Podemos inspira una nueva izquierda para Europa - y el mundo

Histórico. Imagina un mundo en el que las elecciones son más que elegir una opción u otra. ¡Felicidades España!

El tuit de Edward Snowden felicitando a España llegó el 20 de diciembre a las 21.40 horas cuando los resultados electorales, que otorgaban a Podemos el 18% de los diputados del Congreso, eran casi definitivos.

El tuit de Snowden, una auténtica estrella del nuevo milenio, incluía un enlace a un artículo de The Guardian que destacaba la emergencia de PODEMOS y el fin del bipartidismo en España.

Snowden no fue el único. Ni el primero. Desde que Podemos diera la sorpresa en las elecciones europeas de mayo de 2014, los elogios y declaraciones de apoyo llegan de todo el mundo.

No solo eso: algunos países de Europa y las Américas están intentando replicar la experiencia de Podemos de diversas formas. Mientras la conservadora caverna mediática española fustiga a la formación política de Pablo Iglesias, la fascinación por Podemos crece por todo el mundo.

Pepe Mujica, el admirado ex presidente de Uruguay, afirmó hace meses que Podemos es “un grito de alerta en el mundo contemporáneo”. Eduardo Galeano llegó a identificar a Podemos con el empoderamiento: “Podemos, sois los enemigos de la impotencia”.

Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, deseó éxito a la formación de Pablo Iglesias para las elecciones del pasado 20 de diciembre y evitó hacer lo mismo con su tradicional aliado, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Desde Europa también llueven declaraciones de amor. El cineasta Ken Loach asegura que Podemos “debe ser estandarte de la izquierda europea”. Y el mismísimo Julian Assange, fundador de Wikileaks e icono de la nueva era, afirma que Podemos es el “primer partido del siglo XXI”.

Podemos representa una alternativa innovadora y sólida al agotamiento de las fórmulas socialdemócratas clásicas y a la incapacidad de la izquierda poscomunista de acceder al poder. Pero la fascinación por las novedades políticas españolas, que surgieron tras el estallido del movimiento del 15M, va más allá de Podemos.

El fenómeno de las agrupaciones municipalistas que conquistaron algunas de las principales ciudades españolas en las pasadas elecciones municipales, frentes ciudadanos en los que participa Podemos, también ha tenido repercusión global. Las alcaldesas Ada Colau (Barcelona) y Manuela Carmena (Madrid) son celebradas como auténticas heroínas del cambio. Además, diferentes ciudades del mundo están estudiando el método, la tecnología y la narrativa del municipalismo español.

Sin embargo, a pesar del espectacular resultado en las elecciones generales – Podemos es la tercera fuerza política y el partido más votado a través de candidaturas ad hoc en Cataluña y el País Vasco –, el sistema político y mediático español intenta deslegitimar todo lo que esté relacionado con Podemos, incluidos los gobiernos municipales de las alcaldesas de Madrid y Barcelona.

¿Qué es exactamente lo que asusta a la clase dirigente española? ¿Por qué la izquierda española, en especial Izquierda Unida, desprecia el auge del partido de Pablo Iglesias? ¿Por qué lo relacionado con Podemos inspira a la ciudadanía, intelectuales, políticos y movimientos de izquierda en el resto del mundo?

 

Una nueva izquierda para Europa

La percepción que se tiene de Podemos en Europa y América Latina, las regiones del mundo donde más se habla del nuevo partido, es sustancialmente diferente. Europa siente fascinación por la energía, el optimismo y la popularidad de Podemos y considera que su marco de participación en la calle y por medio de redes es un motor de inspiración para el nacimiento de una nueva izquierda continental que cambie el rumbo neoliberal de la Unión Europea.

En su artículo What I learned from Podemos, el politólogo británico Owen Jones, posiblemente el mayor defensor de la formación de Pablo Iglesias, hace un minucioso repaso de lo que Europa puede aprender del nuevo partido español.

Tras destacar la importancia del ecosistema social español, el 15M y algunos movimientos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Owen aborda el asunto que considera más importante de Podemos: que ha abandonado los métodos y simbología de la vieja izquierda.

El color de Podemos es morado, no rojo. Palabras como socialismo son difíciles de encontrar en los discursos de sus líderes. Podemos rechaza incluso la terminología de “izquierda frente a derecha”, optando en su lugar por “personas frente a élites”. Owen Jones destaca a su vez el “entusiasmo” y el “brillante optimismo” de Podemos.

La mayoría de las voces europeas, además de considerar a Podemos una fuerza de renovación para la izquierda, también destacan su potencial democratizador. Thomas Piketty, profesor de la Escuela de Economía de París, destaca que “Podemos es una esperanza para la democratización de la zona euro”.

El británico Paul Mason, autor del libro Postcapitalismo, publicó recientemente un artículo en el que considera a las ciudades españolas gobernadas por agrupaciones, especialmente el Madrid de Manuela Carmena, la gran esperanza para construir un nuevo modelo de ciudad basado en la inteligencia colectiva y la colaboración ciudadana.

Renaud Lambert, redactor jefe de Le Monde Diplomatique, escribió un artículo a inicios de 2015 en el que consideraba que Podemos es “el partido que está cambiando España”, pues está “traduciendo el discurso tradicional de la izquierda en ejes discursivos capaces de conseguir una mayor adhesión: democracia, soberanía y derechos sociales”.

El semanario alemán de izquierdas Der Freitag, dedicó la portada del número de abril a Podemos. La frase “Por qué el movimiento Podemos puede cambiar Europa” presidía la primera página del semanario.

Por otro lado, los medios europeos suelen asociar Podemos con la coalición griega Syriza y las políticas antiausteridad reclamadas desde el sur de Europa. Pero en los últimos tiempos, incluso articulistas del Financial Times como Wolfgang Münchau se han puesto de lado de las recetas económicas de la formación morada sobre la necesaria reestructuración de la deuda.

En general, la izquierda y los intelectuales europeos consideran a Podemos como la mejor receta para acabar con el “extremo centro” del que habla Tariq Ali, una metáfora usada para describir partidos laboristas o socialistas entregados al neoliberalismo, a la austeridad y a la dirección de la Unión Europea.

 

Las Américas

En febrero de 2015, Pablo Iglesias realizó una gira estratégica por Estados Unidos. En ella, se reunió con los economistas Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001 y Mark Weisbrot, cofundador del influyente Center for Economic and Policy Research (CEPR). Weisbrot se deshizo en elogios hacia Pablo Iglesias.

Paralelamente, el líder de Podemos dialogó con movimientos sociales y algunos intelectuales clave de la izquierda estadounidense. Especialmente relevante fue el paso de Iglesias por el programa Democracy Now, dirigido por Amy Goodman, un símbolo de la izquierda estadounidense. La charla de Iglesias y Goodman en la Universidad de Nueva York, convocada por el prestigioso Left Forum, tuvo una espectacular acogida.

Algunos pensadores críticos muy influyentes, como Noam Chomsky, han destacado reiteradamente la importancia del nuevo partido español: “Podemos es un partido que se levanta contra el asalto neoliberal que está estrangulando y destrozando a los países periféricos de Europa”.

Por su parte, la autora americano-francesa Susan George afirma que Podemos “tiene la postura correcta en cuanto al cambio climático y al TTIP (el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea que se está negociando en la actualidad).

América Latina tiene una relación especial con Podemos. El hecho de que Podemos incorpore algunas teorías políticas del argentino Ernesto Laclau, como la “hegemonía” o la “construcción de un pueblo”, despierta recelos en una región en la que el discurso del bloque progresista está en decadencia.

Sin embargo, buena parte de la izquierda y de los movimientos latinoamericanos siente que la fuerza de Podemos puede representar un huracán de renovación, sobre todo en lo que concierne a la construcción de narrativa nueva.

En México, Andrés López Obrador ha fundado un nuevo partido, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), que se autoproclama el “Podemos mexicano” y busca la fórmula de partido-movimiento.

En Brasil, donde la efervescencia social española a partir del 15M ha tenido una amplia repercusión, Podemos despierta pasiones. A finales de 2014, algunos disidentes destacados de la Rede Sustentabilidade lanzaron el partido Raíz Movimento Cidadanista, bautizado por los medios como “el Podemos brasileño”.

Los Circulos de Cidadania de Río de Janeiro también fueron creados a imagen y semejanza de los círculos de Podemos para reinventar la participación política y la narrativa popular. El interés en Brasil es tan grande, que este año se publicó incluso el libro Podemos e Syriza: experimentações políticas e democracia no século 21 (Anna Blume).

El último tercio del libro está dedicado exclusivamente a las agrupaciones municipalistas que gobiernan algunas de las principales ciudades españolas, como Madrid y Barcelona.
Y ahí tenemos una clave: la emergencia de Podemos ha generado una influencia e inspiración asimétrica, simbólica y orgánica que va más allá del propio partido. En Brasil, “Ahora Madrid” o “Barcelona en Comú” han sido tanto o más influyentes que el propio Podemos.

En Belo Horizonte, una de las ciudades más importantes de Brasil, se está formando incluso una agrupación llamada Muitxos: Cidade que Queremos a imagen y semejanza del municipalismo español. En México, el movimiento Wikipolítica, que ha conseguido el primer diputado independiente de México, Pedro Kumamoto, tiene claras resonancias con el municipalismo español.

 

Críticas y elogios

Mientras la caverna mediática de España, su vieja izquierda (Izquierda Unida) o su extremo centro (PSOE) critican el fenómeno Podemos, existen movimientos en todo el mundo que beben de su energía, sus prácticas y una narrativa que supera la simbología revolucionaria clásica.

A pesar de las dudas que ha suscitado la democracia interna de Podemos, y que constituyen la principal crítica al partido formulada por los movimientos sociales españoles, podríamos afirmar que el movimiento morado marca un punto de inflexión en la política global.

El filósofo portugués Boaventura de Sousa Santos habla de la ola Podemos. En un artículo publicado en marzo de 2015, Boaventura recalcaba que Podemos no es un fenómeno del sur de Europa o de América Latina. Citando al Aam Aadmi Party indio (Partido del Hombre Común), Boaventura vaticina que la ola Podemos “puede emerger bajo otras características en otro continente o contexto”.

De hecho, la emergencia de Podemos en las pasadas elecciones españolas ha sido celebrada por algunos partidos emergentes de diferentes partes del mundo. Por ejemplo, el Partido Democrático de los Pueblos (HPD), surgido tras las revueltas del parque Gezide Estambul, conmemoró en Twitter el fin del bipartidismo español.

La ola Podemos, más allá de lo que acabe ocurriendo en España, continuará. La ola Podemos puede expandirse, mejorando incluso el método participativo implantado por la formación morada.

Es, en definitiva, una bocanada de aire fresco para los movimientos de izquierda de todo el mundo. La ola Podemos – según Boaventura de Sousa – “es una metáfora para encontrar una solución política progresista al atolladero en el que nos encontramos, una solución que no implica ninguna descomposición política abrupta”.

 

Este artículo fue publicado originalmente en openDemocracy.

Este artículo ha sido traducido del inglés.