Crónicas de valentía

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La serie Chronicles of Courage (Crónicas de valentía) está compuesta por numerosos retratos profundos de la reportera gráfica india Smita Sharma. Dicha serie nos presenta a decenas de supervivientes de la violencia sexual en India. Las retratadas abarcan desde niñas de seis años a monjas de setenta en adelante. Cada historia es espeluznante e incluye casos de trata de mujeres, matrimonios forzosos, embarazos e incluso muertes. Sharma organizó una exitosa campaña de crowdfunding para su proyecto en la plataforma Kickstarter, con el objeto de recaudar fondos para continuar con la serie fotográfica y producir un largometraje. “Dará voz a estas niñas y mujeres y obligará a la gente a pensar”, explica Sharma. “Quiero mostrarlas como luchadoras, como heroínas”.

Foto: Smita Sharma

Beena, de 15 años, fue secuestrada y violada en múltiples ocasiones por un pariente lejano en el pueblo de Madhumakhiya (estado de Uttar Pradesh). Diez días después la rescataron, pues su abuelo interpuso una demanda ante la policía y recibió ayuda de una ONG local. El violador y su familia chantajearon a Beena para que se casara con él y amenazaron a su familia para que retirara la denuncia. La familia de Beena se negó a hacerlo.

Foto: Smita Sharma

En 2012, Mansi (una niña de 13 años del norte del estado de Uttar Pradesh) fue víctima de la trata de seres humanos. Un hombre de considerable influencia económica originario de un pueblo vecino la violó detrás de una estación de trenes en Maharashtra. Mansi se escapó para evitar que la vendieran a un burdel y acabar como una esclava sexual. Sin embargo, al denunciar la violación ante la policía ferroviaria, Mansi fue detenida durante 12 días. A lo largo de este período de tiempo, intentaron obligarla a que retirara la denuncia. Ella se negó y el hombre fue llevado a juicio.

Foto: Smita Sharma

Hemanti aparece aquí fotografiada en su casa, en el distrito de Jaunpur (estado de Uttar Pradesh). En 2013, Sumana, su hija de 20 años, fue violada en grupo en repetidas ocasiones por tres hombres. Luego la obligaron a caminar desnuda bajo el sol del verano antes de asesinarla. Dos días después encontraron su cuerpo desnudo, con cortes y quemaduras de ácido en la cara para evitar que la identificaran. Los tres violadores se encuentran actualmente en prisión. En varias ocasiones, las familias de los asesinos han intentado ejercer presión sobre Hemanti para que retire la denuncia.

Foto: Smita Sharma

Parama, de 23 años, es la madre de una niña de cuatro años y trabaja como enfermera en un hospital de Calcuta. Durante los trámites de su divorcio, su ex marido le invitó a su casa con el pretexto de hablar sobre el futuro de su hija. Allí la violó delante de sus cuatro amigos. Los amigos, a los que había invitado para ser testigos de la humillación de Parama, aplaudieron y le animaron durante toda la traumática experiencia. Parama interpuso una demanda y el hombre fue detenido en 2013. Actualmente, Parama tiene la custodia de su hija y ambas viven con los padres de ella. Su ex marido está en libertad bajo fianza y se ha vuelto a casar.

Foto: Smita Sharma

Sonia, de 14 años (en la foto), y su amiga Prajuna (también de 14 años) fueron violadas por dos camioneros de una localidad vecina que se habían hecho amigos de sus familias. Los dos hombres las engañaron para dar una vuelta y “visitar el mercado”. Ambos habían trabajado con las familias de las niñas en el mismo horno de producción de ladrillos. Los violadores esperaron a que oscureciera para llevarlas de vuelta. Se detuvieron a mitad de camino en una casa abandonada que había a un lado de la carretera. Las violaron juntas y las dejaron allí. Las niñas, conmocionadas por la traumática experiencia, recorrieron a pie cinco kilómetros a oscuras, con la ropa desgarrada y sangrando. Más tarde, el jefe del pueblo y los matones del dueño del horno amenazaron a las familias y al trabajador social para que liberaran a los violadores y retiraran la denuncia. Actualmente los dos hombres están en prisión, pero las niñas ya no van a la escuela, pues ambas están profundamente traumatizadas.

Foto: Smita Sharma

Kalpana, de 17 años, fue violada por el hijo de su casero en 2008. La joven no dijo nada a nadie por vergüenza y miedo. Como quedó embarazada, su madre le echó de casa. Más tarde, un político local intentó obligarla a casarse con su violador. [En India, es bastante común que los políticos o los que tienen filiación política reciban sobornos para ayudar a influir en una decisión o incluso para amenazar a gente]. Kalpana se negó a retirar la denuncia o a casarse con él. Aunque es originaria de una localidad suburbana de Bengala Occidental, actualmente vive en Calcuta con su hijo y trabaja como peluquera en un salón de belleza.

Foto: Smita Sharma

Shabina, de veinte años, aparece fotografiada aquí en su casa cerca de Calcuta. Fue violada hace ocho años por un hombre de su comunidad. Su familia y vecinos obligaron a Shabina a casarse con él. Como resultado de la violación dio a luz a un niño, Ali, que ahora tiene siete años. Su violador no la aceptó como esposa. Un año después del incidente, su familia interpuso una demanda ante la policía y llevó al violador a juicio. Shabina se gana la vida haciendo arroz inflado. Trabaja hasta 16 horas al día y gana 400 rupias (7 USD) a la semana.

Foto: Smita Sharma

Pinky, de 12 años, fue a ver la procesión de una boda en un barrio cerca de su casa. Allí se encontró con una vecina que la invitó a su casa. Una vez dentro, la amordazó y se la entregó a su cuñado. Así es como violaron a Pinky. Luego la amenazaron para que no dijera nada a nadie. Una semana después, Pinky se lo contó a sus padres y estos interpusieron una demanda ante la policía. Tanto el violador como su cómplice fueron detenidos. Actualmente están en libertad bajo fianza. Pinky sigue yendo a la escuela.

 

Lee aquí el artículo de Marina Watson Peláez "La lucha de las mujeres indias contra las violaciones" que acompaña este ensayo.

Este artículo ha sido traducido del inglés.