Indignación mundial por la ejecución en Arabia Saudí de una trabajadora del hogar de Sri Lanka

 

Organizaciones de todo el mundo han condenado la decapitación el miércoles de una trabajadora del hogar de Sri Lanka en Arabia Saudí.

Rizana Nafeek fue declarada culpable de haber asfixiado al bebé de cuatro meses de sus empleadores en el 2006, un delito que supuestamente cometió cuando era menor de edad.

La familia del bebé alegaba que le había estrangulado después de una discusión con la madre.

La trabajadora sostenía que el niño se ahogó accidentalmente con un biberón.

Rizana Nafeek pasó siete años en prisión antes de ser decapitada con espada.

Amnistía Internacional emitió un comunicado en el que denunciaba que era poco probable que la trabajadora obtuviera un juicio justo.

“A los acusados [en casos de asesinato] rara vez se les permite contar con representación legal en forma de un abogado y, en muchos casos, no se les informa sobre el progreso del proceso abierto contra ellos”.

El Gobierno de Sri Lanka y las organizaciones de derechos humanos han estado presionando a las autoridades saudíes para que liberaran a Rizana Nafeek o redujeran su condena a una pena de prisión.

El caso se complicó aún más por el hecho de que la trabajadora había entrado al país con un pasaporte falso que afirmaba que tenía 23 años, cuando en realidad tenía solo 17 cuando murió el bebé.

Como menor de edad, Rizana Nafeek era demasiado joven para ser ejecutada según el derecho internacional.

Las organizaciones de derechos humanos también denunciaron que no tuvo acceso a un abogado antes del juicio y que, más tarde, alegó que le habían obligado a firmar una confesión tras haberle agredido físicamente.

 

Explotación y malos tratos

La noticia de la ejecución se conoció el mismo día en que la Organización Internacional del Trabajo publicaba un nuevo informe donde hacía hincapié en el modo en que “el carácter aislado y desprotegido del trabajo que desempeñan los trabajadores/as del hogar les puede hacer más vulnerables en casos de explotación y malos tratos”, denunció Sandra Polaski, subdirectora general de la OIT.

El informe de la OIT asegura que solo el 10% de los trabajadores/as del hogar (5,3 millones de personas) están sujetos a la legislación laboral general en el mismo grado que el resto de los trabajadores/as.

Por el contrario, casi el 30% (unos 15,7 millones de trabajadores/as del hogar) están totalmente excluidos del ámbito de las legislaciones laborales nacionales, en especial en países del golfo Pérsico como Arabia Saudí en los que los malos tratos a trabajadores/as del hogar son demasiado frecuentes.

Cada año, miles de ciudadanos de Sri Lanka (en su mayoría, mujeres) emigran a Oriente Medio y la región del golfo Pérsico para apoyar económicamente a sus familias.

Rizana Nafeek solo llevaba varias semanas trabajando como empleada doméstica cuando le acusaron de asesinato. Estaba intentando ganar dinero para su familia, que había sido desplazada por el tsunami del 2004.

Según datos del Banco Mundial, las remesas de los emigrantes constituyen el 8,8% del PIB de Sri Lanka. En el 2012 ascendieron a 6,3 millones de US$.

Sin embargo, los trabajadores/as del hogar suelen enfrentarse a terribles malos tratos físicos y psicológicos por parte de sus empleadores.

En el 2010, Arabia Saudí volvió a ser objeto de la indignación mundial después de que unos empleadores torturaran a una empleada doméstica de Sri Lanka clavándole 24 clavos con un martillo por quejarse de su volumen de trabajo.

En el 2011, la OIT adoptó una nueva ley laboral de ámbito internacional, el Convenio 189, con el objetivo de proteger a esta categoría de trabajadores/as del trato injusto, la discriminación y la explotación.

Hasta la fecha, siete países han ratificado el convenio y se espera que otros se unan al grupo en el 2013. Arabia Saudí no se encuentra entre ellos.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.