Grandes minoristas reacios al acuerdo de seguridad en Bangladesh

 

El reloj marca la cuenta atrás para algunos de los principales minoristas de la confección, como Gap y Wal-Mart, que aún no han firmado un acuerdo histórico para mejorar las condiciones de seguridad en Bangladesh.

El Acuerdo sobre Seguridad y Contra Incendios fue iniciado por IndustriALL, UNI Global Union, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y un grupo de ONG asociadas, tras la muerte de más de 1.127 trabajadores al derrumbarse un edificio el mes pasado.

El acuerdo de cinco años, legalmente vinculante, fue firmado el lunes por un grupo de siete minoristas europeos, entre los que figuran H&M, Inditex (grupo al que pertenece la marca española de ropa y mobiliario Zara) y Primark.

Pero a pesar de haberse establecido como plazo último para la firma el 15 de mayo, un bloque constituido esencialmente por empresas minoristas estadounidenses, aún no ha firmado.

De hecho, la única empresa norteamericana que ha firmado el Acuerdo hasta la fecha es PVH, el grupo al que pertenecen Tommy Hilfiger y Calvin Klein.

Otras grandes empresas minoristas europeas, como Benetton, Carrefour o Mango, tampoco han firmado aún.

El Acuerdo obligará a las empresas minoristas a incluir en una lista negra a aquellos subcontratistas cuyas fábricas no cumplan con ciertas normas de seguridad.

Los minoristas se comprometen además a hacerse cargo de las obras de reparación y renovación que requieran las fábricas.

Y un elemento crucial, el Acuerdo concede a los trabajadores y trabajadoras el derecho a negarse a realizar un trabajo peligroso, en línea con lo dispuesto en el Convenio No. 155 de la OIT (1981) sobre salud y seguridad en el trabajo.

Dicho Convenio ha sido ratificado tan solo por 60 países, entre los que no figuran EE.UU. ni la mayoría de los países europeos.

 

Negativas

No obstante, parece ser que las empresas no firmantes del nuevo Acuerdo están preocupadas sobre el costo que supondrá la aplicación de estas nuevas normas, además de la manera en que se resolverían las cuestiones legales que surjan tras el acuerdo.

Gap, por ejemplo, indicó que no firmará el Acuerdo hasta que se introduzcan cambios respecto a las normas para la solución de diferencias.

Sin embargo, la Secretaria General Adjunta de UNI, Christy Hoffman indicó que la empresa de confección estadounidense había descrito de manera equívoca el acuerdo: “Gap quiere dar la impresión de que el acuerdo abriría las puertas a posibles litigios, cuando en realidad lo que establece es el arbitraje vinculante, una práctica común para los empleadores en EE.UU.”

Los casos únicamente irían ante los tribunales cuando se produzca una apelación – algo muy poco probable cuando media un arbitraje – o en caso de que alguna de las partes no cumpla con la sentencia de arbitraje.

Ninguna de las otras empresas minoristas de EE.UU. ha indicado si tienen o no la intención de firmar el acuerdo antes del 15 de mayo, pero según la agencia de noticias Reuters, Wal-Mart publicó una declaración el lunes pidiendo al Gobierno de Bangladesh que se detuviese la producción en uno de los proveedores de Wal-Mart en Chittagong, Stitch Tone Apparels, donde se habían encontrado “problemas estructurales”.

Desde entonces se han suspendido todos los pedidos a Stitch Tone.

El Secretario General de UNI, Philip Jennings, publicó una declaración instando a las empresas minoristas a no desperdiciar esta oportunidad histórica para mejorar la industria de la confección en Bangladesh: “Firmen antes de que sea demasiado tarde, salven vidas y demuestren que son empleadores responsables.

Estamos impulsando un cambio y no nos detendremos aquí”.

El Secretario General de IndustriALL, Jyrki Raina, también felicitó a “las marcas de vestuario líderes del mercado que se han comprometido a trabajar con nosotros, permaneciendo en el país y ayudando a librarse de su modelo insostenible de extrema explotación. Una camiseta manchada de sangre no sale mucho más barata que una limpia”.

 

Mejoras

El derrumbe del edificio Rana Plaza en el suburbio de Savar, en Dhaka, el 24 de abril, fue uno de los peores accidentes industriales en la historia.

Las operaciones de rescate apenas terminaron el lunes, casi tres semanas después de que el edificio de nueve plantas se derrumbase; ahora los focos se dirigen hacia aquellos que sobrevivieron a la tragedia.

Mojibur Rahman Bhuiyan, de ITUC-Bangladesh Council, ha pedido que las empresas minoristas internacionales indemnicen a los miles de trabajadores y trabajadoras que resultaron heridos, muchos de los cuales requieren asistencia médica.

El accidente volvió a llamar la atención de la opinión pública mundial respecto a la industria del vestuario en Bangladesh, valorada en 20.000 millones de USD.

Pese a que Bangladesh es el segundo mayor país exportador de vestuario por detrás de China, el sector está plagado de problemas de salud y seguridad, sueldos de miseria y múltiples violaciones laborales.

En noviembre de 2012, al menos 117 trabajadores murieron en el incendio de la fábrica Tazreen en Dhaka.

Desde entonces, se han producido otros cuatro accidentes mortales en fábricas de vestuario de Bangladesh, incluyendo el derrumbe del 24 de abril.

Tras estallar protestas generalizadas de trabajadores y trabajadoras en todo el país y el clamor mundial en relación con la tragedia de Rana Plaza, el Gobierno de la Primera Ministra Sheikh Hasina anunció una serie de medidas para reformar la industria.

Dando un paso que ha sido muy bien acogido por representantes sindicales, el Gobierno de Bangladesh anunció el lunes que los trabajadores y trabajadoras serían autorizados a formar sindicatos sin necesidad de obtener permiso de los propietarios de las fábricas.

“Con la negociación colectiva, tragedias como la de Rana Plaza se habrían evitado, puesto que los propietarios de la fábrica no podrían obligar a sus empleados a trabajar en condiciones inseguras”, indicó Amirul Haque Amin, Presidente de la federación textil Bangladesh’s National Garment Workers Federation, en declaraciones al Wall Street Journal.

El Gobierno anunció además planes para reunirse con los sindicatos y los propietarios de las fábricas a fin de establecer un nuevo salario mínimo para los trabajadores/as de la confección.

De momento se sitúa en alrededor de 3.000 takas (38 USD) al mes, siendo uno de los más bajos del mundo.

Pero Bangladesh ha sido duramente atacado por haber tardado tanto tiempo en comprometerse a introducir cambios y persiste cierto escepticismo respecto al impacto tangible que tendrán las reformas propuestas por el Gobierno – especialmente cuando más de 20 miembros del Parlamento son al parecer propietarios de fábricas de vestuario.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.