Nuevo sindicato de trabajadores del hogar lucha contra la kafala en el Líbano

“Me fui de Sri Lanka cuando tenía 24 años para ayudar a mis padres. Al llegar al Líbano, me encontré trabajando sin parar de las 5 de la mañana a las 2 de la mañana del día siguiente. Era la esclavitud. No había nadie que nos ayudara en ese entonces, pero ahora hemos recuperado la esperanza”.

Sosina ha cumplido ya los 44 y, desde hace varios años, defiende la causa de los trabajadores y las trabajadoras del hogar migrantes en el Líbano, a través de la Fédération Nationale des Syndicats des Ouvriers et des Employés au Liban (FENASOL).

“Cuando hay conflictos entre las trabajadoras y sus empleadores, FENASOL trata de encontrar una solución amistosa para evitar los tribunales, ya que una vez allí corren el riesgo de la deportación”, explica.

A pesar de estar totalmente sobrecargada de trabajo, Sosina es una mujer feliz. El 25 de enero, fue una de las más de 200 trabajadoras del hogar procedentes de Sri Lanka, Etiopía, Camerún, Nepal y Bangladesh, entre otros países, que asistieron al congreso de fundación de su sindicato, el Domestic Workers’ Union of Lebanon.

El Congreso tuvo lugar cerca de las oficinas de la FENASOL en Beirut, en presencia de representantes de la Unión Europea, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Confederación Sindical Internacional (CSI), la Federación Internacional de Trabajadores del Hogar (FITH) y la Confederación Sindical Árabe (CSI-CSA).

De acuerdo con la OIT, el “país de los cedros” cuenta con más de 250.000 trabajadoras y trabajadores del hogar migrantes, donde carecen de la más mínima protección en el marco de la legislación laboral y muchos son objeto de diversas formas de maltrato y abusos por parte de sus empleadores, incluyendo el retraso o el no pago de sus salarios, una alimentación, condiciones de estancia y tiempo libre inadecuados, además de violencia física y sexual.

Asimismo, debido al sistema de patrocinio denominado kafala, que los vincula a un solo empleador, los trabajadores están sujetos a condiciones similares al trabajo forzoso, según los defensores de los derechos del trabajo.

En la presentación, una trabajadora del hogar tras otra vino a testificar sobre sus inaceptables condiciones de trabajo.

“Solamente gano 50 dólares al mes”, dijo una de las presentes. “La señora solamente me da una comida al día. ¡Pero ya no tengo miedo!”

“Ayúdennos, porque estamos cansadas de ser maltratadas, mal pagadas y desnutridas”, dijo otra trabajadora del hogar.

“Si nos quejamos, nos envían a la Dirección General de Seguridad [el organismo de seguridad e inteligencia de Líbano] y corremos el riesgo de ser deportadas. Pero hemos venido a este país porque en el nuestro no hay soluciones.”

“Como pueden ver, es debido a todas estas historias que queremos crear un sindicato”, dijo la presidenta de la reunión, Rose, de Camerún, saludada con un estruendoso aplauso. Hacia el final del día, se eligieron 12 personas como miembros de la ejecutiva del nuevo comité sindical, que formará parte de un sindicato que representa gremios similares, como el de los técnicos de limpieza. Rose es una de ellas.

“Estoy ansiosa y feliz. Feliz porque he escuchado demasiadas historias abominables como para quedarme sentada y no hacer nada. Al mismo tiempo, el Ministerio de Trabajo aún no ha dado su veredicto con respecto a nuestro sindicato. Pero no nos quedamos cruzadas de brazos esperando, estamos avanzando”, afirmó Rose.

 

“Ilegal”

De hecho, el sindicato de trabajadores del hogar ha encontrado una gran hostilidad por parte del Ministerio de Trabajo de Líbano, que lo ha declarado “ilegal”.

“La legislación libanesa prohíbe a los extranjeros la formación de sindicatos”, señala el ministro de Trabajo Sejaan Azzi. Como lo estipula el artículo 7 del Código del Trabajo: “Los trabajadores del hogar empleados en casas particulares están excluidos de la presente ley.”

Por lo tanto, lo que prevalece es el sistema kafala.

Los trabajadores del hogar son contratados por intermediarios laborales en sus países de origen con falsas promesas de buenos salarios y condiciones de trabajo dignas.

Al llegar al Líbano, estas agencias de contratación los dejan en manos de un empleador que dispone del control total sobre sus vidas. Los ejemplos de impago de salarios, de agresiones físicas, violaciones y explotación son moneda corriente entre las trabajadoras del hogar en el Líbano, al igual que las denuncias de parte de organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.

Sin embargo, a juicio de Sarah Wansa, investigadora de la ONG libanesa Legal Agenda, la ley no admite explícitamente el sistema kafala.

“El término kafil o patrocinador, de donde se deriva el sistema kafala, no aparece en ningún texto legal del Líbano. Es una costumbre que, con los años, ha adquirido fuerza de ley de pleno derecho”.

Por otra parte, la legislación laboral fue supuestamente revisada hace años.

El Secretario General de FENASOL, Castro Abdallah, sostiene: “El ministro de Trabajo consulta su texto jurídico y dice que este sindicato está prohibido. Pero este texto no es la Biblia ni el Corán.

Existe el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece que todos los trabajadores y empleados, sin distinción ni restricción, tienen derecho a formar o afiliarse a un sindicato.”

El parlamento libanés todavía tiene que ratificar este texto, así como el Convenio 189 sobre los trabajadores del hogar, aprobado en 2011, que reconoce el derecho de sindicalización y de negociación colectiva.

Del mismo modo, el proyecto de ley sobre los trabajadores del hogar, introducido por el Gobierno en 2013, aún no ha sido votado. El vacío legislativo que rodea a los trabajadores del hogar, cabe decirlo, conviene a más de uno: “Es más fácil explotarlos cuando no están organizados”, afirma Wansa.

Marieke Koning, una de las responsables de la política a la CSI sobre la desigualdad de género y los trabajadores del hogar migrantes, señala que el movimiento sindical internacional apoya firmemente a estas mujeres.

“Pese a ser explotados un día tras otro, privados incluso de sus derechos humanos y sindicales más fundamentales, este día [25 de enero] cientos de mujeres y hombres valientes se han puesto de pie y han formado un sindicato. Ahora este sindicato, que es uno de sus derechos fundamentales, está siendo blanco de ataques. Pero no están solos. De Perú a Hong Kong y de Etiopía a Noruega, la solidaridad sindical internacional está organizándose y vamos a apoyarlos en su lucha.”

Al final de la conferencia, Sosina comenta que la entristece “estar excluida de la legislación libanesa”. Pero una sonrisa se dibuja de nuevo rápidamente en su rostro: “Pero hoy hemos visto que juntos podemos ser fuertes.”

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.