Aumento de las temperaturas: una pesadilla para la salud y seguridad de los trabajadores

Las intensas lluvias y los fuertes vientos sacuden una obra de la construcción de Surat Thani, al sur de Tailandia, y los trabajadores se resguardan debajo de un refugio provisional de lona, mezclando el cemento a mano. Hace unos meses la zona era un verdadero horno, con temperaturas por encima de los 40° C. Hasta el trabajador más curtido admite que era “demasiado”, y cada día se perdían varias horas de trabajo debido al calor.

Las horas no trabajadas durante la estación calurosa no se pagan. A medida que el tiempo va refrescando ligeramente, los trabajadores quieren recuperar a toda costa el tiempo y los salarios perdidos, incluso en medio de una tormenta.

“Ahora estamos trabajando más de lo normal para ayudar al propietario a terminar la obra a tiempo, pero también porque necesitamos el dinero”, dice Lin, de 25 años, que al igual que otros muchos trabajadores con un empleo inseguro en el sector de la construcción y la agricultura de Tailandia, es un migrante de Myanmar.

Trabajando sin maquinaria eléctrica, Lin amontona la arena con una pala y echa cemento a mano durante doce horas al día, con tan sólo 15 minutos de descanso para comer. Dice que no hay mucho más trabajo disponible. Pero los expertos dicen que trabajar en estas condiciones con temperaturas elevadas es una catástrofe garantizada.

“La concentración, la productividad y en última instancia la salud, son factores que se ven alterados por las temperaturas excesivas”, dice Rory O’Neill, profesor de salud en el trabajo de la Universidad de Stirling, en Escocia, y editor de la revista Hazards.

“Las muertes no son raras, y a raíz de los incidentes mortales relacionados con jóvenes trabajadores agrícolas migrantes en EE.UU. el año pasado, la agencia federal reguladora de la seguridad, la OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional) decidió llevar a cabo una campaña nacional de prevención”.

Se cree que la muerte el mes pasado de tres mujeres que trabajaban en campos de vides en California fue provocada por la exposición a un calor extremo.

Los riesgos para los trabajadores sólo irán a peor a medida que el cambio climático haga subir las temperaturas e incremente las probabilidades de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos. En seis nuevos documentos de investigación publicados en un foro reciente de las Naciones Unidas en Malasia se afirma que el estrés por exceso de calor provocado por el aumento de las temperaturas está generando en muchos países graves problemas financieros y de salud.

"Las condiciones climáticas actuales en determinadas zonas tropicales y subtropicales del planeta son sumamente calurosas durante las estaciones calientes, y eso está afectando la capacidad de trabajo de muchas personas”, afirma el autor Tord Kjellstrom de la fundación internacional para la salud y el medioambiente Health and Environment International Trust de Nueva Zelandia.

Los peligros que provoca la contaminación del aire para la salud también pueden empeorar con el cambio climático, y en esta época del año los trabajadores de Tailandia se encuentran además en una situación especial de riesgo a raíz de las condiciones meteorológicas extremas, dice Kjellstrom, “como son por ejemplo las tormentas y lluvias torrenciales que provocan inundaciones”.

“El trabajo discontinuado debido a las condiciones meteorológicas extremas va a tener probablemente un considerable impacto social”, dice. “Eso es lo que sucedió durante las tremendas inundaciones que se produjeron en Tailandia hace unos años”.

El coste financiero del estrés por exceso de calor para las economías nacionales se estima que es enorme.

Los documentos advierten de graves pérdidas en la productividad debido al estrés por exceso de calor, y se calcula que, tan sólo en el sureste asiático, “podría haberse perdido ya hasta un 15-20% de las horas de trabajo anuales en empleos expuestos al calor”, una cifra que podría duplicarse de aquí a 2050, conforme el calentamiento del planeta siga al alza.

Tailandia parece haberse llevado el mayor revés financiero, y las pérdidas de productividad laboral debido al aumento de las temperaturas le están costando al país alrededor de 54.000 millones USD.

 

Incapacidad para proteger a los más vulnerables

A pesar de los enormes costes y peligros, los expertos advierten de que las empresas y los gobiernos de todo el mundo no están tomando las medidas adecuadas para proteger a las personas que trabajan en condiciones de calor extremas.

“Las empresas deberían estar haciendo mucho más”, dice O’Neill. “Uno de los mayores problemas es que muchos de los empleos más arriesgados se concentran en sectores donde la mano de obra es más inestable. Los trabajadores estacionales y los trabajadores migrantes de los sectores de la construcción y la agricultura son más vulnerables a los abusos laborales, estando por ejemplo mal pagados y viéndose obligados a trabajar a altas temperaturas. Muchos empleadores los perciben como una mano de obra desechable”.

O’Neill señala que los que corren peligro no son sólo los empleados que trabajan en el exterior. “Los hornos de pan, las fábricas y las fundiciones pueden implicar también trabajar a temperaturas extremadamente elevadas si no se dispone de la ventilación precisa y de unos sistemas de control adecuados. Por su parte, los trabajadores de oficina pueden sufrir lapsos de concentración que suponen un peligro para ellos mismos y para los demás”.

O’Neill afirma que hay que organizarse en sindicatos y acabar con las prácticas de empleo explotadoras para “impedir rápidamente que los empleadores se sigan beneficiando al obligar a sus empleados más vulnerables a trabajar hasta la extenuación”.

En EE.UU., donde desde 2003 el calor ha matado supuestamente a un promedio de más de 30 trabajadores al año, los trabajadores están organizándose para mejorar su situación. La Federación Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA) trabajan con el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas (FLOC, por sus siglas en inglés) para mejorar las condiciones de miles de empleados agrícolas migrantes que están trabajando en condiciones peligrosas y de calor extremo.

“Uno de los casos que realmente puso en marcha el trabajo de esta organización en el sector del tabaco fue la muerte por un golpe de calor de un campesino migrante mexicano hace varios años”, declara a Equal Times Sue Longley, responsable internacional de agricultura y plantaciones en la UITA.

El año pasado varios sindicatos de EE.UU. también consiguieron una indemnización para las consternadas familias de los trabajadores agrícolas fallecidos debido al estrés por exceso de calor.

“Pero eso no es más que un consuelo. Los trabajadores necesitan protección y las familias necesitan justicia”, dice O’Neill. “Eso sólo se conseguirá por medio de acciones colectivas y reconociendo que los derechos humanos básicos en el trabajo no son una opción adicional para las empresas, y que unas muertes evitables no deben ser nunca el precio de la producción”.

“Las huelgas convocadas por los sindicatos han hecho hincapié en este mensaje y en seguida han conseguido que se tomen medidas. Dado que pasar un sólo día bajo el sol abrasador puede resultar mortal, eso podría ser tu única defensa segura”.
Kjellstrom añade que “se necesita llevar a cabo, con urgencia, una mejor labor de investigación y análisis del problema del cambio climático y sus soluciones” para poder convencer a las empresas y a los gobiernos de que hagan más.

Si no se hace nada, o si no se hace lo suficiente, los trabajadores mal pagados, como por ejemplo los de las obras de construcción de Tailandia, serán quienes padezcan los efectos más graves del cambio climático.

“Sin unas políticas y medidas de prevención efectivas, estos trabajadores de la construcción tendrán que afrontar peligros cada vez mayores para la salud como consecuencia del calor excesivo. El número de horas de trabajo habrá de reducirse durante la estación calurosa, y los trabajadores podrían terminar ganando mucho menos dinero”.

“Tenemos que tomar de inmediato medidas contundentes para mitigar las emisiones de los gases de efecto invernadero”, subraya. “De lo contrario, la frecuencia y la intensidad de las catástrofes empeorarán drásticamente después de 2050, y la situación a finales de este siglo será especialmente alarmante para las personas más pobres del mundo”.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.