Acabado a los 50 años: la discriminación por edad en los Países Bajos

Los responsables políticos rara vez discuten el impacto de la austeridad en las personas mayores de 50 años, sin embargo, en términos reales ningún otro grupo de edad se ha visto más seriamente afectado. En los Países Bajos, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras que han pasado años construyendo una carrera y un medio de vida así como ahorrando se encuentran despedidos como consecuencia de la crisis y se ven obligados a solicitar prestaciones sociales, una situación que desemboca en la pobreza.

Aun cuando el Gobierno ha estado analizando las repercusiones financieras del desempleo de larga duración en los trabajadores de mayor edad conforme la población envejece, rara vez se tiene en cuenta el costo humano que representa.

Tom* ronda los cincuenta años. Anteriormente se ocupaba de la formulación de políticas medioambientales en el Gobierno local, y se encuentra desempleado desde que perdió su empleo hace cinco años.

Ha recibido una nueva formación en responsabilidad corporativa y social, siguiendo un curso que incluyó prácticas en un puesto de trabajo durante seis meses. Tim hacía un trayecto de 220 kilómetros todos los días para realizar estas prácticas, pero al final de su período de ensayo no fue contratado. Ahora, carece de ingresos y ya se acabó sus ahorros, Tom se ha decidido a solicitar las prestaciones sociales, algo que había evitado hacer hasta ahora.

“Te tratan como a un delincuente, como si vivieras a costa de los contribuyentes. Se te ve como un perdedor, pero yo no elegí dejar mi trabajo. Nunca había conocido esta situación. Mi vida se ha convertido en una lucha constante”.

Las estadísticas demuestran que Tom no es el único. De las 447.000 personas que dependen de las prestaciones sociales en los Países Bajos, poco menos de la mitad (217.000) tienen más de 45 años de edad, según la Oficina Central de Estadísticas de los Países Bajos (CBS). Los datos también muestran que aun cuando la tasa de desempleo está descendiendo para determinados grupos de personas, en el caso de los mayores de 45 años sigue aumentando.

Por otra parte, el 60% de las personas de más de 45 años que reciben prestaciones sociales, tienen probabilidades de depender de estas prestaciones al menos tres años. Si se comparan, las cifras generales muestran que casi la mitad de las personas desempleadas dependen de las prestaciones durante al menos un año.

“Si pierde usted su trabajo a los 50 o 55 años, el problema es enorme. Se convierte en dependiente de su pareja [de tener una], o se termina en la asistencia social, que representa el 70% del salario mínimo”, señala Chris Driessen, asesor principal en materia de políticas en la central sindical neerlandesa, la Federatie Nederlandse Vakbeweging (FNV). “De repente, a los 55 años, puede encontrarse en la pobreza, sin acceso a ninguna pensión de jubilación después de los 67. Esta es la situación que está viviendo un número cada vez más importante de trabajadores. Es uno de los mayores problemas sociales en los Países Bajos”.

Resultó sorprendentemente fácil para Equal Times encontrar personas que de un día para otro se han encontrado sumidas en la pobreza en un momento de su vida en el que deberían estar alcanzando la cúspide de su carrera.

Aunque no hay datos sobre el tema, la FNV ha descubierto que muchos de los trabajadores de mayor edad perciben salarios más altos que los estipulados en sus convenios colectivos de trabajo porque son considerados más “productivos”. Como resultado, los empleadores prefieren trabajadores jóvenes (léase: más baratos), a pesar del grupo tan importante de trabajadores con edades comprendidas entre 50 y 65 años presente en el mercado de trabajo debido a la explosión demográfica de la posguerra.

 

Estrategias y recomendaciones

La realidad económica de una población que envejece, a la par del desempleo a largo plazo entre los trabajadores de más edad, no ha pasado desapercibida para el Gobierno neerlandés. En un informe de 142 páginas publicado en 2014 por la OCDE, se exponen en detalle las repercusiones de las actuales estrategias y recomendaciones propuestas, aunque casi exclusivamente desde una perspectiva del crecimiento económico.

Las recomendaciones incluyen el ajuste de los procedimientos en materia de fijación de salarios a fin de centrarse en el desempeño más que en la antigüedad, la reforma de las protecciones en el ámbito del empleo para facilitar el despido de los trabajadores, la supresión de la jubilación obligatoria basada en la edad, al tiempo que se cierran las “vías para la jubilación anticipada”.

El Gobierno, que suprime además la posibilidad de autonomía personal de las personas afectadas por un despido colectivo o el desempleo después de 2016, propone la abolición de la indemnización por despido, reemplazándola con un “presupuesto de transición” que debe utilizarse para una formación que implica “trabajar para encontrar trabajo”, en un esfuerzo por evitar el desempleo total.

Sin embargo, el informe también señala que “la alta incidencia de desempleo de larga duración, donde el 57% son personas de más de 55 años, es motivo de preocupación, especialmente porque la tasa de desempleo de los trabajadores de mayor edad (55 a 64 años) casi se ha duplicado en la última década”. El informe señala que solamente se contrata el 3,7% de los solicitantes de empleo mayores de esta edad.

Esta clara dicotomía obliga a la mayor parte de este 57% a buscar empleos inexistentes hasta que se les permita jubilarse (en la actualidad hasta los 64 años, pero pronto será a los 67), con la salvedad de que debe aceptarse cualquier puesto de trabajo “adecuado” que se les ofrezca, so pena de perder las prestaciones sociales.

“En los Países Bajos, en lugar de luchar contra el desempleo, se lucha contra los desempleados”, comenta Maaike Zorgman, directora de la unidad de demandantes de empleo de la FNV, a Equal Times. “Se espera que toda persona que recibe las prestaciones acepte cualquier oferta de trabajo, independientemente de su formación o experiencia. A menudo se les orienta hacia empleos precarios en la escala más baja del mercado de trabajo”.

Alice* es una afroamericana de unos cincuenta años, que cuenta con un título de master y vive y trabaja en los Países Bajos desde 1986. A pesar de haber pasado su carrera trabajando en muchos de los principales teatros de Ámsterdam, en 2012 se encontró sin trabajo y en el paro. Actualmente trabaja como limpiadora en unos grandes almacenes.

“Todavía tengo que hacerme a la idea de que me dedico a limpiar. Cuando llegué a vivir aquí por primera vez, era directora de producción teatral patrocinada por el Gobierno”, afirma.

Para Alice, su situación se complica no solamente a causa de la discriminación por edad, sino también por lo que ella denomina una actitud “colonial”. “Hay un cierto número de personas de color que no tienen cabida aquí, o no tienen una educación neerlandesa, o no hablan el neerlandés con fluidez, y la solución es siempre la limpieza. ¿No pueden mostrarse más reflexivos con su pasado?”

Desde que le dijo a su consejero laboral que pedirle que cortara sus rastas era “poco profesional” de su parte, ha renunciado a encontrar un trabajo que corresponda a su formación y experiencia.

 

Labbekakken

Aun cuando existen políticas nacionales que afectan al organismo gubernamental que se ocupa de las prestaciones por desempleo y asistencia social, denominado Trabajo, Participación e Ingresos (WPI), Ámsterdam cuenta con su propia política, aplicada por el ayuntamiento, bajo el enunciado de “Mercado de trabajo inclusivo de Ámsterdam”.

Cuando Equal Times pidió al portavoz del WPI de Ámsterdam, Nico van Rossen, que comentara las acusaciones según las cuales los trabajadores mayores no blancos suelen ser enviados a realizar trabajos de limpieza, respondió: “No estamos de acuerdo con esas acusaciones”.

Sin embargo, Lisa sí está de acuerdo. Una neerlandesa blanca de unos cincuenta años, que se encuentra en paro y depende de las prestaciones sociales desde 2014, admite que “tiene que ser peor para las mujeres negras de más edad”. No obstante, para Lisa la situación es bastante mala. Fue gerente de proyecto durante 12 años, pero perdió su trabajo después de que la fundación para la que trabajaba perdiera su financiación.

Como todas las personas desempleadas en los Países Bajos, a Lisa se le asignó un consejero laboral para ayudarla a encontrar un empleo. Si ella se niega a aceptar un puesto de trabajo que le haya encontrado su consejero laboral, pierde sus prestaciones. Sin embargo, Lisa no piensa que este proceso sea particularmente útil.

“Me enviaron a un ‘doctor de CV’ que dijo que mi currículo era demasiado largo, por lo que suprimió la mayor parte. Aún así lo que más me preocupó es que siempre que indicaba en mi CV mi cargo de “gerente”, tuve que cambiarlo por empleada o colaboradora. Me dijo que estos cambios eran necesarios para conseguir otro trabajo.

“También hubo una discusión acerca de si debía indicar mi año de nacimiento en mi CV. Al final lo hemos dejado, pero tengo la sensación de que cada año que pasa, es peor”.

Zorgman está familiarizada con este tipo de experiencias. “Se llama ‘ajuste del CV’". En un mercado de trabajo desigual, donde existen empleos de bajos salarios, se dispone de más empleos no cualificados que de empleos altamente cualificados y “muchos empleadores no quieren personal sobrecualificado”.

Lisa admite sentirse “desesperanzada” ante la posibilidad de encontrar un trabajo y dice que la experiencia ha tenido un impacto “muy negativo” sobre su salud mental. “Es sumamente degradante, ya no se toman en serio”.

Para Zorgman, el sistema y la actitud actual son insostenibles; cree que debe producirse un cambio radical en la forma en que se trata a los demandantes de empleo de mayor edad. “La retórica consiste en afirmar que la causa del desempleo no es la falta de puestos de trabajo, sino los errores y deficiencias personales. Esta es una mentira persistente”, afirma.

“Los responsables políticos y el dirigente de la organización de empleadores son los culpables de la creación de esta imagen. El primer ministro Mark Rutte ha dicho “es preciso que busquen trabajo en lugar de prestaciones”, y el presidente de la organización de empleadores VNO/NCW, Hans de Boer, se ha referido a los solicitantes de prestaciones como labbekakken (holgazanes). Tenemos que crear más empleo, o conseguir una mejor distribución del trabajo, pero tenemos que dejar de culpar a los solicitantes de prestaciones”.

*No es su nombre real.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.