Somalia: periodistas y sindicalistas se enfrentan a una violencia creciente y más abusos

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Sagal Salad Osman, de 24 años, trabajaba como presentadora y productora para el canal estatal Somali National Television (SNTV) y la emisora estatal Radio Mogadishu. Un día a principios de mayo, se encontraba cerca de la Universidad de Mogadiscio, donde estudiaba, cuando dos hombres armados con pistolas le dispararon.

Se trata de la segunda mujer periodista (de la emisora de radio) asesinada desde diciembre de 2015; en ese mismo mes, uno de los principales dirigentes sindicales de Somalia escapó de un intento de asesinato.

En un Estado fallido que lucha por reconstruirse y donde los militantes de Al Shabab controlan una gran parte del país y causan estragos en otras partes, los periodistas y sindicalistas son víctimas de la violencia e intimidaciones, tanto por parte de los insurgentes como del Gobierno del presidente Hassan Sheikh Mohamud.

El 29 de diciembre de 2015, Omar Faruk Osman, secretario general de la Federación de Sindicatos Somalíes (FESTU), secretario general del Sindicato Nacional de Periodistas Somalíes (NUSOJ) y miembro recién nombrado del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), salió ileso de un tiroteo desde un vehículo en el que resultaron heridas otras tres personas. FESTU, la central sindical nacional, es una afiliada de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y ha sido la defensora principal de los derechos humanos y sindicales en el país devastado por la guerra.

En noviembre de 2015, el Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió una decisión histórica en la que denunciaba al Gobierno federal de Somalia por su intimidación a sindicalistas, su injerencia en los asuntos democráticos internos de los sindicatos y su imposición de individuos ajenos al sindicato como dirigentes de sindicatos existentes, entre otras cosas.

“Este fallo fue una victoria fantástica para NUSOJ y el movimiento sindical somalí en general”, dijo Omar Faruk Osman a Equal Times.“El informe respaldaba las afirmaciones de nuestro sindicato, ya que la OIT descubrió injerencias en las actividades sindicales. Esto constituye una violación de la libertad sindical y de circulación y de los Convenios de la OIT y se trata de un intento de negarnos el derecho de existir como sindicato libre e independiente no controlado por el Gobierno. Es muy importante”.

Un mes después de que la OIT emitiera su decisión, Omar Faruk Osman fue víctima de un intento de asesinato. Justo un día antes del intento de callarlo a tiros había criticado públicamente una polémica ley sobre medios de comunicación aprobada por el parlamento somalí (calificándola de amenaza a la libertad de prensa y pidiendo al presidente que no la firmara).

Sindicatos de todo el mundo condenaron firmemente el ataque. La FIP dijo: “Este incidente terrible muestra el reto de crear un sindicato independiente y fuerte en un país destruido por 20 años de conflicto y en el que se viola a menudo la libertad de prensa”.

El presidente Mohamud finalmente firmó la ley en enero. Confiere poderes a los tribunales para obligar a los periodistas a revelar fuentes confidenciales, mina la independencia de la Comisión Somalí de Medios de Comunicación y obliga a todos los periodistas a tener un título universitario en periodismo y a estar registrados ante el Ministerio de Información. Lo que es peor, la ley da poder al Ministerio de Información para establecer un código deontológico profesional para los periodistas.

 

Aumento del acoso

En mayo, cuatro expertos en derechos humanos de la ONU hicieron una intervención conjunta sobre el aumento del acoso al que se somete a los sindicalistas en Somalia. Instaron al gobierno de Somalia a poner fin a la intimidación y las represalias contra los afiliados y dirigentes de los sindicatos independientes y a dejar de inmiscuirse en las actividades sindicales.

“Somalia no cumple sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y la situación para los sindicatos sigue deteriorándose a pesar de las recomendaciones específicas hechas por el Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo, que insta al gobierno somalí a abstenerse de toda injerencia en los sindicatos registrados en Somalia, en particular NUSOJ y FESTU”, dijeron los expertos.

Y eso a pesar de haber mejorado su posición, del puesto 172 en 2015 al 167 este año, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) y que informa sobre 180 países.

“En Somalia la libertad de información se ve afectada por el clima de corrupción, inseguridad y gran debilidad del gobierno central (…). Amenazados tanto por el gobierno como por la milicia islamista fundamentalista Al Shabab, los periodistas se encuentran atrapados entre fuegos cruzados”, dice el informe de RSF sobre el país.

“Quienes se niegan a autocensurarse son blanco de atentados de Al Shabab o sufren arrestos y detenciones arbitrarias; las autoridades somalíes también han orquestado cierres de medios de comunicación”.

Asimismo, los expertos en derechos humanos de la ONU señalaron que los dirigentes de FESTU y NUSOJ también han sido detenidos e interrogados frecuentemente en relación con sus actividades sindicales y sufren restricciones indebidas de viaje.

En un intento de negar a los afiliados a NUSOJ el derecho a reunirse libremente y ejercer sus derechos sindicales, el Gobierno disolvió la asamblea general de NUSOJ, que se había programado para el 13 y 14 de febrero de este año.

Durante ese mismo mes, el fiscal general del Estado intentó procesar penalmente a Omar Faruk Osman por cooperar con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).

 

Represalias

Sin embargo, tanto la condena como la represión continúan. En marzo de 2016, el Consejo de Administración de la OIT pidió al Gobierno somalí que “tome medidas inmediatas para dar efecto plenamente a sus recomendaciones de noviembre de 2015”. En una de sus recomendaciones se urge al Gobierno a que “tome las medidas necesarias para asegurar la protección y garantizar la seguridad de los dirigentes y los afiliados de la FESTU y el NUSOJ, y a que inicie una investigación judicial exhaustiva e independiente sobre los alegatos de actos de intimidación y amenazas de muerte de que son víctimas”.

En febrero de 2016, el ministerio de Trabajo exigió que las fuerzas de seguridad disolvieran un congreso de FESTU, que finalmente se celebró el 6 y 7 de abril sin ninguna perturbación (a pesar de los intentos del gobierno de organizar un “congreso alternativo de FESTU” el 6 de abril).

En mayo, los dueños y directivos de algunos medios de comunicación, con el apoyo del Ministerio de Información, organizaron una falsa asamblea general de NUSOJ, a la que no asistió ningún afiliado de NUSOJ.

Como los expertos en derechos humanos de la ONU observaron, parece que “la situación para los sindicatos continúa empeorando”. Sin embargo, Omar Faruk Osman insiste en que debe hacerse algo.

“Nos preocupa profundamente la confirmación pública y vergonzosa de que la represión de sindicatos en Somalia está orquestada y respaldada por el propio Gobierno”, dijo a Equal Times. “Este círculo vicioso de violaciones de los derechos se ve exacerbado por la impunidad y la mentalidad antisindical de nuestro Gobierno”.

Este artículo ha sido traducido del inglés.