Médicos y pacientes en Rusia luchan por resucitar el sistema de sanidad moribundo

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Las autoridades rusas revocarán una serie de medidas polémicas para reducir costes tras protestas, interrupción del trabajo e incluso huelgas de hambre llevadas a cabo por parte del acosado personal sanitario.

Se han anulado numerosos cierres de hospitales propuestos y las autoridades prometen aumentar la cantidad que se pagará a algunos de los 14.000 profesionales médicos que perderán sus puestos entre 2015 y 2017 solamente en Moscú como consecuencia de medidas de “optimización”.

Sin embargo, el gobierno promete que continuará lo que describe como un intento de modernizar el sistema de asistencia sanitaria de la era soviética de Rusia, así como de reducir costes y hacerlo más asequible a las personas corrientes.

La asistencia sanitaria en Rusia es gratuita bajo un plan de seguro médico obligatorio, pero durante los últimos cinco años, el sistema de asistencia sanitaria de Rusia ha sido saqueado por despidos masivos.

Solo en Moscú, unos 9.500 profesionales sanitarios fueron despedidos en 2014. Se estima que la cifra nacional asciende a 90.000.

En lo que respecta a hospitales y clínicas, según el Moscow Times, entre 2005 y 2013 “el número de instalaciones sanitarias en áreas rurales disminuyó en 75% de 8.249 a 2.085. Ese número incluye una reducción del 95% del número de hospitales de distrito, de 2.631 a solo 124, y una disminución de 65% en el número de centros de salud locales, de 7.404 a 2.561”.

El personal se queja de la escasez de personal, el aumento de horas extra y el estrés para los empleados y empleadas que quedan, lo cual, a su vez, ha planteado dudas acerca de la disponibilidad y la calidad de la atención sanitaria.

Lo que es más preocupante, se cree que estos recortes masivos de puestos de trabajo han tenido un impacto devastador en las tasas de mortalidad. Según la Cámara de Auditoría de Rusia, 18.000 muertes en hospitales tuvieron que ver con los recortes.

“La reforma tiene solamente un objetivo: destruir la asistencia sanitaria gratuita”, dice Simon Halperin, un neurólogo que participó activamente en las protestas contra la reforma en Moscú. “Es imposible declarar un hospital ineficaz basándose en cuánto dinero aporta una cama al establecimiento. Ningún médico profesional emplearía un criterio como este al tomar la decisión de cerrar una institución médica".

 

Reacción negativa ante los “médicos por Skype”

Ante las crecientes críticas, el gobierno ruso ha defendido sus medidas, señalando que el crecimiento y el envejecimiento de la población en todo el mundo están dando lugar al aumento de los costes de la asistencia médica mundialmente.

Sin embargo, los recortes de la asistencia sanitaria en todo el país y la propuesta de la Ministra de Sanidad, Veronika Skvortsova, de sustituir el personal local por “médicos por Skype” en regiones donde incluso los teléfonos móviles son escasos se han vuelto en su contra.

El punto de inflexión ocurrió en primavera de 2013 cuando una protesta sirvió de modelo para acciones posteriores. Trabajadores y miembros del Sindicato interregional de trabajadores médicos, también conocido como Deystviye, en diferentes policlínicas para niños en Izhevsk, capital de la República de Udmurtia, en la Federación de Rusia, realizaron una “huelga de celo” (los trabajadores hacen lo estrictamente necesario con el objetivo de causar una ralentización sin violar la ley o interrumpir la atención a los pacientes).

Debido a la escasez de personal y al aumento de pacientes, los médicos y enfermeros están trabajando entre 10 y 12 horas al día en lugar de las ocho horas estipuladas por ley. Además, las consultas de pacientes estaban siendo limitadas a 2-5 minutos, lo que resulta totalmente insuficiente.

“Antes de la huelga de celo, los médicos trabajábamos horas extra no remuneradas”, recuerda Ellina Ostanina, una pediatra que participó activamente en las acciones. “Empezamos la huelga de celo y obtuvimos resultados”, dice.

La acción colectiva, que duró casi tres meses y en la que participaron 40 médicos, dio lugar a una mejora de las condiciones de trabajo y una financiación regional y federal de más de 1.600 millones de rublos (23,8 millones de USD) para cubrir el pago de horas extra y aumentar los salarios y prestaciones de los trabajadores y trabajadoras sanitarios en Izhevsk.

En 2014, el sindicato Deystvie, la Confederación rusa de sindicatos (KTR), el movimiento de médicos Pirogov, el grupo de protesta ‘Juntos por una medicina digna’ y otras organizaciones de la sociedad civil lanzaron una campaña pública amplia contra el derrumbamiento del sistema de atención sanitaria ruso.

Miles de médicos tomaron las calles de Moscú y otras 46 ciudades en todo el país para protestar contra el cierre de una serie de hospitales, centros de maternidad y departamentos especializados.

Para Boris Kravchenko, presidente de la KTR, estas protestas fueron el último recurso de trabajadores llevados al límite y solo pararán cuando las autoridades se muestren dispuestas a consultarles acerca de los cambios turbulentos que se están produciendo.

"Exigimos que se consideren todas nuestras solicitudes y que haya un debate público transparente de la estrategia y el contenido de la reforma", Kravchenko dijo entonces. "Antes de empezar conversaciones en profundidad, exigimos que se paralice el proceso de despidos masivos, que se invaliden las notificaciones de despido recibidas por los médicos y que se prevengan prácticas similares en otras regiones de Rusia".

 

Las autoridades dan marcha atrás

Cuando las autoridades de la ciudad comprendieron que era probable que las protestas se extendieran, revocaron la decisión de cerrar varios hospitales y clínicas y prometieron ofrecer mayores indemnizaciones a las personas despedidas: 500.000 rublos (7.400 USD) para los médicos y 300.000 rublos (4.400 USD) para los paramédicos y 200.000 rublos (2.900 USD) para los enfermeros.

En enero de 2015, delegados y funcionarios del gobierno de la ciudad de Moscú rápidamente comunicaron que habían conseguido sofocar el descontento provocado por las reformas. Según la oficina del alcalde, se habían emitido “órdenes de pago" para los médicos, por una suma total de 2.690 millones de rublos (40,1 millones de USD). Sin embargo, representantes de la comunidad médica dicen que en realidad la situación está lejos de estar resuelta.

El secretario ejecutivo del sindicato Deystvie, Andrey Konoval, dijo a los periodistas que la mayoría de los médicos “considera secundaria la compensación económica personal. Les preocupa el destino de las instituciones sanitarias, donde han pasado años de su vida profesional, el destino de los pacientes y el sistema de asistencia sanitaria en su conjunto”.

Sin embargo, incluso aquellos que han conseguido mantener sus puestos de trabajo tienen dificultades para seguir el ritmo del sistema recientemente ‘optimizado’. Yekaterina Chatskaya, una ginecóloga que trabaja en Moscú dijo: "La consulta de una mujer embarazada debería llevar 30-40 minutos. Ahora el sistema electrónico nos obliga automáticamente a programar consultas cada 15 minutos”.

“Durante este tiempo tengo que examinar a la paciente, rellenar todos los papeles, recetar el tratamiento y decir a la paciente cuáles son los siguientes pasos”. Dice que algunos médicos han recurrido a llevarse el trabajo a casa para dedicar más tiempo a sus pacientes.

Tras el despliegue de la “huelga de celo” en seis centros médicos de Moscú, el Ministerio de Sanidad ruso promulgó a finales de agosto de 2015 un decreto para garantizar el establecimiento de normas realistas para el tiempo de consultas de pacientes. Sin embargo, los críticos advierten que los decretos son una cosa y la aplicación otra muy diferente.

La situación actual es que tanto los profesionales de la salud como el gobierno han llegado a un punto muerto. Las autoridades de Moscú han lanzado más reformas en forma de “proyectos piloto” para reorganizar las clínicas de la ciudad pero los críticos se oponen a estas medidas alegando que solo llevarán a otro sistema de explotación laboral. Como consecuencia, se llevarán a cabo más protestas.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.