sindicato cuenta con más de 400 afiliados/as. Tras cumplir su pena de tres años en septiembre de 2014, Oliver Rats mantiene su compromiso desde el exterior.

“Cuando llegué a la cárcel, me di cuenta de la falta de organización colectiva entre los detenidos. Ya había formado parte de organizaciones de trabajadores antes. Por lo tanto, el objetivo era establecer en la cárcel este compromiso sindical de base”.

La organización, nacida en una prisión de Berlín, ha encontrado rápidamente bases en todo el país. Actualmente está presente en unos 40 centros penitenciarios alemanes bajo la forma jurídica de asociación no registrada, que es la condición jurídica habitual de las organizaciones sindicales alemanas.

Alemania cuenta con 66.000 personas detenidas, prisión preventiva incluida. La gran mayoría trabaja.

Esto se debe a que en la mayoría de los estados-regiones alemanes el trabajo es obligatorio en la cárcel. Solamente cuatro regiones han suprimido esta obligación en los últimos años.

No es el caso de Berlín, donde cerca de tres cuartos de las personas detenidas trabajan, según la información obtenida por Equal Times del ministerio de Justicia del estado-región de Berlín.

Su salario, definido por ley, varía de 8 a 15 euros al día, es decir de 1,15 a 2,15 euros por hora. Se determina en función de las cualificaciones y la antigüedad.

Las cárceles pagan las cotizaciones de desempleo de estos salarios “y asumen los costes de la asistencia sanitaria”, añade la portavoz del ministerio, Claudia Engfeld.

Sin embargo, no se hace ninguna contribución a la jubilación por el trabajo realizado en la cárcel. Es una de las reivindicaciones principales del sindicato creado el año pasado.

"Para las penas largas, esta falta de contribución a la jubilación supone el camino garantizado a la pobreza en su vejez”, lamenta Oliver Rast.

Su organización reivindica también la aplicación en la cárcel del nuevo salario mínimo interprofesional de 8,50 euros brutos por hora en vigor en Alemania desde el 1 de enero de 2015.

"La cuestión del salario mínimo ha sido objeto de largos debates, pero el segmento del trabajo en prisión ha sido excluido totalmente de los mismos. Queremos incluir en los debates a las decenas de miles de trabajadores y trabajadoras detenidos”.

De manera más general, la organización GG-BO reivindica la equiparación de la condición del trabajador detenido con la condición válida para los trabajadores libres y en un entorno abierto.

 

Primeros contactos con los sindicatos del exterior

Estas demandas tienen pocas probabilidades de ser satisfechas por el momento porque la visión de las cosas del nuevo sindicato evidentemente no se corresponde con la de las autoridades.

“El trabajo de las personas detenidas no se puede comparar a las condiciones de trabajo fuera de la cárcel”, nos explica Engfeld.

Y añade: "El trabajo de los detenidos y detenidas sirve para su reinserción y su cualificación. Muchos de ellos tienen una formación incompleta, de modo que el trabajo en la cárcel sirve para ofrecerles nuevas oportunidades en el mercado de trabajo”.

Oliver Rast, librero de formación, trabajaba en la cárcel en la fabricación de material de oficina para la administración regional. Otros fabrican, por ejemplo, muebles o piezas de repuesto para la industria.

Para la nueva organización, el desafío es establecer relaciones en el exterior de las cárceles.

Algunos grupos sindicales de base, como el comité de parados de la confederación de servicios ver.di y el grupo de estudiantes del sindicato de la educación GEW, han manifestado su solidaridad.

“También nos reunimos en diciembre con el vicepresidente de la sección berlinesa del sindicato de servicios”, cuenta Oliver Rast.

“Tendremos otras reuniones más adelante. Existen obviamente reservas y miedos”.
Mientras tanto, el número de detenidos miembros de la organización continúa aumentando.

 

Este artículo ha sido traducido del francés.