En Grecia, tres detenidos por el tiroteo en una granja de “fresas de sangre”

En Grecia, tres detenidos por el tiroteo en una granja de “fresas de sangre”

In this 18 April 2013 photo, an immigrant worker recovering from a leg gunshot wound is seen in makeshift housing provided for them at a strawberry plantation near the village of Nea Manolada about 260 kilometres south-west of Athens. Greek officials are promising "swift and exemplary" punishment for three plantation foremen accused of shooting and wounding 28 Bangladeshi workers who were protesting over unpaid wages.

(AFP/Eurokinissi/Antonis Nikolopoulos)

El miércoles, la policía griega detuvo a tres capataces agrícolas acusados de disparar contra un grupo de migrantes recolectores de fresas. Un total de 28 trabajadores resultaron heridos, siete de ellos de gravedad. Uno todavía se encuentra en situación crítica. El ataque tuvo lugar en una plantación de fresas de la localidad rural de Nea Manolada, situada unos 260 km al sudoeste de Atenas.

Los tres supervisores, de 21, 27 y 39 años, abrieron fuego con rifles de caza contra un grupo de unos 200 trabajadores (en su mayoría originarios de Bangladés e indocumentados) cuando protestaban por los seis meses que llevaban sin cobrar sus salarios.

Las detenciones se produjeron cuando el ministro griego de Orden Público Nikos Dendias visitó la escena del crimen. Este prometió que no deportaría a los trabajadores heridos, a pesar de que estos no contaban con un permiso legal para trabajar en Grecia.

“Hoy en día, la explotación en Grecia de cientos o miles de nuestros prójimos no es aceptable, al igual que no lo es el que se les intente asesinar”, añadió.

Sin embargo, también ha salido a la luz que el ministro de Trabajo, Yiannis Vroutsis, aprobará una ley para que la policía pueda tomar medidas enérgicas contra los trabajadores sin seguro.

La explotación de los recolectores de fresas en el pueblo peloponesio de Nea Manolada está bien documentada.

Los propietarios de granjas en esta región se aprovechan de la ‘zona gris’ en que se encuentran los trabajadores migrantes para emplearles en condiciones próximas a la esclavitud.

Los trabajadores no tienen seguro médico ni derechos y cobran salarios por debajo del nivel de subsistencia, si es que tienen la suerte de cobrar algo. Según los médicos que reconocieron a los trabajadores heridos, la mayoría sufrían de desnutrición.

Historia que se repite

Esta no es la primera vez que los trabajadores agrícolas han sido víctimas de la violencia en esta región. En 2008, cuando 1.500 trabajadores migrantes se declararon en huelga para exigir unos salarios decentes, los lugareños les golpearon salvajemente.

Posteriormente, la policía no detuvo a los lugareños, sino a los trabajadores, alegando que estaban de forma ilegal en Grecia. En 2009, dos granjeros de Manolada ataron a dos trabajadores bangladesíes a una motocicleta y les arrastraron por la plaza del pueblo.

En 2011, dos periodistas del diario griego To Vima fueron brutalmente agredidos cuando intentaban investigar las inhumanas condiciones a las que se enfrentan los recolectores en Nea Manolada.

Asimismo, en agosto pasado, dos griegos fueron detenidos por agredir a un egipcio de 30 años: le metieron la cabeza en la ventanilla de un automóvil y le llevaron arrastrando a lo largo de un kilómetro.

Condena pública

Sin embargo, todas las fuerzas políticas y sociales del país han condenado el último episodio. “Los empresarios han contratado a matones y utilizan a los trabajadores extranjeros como a esclavos modernos en sus plantaciones. Les disparan cuando se atreven a pedir sus salarios. Estos incidentes constituyen un insulto a la justicia y a la humanidad y reflejan unas condiciones medievales”, denunció el Sindicato de Trabajadores del Sector Público de Grecia (ADEDY) en un comunicado de prensa.

“En las plantaciones de fresas de Manolada se ha creado un Estado paralelo fuera del imperio de la ley.

Las condiciones laborales se parecen a las de los regímenes de esclavitud existentes en las “Zonas Económicas Especiales”, como las que el Gobierno y la troika quieren crear en nuestro país”, afirmó la Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE).

El PAME o sindicato de trabajadores afiliado al partido comunista destacó que el incidente solo había sido el último en una larga historia de abusos a trabajadores migrantes en Grecia.

“Los cultivadores y terratenientes llevan años operando amparados por el Gobierno y la justicia, creando un infierno en el que priman las condiciones laborales de esclavitud”, afirmó el sindicato en un comunicado.

“Los esclavos modernos de Manolada trabajan en condiciones opresivas, pagan un alquiler a sus explotadores y están alojados en cobertizos sin agua corriente ni electricidad”.

Condiciones

En los últimos años, Grecia ha recibido un número considerable de migrantes indocumentados procedentes de Oriente Medio, Asia y África. Muchos de ellos intentaban entrar en la UE por mar y tierra a través de las permeables fronteras griegas.

Sin embargo, el sector agrícola griego depende en gran medida de la mano de obra migrante. Varios miles de trabajadores migrantes, muchos de ellos indocumentados, están empleados como recolectores de fresas en Nea Manolada.

Se calcula que más del 40% de los trabajadores informales del país son migrantes.

Tanto las organizaciones de derechos humanos nacionales como las internacionales llevan tiempo criticando el trato que reciben los migrantes en Grecia, pero sin obtener resultado alguno.

Nils Muiznieks, comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, exigió recientemente a las autoridades griegas que fueran más estrictas en la lucha contra el aumento de las agresiones racistas y los delitos motivados por la xenofobia en su país.

Hace dos días se lanzó una campaña internacional en los medios sociales en la que se pedía un boicot mundial de las fresas de Nea Manolada y para la que se usó la etiqueta #bloodstrawberries (fresas de sangre).

Asimismo, el incidente en Nea Manolada ha recibido una amplia cobertura de los medios de comunicación internacionales. Pero cuando las cámaras de televisión se marchen de allí, la pesadilla a la que se enfrentan los trabajadores migrantes seguirá creando víctimas.

Atrapados en un país en el que el desempleo ha alcanzado al 27,2% de la población activa y los salarios están cayendo en picado, su situación como indocumentados les imposibilita buscar refugio en cualquier otra parte de la eurozona. De hecho, algunos de los trabajadores heridos que recibieron el alta del hospital ya han regresado a las plantaciones de fresas…