Organizaciones humanitarias afrontan crecientes presiones en Pakistán y Afganistán

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Si bien es cierto que se ocupan de las comunidades más vulnerables del mundo, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que trabajan en Pakistán y en Afganistán, en particular los organismos de ayuda internacional, están teniendo que afrontar presiones cada vez mayores.

A raíz de las duras medidas adoptadas en Pakistán por el Primer Ministro Nawaz Sharif para reforzar la lucha contra el terrorismo, más de 150 personas declaradas culpables de delitos relacionados con el terrorismo han sido condenadas a muerte éstos últimos meses.

Otro efecto secundario de su Plan de Acción Nacional ha sido el entorno cada vez más hostil para las ONG internacionales que operan en el país.

El 11 de junio, el Ministerio del Interior clausuró la oficina de Save the Children en Islamabad, ordenando a todos los empleados extranjeros que abandonaran el país en un plazo de 15 días.

No se dieron razones específicas al respecto, pero fueron acusados de “trabajar en contra de los intereses del país”.

Las fuerzas de seguridad pakistaníes habían acusado en el pasado a Save the Children de trabajar con el Dr. Shakil Afridi, un médico pakistaní que había estado implicado en el falso programa de vacunación establecido por la CIA con el objetivo de localizar a Osama Bin Laden.

Save the Children ha negado en todo momento que hubiera mantenido vínculos con el Dr. Afridi o con la CIA, pero el Ministro del Interior Chaudhry Nisar Ali Khan ha dicho que ninguna ONG que trabaje en contra de los intereses nacionales de Pakistán podría permanecer en el país.

“Las ONG que utilizan el apoyo y la financiación extranjera para implementar un programa extranjero en Pakistán deberían inquietarse, porque no les vamos a permitir trabajar”, declaró en una conferencia de prensa.

Su Administración estará a partir de ahora encargada del registro, el seguimiento y la acreditación de seguridad de las ONG en Pakistán, y todas ellas tendrán que renovar sus permisos de trabajo y sus contratos para finales de 2015.

Pero los grupos de la sociedad civil de Pakistán están aunando fuerzas para combatir las “difamaciones” contra las ONG nacionales e internacionales.

El Pakistan Civil Society Forum (PCSF) rechaza categóricamente las alegaciones de Ali Khan, según las cuales las ONG podrían estar vinculadas con actividades contrarias a los intereses del Estado y financiadas por la India, Israel y los Estados Unidos.

“Esas declaraciones son una incitación al odio puesto que pueden promover la violencia contra las ONG y poner en peligro la vida de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras de ONG en diversos puntos de Pakistán”, ha expresado en una declaración un portavoz del PCSF.

Zohra Yousuf, Presidenta de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP, por sus siglas en inglés) declaró a Equal Times que las recientes iniciativas en contra de las ONG habían sido diseñadas para obligar a los donantes extranjeros a enviar fondos a través de sus propios conductos, en lugar de hacerlo a través de las ONG.

En un país donde la protección social es prácticamente inexistente, donde más del 60% de la población vive con menos de 2 dólares al día y donde las catástrofes naturales y las situaciones de emergencia vinculadas al cambio climático se están volviendo cada vez más frecuentes, las ONG tratan de subsanar los enormes vacíos que ha dejado el Gobierno en los servicios sociales.

Yousuf afirma que la ofensiva está también impulsada por el deseo del Gobierno de reprimir las críticas.

“Las ONG están ocupándose cada vez más de cuestiones relacionadas con las violaciones de los derechos – como por ejemplo el alto índice de ejecuciones o de desapariciones en Beluchistán y en otros puntos del país. Las medidas propuestas y adoptadas por el Gobierno no son sino tentativas para silenciarlas”.

 

La misma cuestión, dimensiones distintas

En el vecino Afganistán, las organizaciones humanitarias extranjeras y las asociaciones locales del bienestar social que dependen de la asistencia de países extranjeros, se están viendo sometidas a crecientes ataques por parte de militantes.

El 3 de junio, la organización humanitaria checa People in Need (PIN) suspendió todas sus actividades en Afganistán después de que varios hombres armados mataran a nueve de sus empleados en la ciudad de Mazar-e-Sharif, al norte del país.

“Este incidente es la mayor tragedia en la historia de la PIN”, dijo la organización benéfica en una declaración

“En el contexto del persistente conflicto armado en Afganistán, rara vez se producían ataques específicos contra organizaciones humanitarias. Sin embargo estos últimos años la situación de seguridad se ha deteriorado y el personal de ayuda humanitaria está siendo cada vez más un blanco directo, de manera que Afganistán ha pasado a ser uno de los países más peligrosos para trabajar”, añadió.

Según ACBAR, la organización coordinadora de las ONG que trabajan en Afganistán, 26 trabajadores de la ayuda humanitaria han sido asesinados desde enero de 2015, otros 17 han resultado heridos y 40 han sido secuestrados.

Alexey Yusupov, Director nacional de la fundación alemana Friedrich Ebert Stiftung (FES) declaró a Equal Times que, después de que se redujera la presencia militar internacional en el país, la denominada “oposición armada” (término utilizado para describir a los talibanes y otros grupos militantes) estaba dirigiendo cada vez más sus ataques contra “blancos fáciles”.

El deterioro de la situación de seguridad ha generado también una crisis de financiación para las ONG locales, dado que el seguimiento de los proyectos se ha vuelto más difícil.

Pero Yusupov considera que esta situación tan complicada puede desembocar en algo positivo.

“La distancia entre las ambiciones y la realidad podría subsanarse con programas y acciones más adecuadas a las necesidades de la sociedad afgana”, dice.

“Esperamos que se logren nuevos progresos en la reconciliación y en las negociaciones de paz, y que seguidamente los países vecinos de Afganistán se comprometan a nivel regional a aprovechar el potencial de este país, en lugar de utilizarlo para atacarse entre ellos”, concluye.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.