México: el debate sobre el salario mínimo resalta la creciente desigualdad

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Puede que la noticia de que México está planeando aumentar su salario mínimo haya captado el interés de todo el mundo, pero dentro del país el debate tiene más matices.

El alcalde de la Ciudad de México, Miguel Mancera, presentó una propuesta al gobierno federal para aumentar el salario mínimo a más de 6 USD a partir de enero de 2015, lo cual suscitó un debate nacional sobre la necesidad de hacer lo mismo en el resto del país.

A pesar de ser una de las potencias económicas de América Latina, México tiene uno de los salarios mínimos más bajos de la región: asciende a 67 pesos o alrededor de 5 USD al día.

Para comparar, EE.UU. ha propuesto aumentar el salario mínimo de 7,25 a 10,10 USD y el pasado mayo Suiza rechazó en un referéndum la imposición de un salario mínimo de 25 USD por hora.

En México, alrededor de 6,5 millones de trabajadores y trabajadoras (es decir, el 14% de la fuerza laboral) ganaría al menos un tipo de salario mínimo. El sistema mexicano clasifica el trabajo en 59 categorías diferentes, cada una de las cuales cuenta con unos niveles salariales específicos.

Sin embargo, la propuesta de aumento ha sido criticada por no incluir a los asalariados/as que reciben una cantidad superior al salario mínimo, pero que no es suficiente ni de lejos para cubrir el coste de la vida.

Asimismo, aseguran que esta medida solo sirve para resaltar la disparidad existente entre la élite del país que goza de una vida llena de lujos y el 45% de los mexicanos y mexicanas que viven por debajo del umbral de la pobreza.

“No estamos hablando de un aumento de los salarios en general. Esta propuesta es bastante limitada y no tendrá un impacto significativo, ya que solamente se aplicaría a los trabajadores que ganan un salario mínimo. El resto no saldrían beneficiados”, explicó a Equal Times Héctor de la Cueva, un investigador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).

Hoy en día, 4,43 millones de mexicanos/as ganan un salario mínimo, mientras que 2,12 millones ganan entre tres y cinco salarios para poder satisfacer las necesidades de su unidad doméstica.

Los servicios del gobierno y las multas se ajustan en base al salario mínimo; por tanto, el primer paso consistiría en desvincularlos y crear una nueva serie de indicadores.

El artículo 123 de la Constitución mexicana estipula que el salario de un trabajador deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de una unidad doméstica en el orden material, social y cultural. Sin embargo, a partir de 1976, los salarios mexicanos se han depreciado en un 71%.

Según el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), más de 10 millones de trabajadores y trabajadoras (el 19% de la fuerza laboral mexicana) no pueden comprar los 40 productos básicos incluidos en la canasta alimentaria recomendable, ya que sus ingresos son inferiores a dos salarios mínimos diarios (14 USD).

“La pérdida de ingresos se puede compensar con el aumento salarial, pero esta medida tiene que venir acompañada de otras políticas a largo plazo relacionadas con, por ejemplo, la producción alimentaria”, explicó a Equal Times David Lozano, profesor de economía de la UNAM.

México es una de las naciones más desiguales de América Latina.

Con una población total de 118 millones de habitantes, alrededor de 52 millones de personas viven en la pobreza.

Pero al mismo tiempo, México es el hogar de un número cada vez mayor de millonarios y de 16 multimillonarios, por no mencionar al hombre más rico del mundo: Carlos Slim.

El “Censo de multimillonarios” de 2014, publicado por la consultora Wealth-X y el banco suizo UBS, calcula que en el último año el número de millonarios en México aumentó de 22 a 27, con unos activos valorados en 160 mil millones USD, es decir, 32 mil millones USD más que el año anterior.

De la Cueva sugiere que el aumento salarial no se puede desvincular de un debate más amplio sobre el empleo, en especial en vista de la disminución de las oportunidades laborales y de la existencia de un sector informal donde están incluidos aproximadamente el 60% de todos los trabajadores/as mexicanos de una u otra forma.

“Existe una mayor incertidumbre con respecto a las prestaciones, la seguridad social y la estabilidad. Los salarios siguen disminuyendo y las oportunidades laborales son cada vez más precarias. Sin embargo, el número de millonarios sigue aumentando en un país polarizado entre un sector que acapara la riqueza y una amplia mayoría empobrecida. Dicho contraste es brutal”, aseguró.

Según Lozano, el empleo debería tratarse como un componente de la política económica, ya que “el empleo formal implica el acceso a la seguridad social, por ejemplo, y depende de su sostenibilidad a largo plazo”.