“Dígale a Bashar que deje de matar a nuestros hijos”

 

Hace cuatro días, Rana salió de su apartamento en Homs (Siria) dejando atrás su hogar, a su familia y su puesto de trabajo en el supermercado familiar.

Anoche cruzó la frontera jordana con seis de sus hijos.

“A mi hijo le mataron unos cazas”, me explicó.

“Dejé mi hogar para salvar al resto de mi familia”.

 

 

Rana y su familia formaban parte de un grupo de 374 personas que cruzaron a Jordania desde Siria por la noche.

Hoy han llegado al campo de refugiados de Al-Zaatari, situado a unos 15 kilómetros de la frontera.

Todos viajaron a pie hasta la frontera abierta (algunos durante días) desde localidades como Homs, Damasco y Dar’a, que han ocupado los titulares de los medios informativos por los recientes bombardeos y brutales ataques contra sus poblaciones.

En este campo gestionado por ACNUR, el más joven del grupo tiene nueve días y el mayor 82 años.

Nadie se salva de salir perjudicado por el conflicto en Siria.

Desde que empezó el conflicto armado en marzo del 2011, se calcula que han muerto más de 36.000 personas.

Miles de familias han abandonado sus hogares en busca de la seguridad y la protección que les ofrecen sus vecinos Jordania, Turquía, Irak y Líbano.

Solo en Jordania hay 200.000 refugiados, la mayoría de los cuales viven con familias y en comunidades. Como el conflicto se alarga, las comunidades se están desbordando.

 

Hace tres meses, el Gobierno jordano decidió abrir su primer campo de refugiados para sirios gestionado por ACNUR.

Cuando el campo se inauguró el 28 de julio, 2.000 personas cruzaban la frontera cada noche.

Aunque se planificó para 45.000 personas, Al-Zaatari se está ampliando para alojar a 80.000 personas, con un campamento erigido en el desierto partiendo de cero.

Lo que comenzó como una operación de ayuda humanitaria a pequeña escala y a corto plazo sigue creciendo.

Como ya ha llegado el invierno y la guerra sigue en plena efervescencia, estas familias no pueden regresar a sus casas.

Los cooperantes se están preparando para un plazo largo.

Después de tres meses en los que el Programa Mundial de Alimentos suministró comidas calientes como medida de emergencia (30.000 comidas al día), ya se han construido cocinas comunitarias en el campo de refugiados.

A las familias les suministran raciones diarias de alimentos que incluyen legumbres, azúcar, sal, aceite, lentejas, arroz y pan fresco.

En una de las cocinas del campo conocí a Raabab. Estaba cocinando en un hornillo de gas con su hija Dima de diez años.

 “Dígale a Bashar que deje de matar a nuestros hijos y nos deje volver a casa. Quiero volver a casa”, me pidió.

Su hija solo quería volver al colegio.

Se han organizado escuelas en tiendas de campaña con capacidad para 2.400 niños, la mayoría de los cuales son niñas. Sin embargo, sigue siendo insuficiente.

Las clases se imparten en dos turnos: uno para niños y otro para niñas.

Samer, un profesor sirio del campo, nos informó de la urgente necesidad que tienen de libros y material escolar.

Junto con la Internacional de la Educación, los sindicatos intentarán prestar apoyo a estas escuelas.

Jordania siempre ha abierto las puertas a los refugiados.

El 70% de la gente que vive y trabaja en Jordania es originaria de Palestina. Casi 200.000 sirios y numerosos iraquíes se alojan con familias.

Sin embargo, los jordanos ya están empezando a notar la presión.

A pesar de que Jordania es una nación generosa para recibir a ciudadanos de países vecinos, la opinión pública es cada vez más reacia a acoger refugiados.

En una reunión informativa de ACNUR me explicaron que el 65% de los jordanos quiere que se cierren las fronteras, mientras que el 85% afirma que los refugiados constituyen una carga para los recursos hídricos y están quitando puestos de trabajo a los jordanos.

Mis colegas de los sindicatos jordanos visitaron los campos conmigo y escucharon la recomendación de las agencias de cooperación y de la gente con la que hablamos: dejad la frontera abierta.

Aunque miles de personas han huido de la violencia, algunos grupos de trabajadores/as siguen en paradero desconocido.

Por ejemplo, ¿dónde se encuentran los trabajadores y trabajadoras del hogar?

En los campos de refugiados no se están registrando y la mayor parte de las embajadas en Damasco están cerradas.

Nos tememos que numerosas mujeres de Filipinas y Sri Lanka están atrapadas en Siria.

 Hay que poner fin inmediatamente a los combates y al poder descontrolado de Bashar. El movimiento sindical no se va a limitar a observar cómo atacan a familias y comunidades.

 De vuelta en el campo de Al-Zaatari, los refugiados que han llegado hoy están recogiendo sus mantas, colchones y equipos de cocina.

A cada unidad doméstica le suministran una luz que funciona con energía solar y que también puede usarse como cargador para teléfonos móviles.

Así Rana puede estar en contacto con sus amigos y familiares.

Los cooperantes en el campo de Al-Zaatari se están preparando para la fría temporada invernal.

Además, se han construido 2.500 casas prefabricadas, ya que el campamento temporal que se erigió en verano está preparándose para afrontar el invierno.

Sin embargo, se necesitarán más casas, así como ropa de invierno, agua caliente y asistencia médica.

Tenemos que apoyar a ACNUR en esta tarea, ya que aquí en Jordania, como en muchos otros lugares del mundo, está llevando a cabo un trabajo muy importante.

Nadie se imagina que esto le pueda pasar a él, que un día se levante y tenga que dejar su hogar, su trabajo y su comunidad con lo puesto para buscar un lugar seguro.

En Al-Zaatari, la gente ya no tiene que escuchar las bombas ni los disparos, por lo que se siente segura.

Sin embargo, Rana sueña todas las noches con el día en que pueda volver a casa.

 

 Sharan Burrow visitó el campo de refugiados de ACNUR en Al-Zaatari (Jordania) con Khaled Abu Marjoub del sindicato jordano GFJTU, Shahir Sae’d del sindicato palestino PGFTU, Ken Georgetti de la central sindical canadiense Canadian Labour Congress y Fred van Leeuwen de la Internacional de la Educación.

Todos los nombres de los implicados se han cambiado.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.