Trump ensombrece la victoria de Standing Rock

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La paralización de la construcción del controvertido oleoducto Dakota Access, que atraviesa las tierras ancestrales de varias tribus indígenas en los Estados Unidos, arrojó una sombra sobre su futuro financiero. Pero los intereses personales de Donald Trump en este oleoducto, de 1886 kilómetros de longitud, y sus estrechos lazos con la industria del petróleo y del gas podrían llevar al Presidente electo de los Estados Unidos a poner en marcha a paso forzado este proyecto de 3780 millones de dólares.

El anuncio de las autoridades, a principios de mes, de que no darían permiso al oleoducto para perforar bajo el río Missouri suscitó una euforia generalizada.

El oleoducto Dakota Access, que transportará unos 470.000 barriles de crudo al día desde los pozos de Bakken, en Dakota del Norte, hasta las refinerías de Illinois, está ya casi finalizado, excepto un pequeño tramo al norte de la reserva sioux de Standing Rock.

Los sioux han denunciado en repetidas ocasiones el riesgo de que una filtración o una fuga contaminen los suministros de agua y la profanación de sus lugares sagrados.

La decisión oficial llegó la víspera de que se ejecutara la orden de evacuación de miles de indígenas y activistas medioambientales del campamento de protesta Sacred Stone, montado en los márgenes del río, en abril de este año.

Recientemente, cientos de veteranos de guerra llegaron para apoyar a los manifestantes, que se definen a sí mismos como “protectores del agua”.

Más de 500 personas fueron arrestadas a lo largo de los meses que duró el pulso mantenido en Standing Rock, que se convirtió en un punto neurálgico internacional de las luchas por los derechos indígenas y medioambientales.

Se ha denunciado en repetidas ocasiones el uso excesivo de la fuerza por agentes antidisturbios en vehículos blindados, que lanzaron balas de goma, cañones de agua y de sonido y gases lacrimógenos, entre otras municiones de bajo impacto letal, contra manifestantes desarmados.

Durante los enfrentamientos de la noche del 20 de noviembre, más de dos docenas de personas tuvieron que ser hospitalizadas y cientos resultaron heridas, incluida una mujer de 21 años a la que un proyectil le desgarró el brazo y otra que fue alcanzada en un ojo por un bote de gas lacrimógeno.

 
Una victoria crucial

El 4 de diciembre, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos denegó el permiso para la construcción de un tramo fundamental del Dakota Access, una victoria crucial para los manifestantes, ​que los protectores del agua y las corporaciones que financian el proyecto de oleoducto atribuyeron a la intervención de la Casa Blanca.

Dave Archambault II, Presidente de la tribu sioux de Standing Rock, afirmó que su pueblo y otras tribus estarán “eternamente agradecidos a la Administración Obama por esta decisión histórica”.

La Energy Transfer Partners, compañía matriz que financia el proyecto, calificó la decisión de “medida puramente política”, y observó:

“Como venimos diciendo, [Energy Transfer Partners y Sunoco] tenemos el firme compromiso de completar este proyecto básico y esperamos finalizar la construcción del oleoducto sin ningún redireccionamiento adicional en o alrededor del lago Oahe. Nada de lo que esta Administración ha decidido hoy cambia en modo alguno este objetivo”.

Los acampados en Sacred Stone celebraron su victoria sobre la “serpiente negra” con fuegos artificiales y festejos. Pero los protectores del agua son conscientes de que Donald Trump, tras su toma de posesión el 20 de enero de 2017, puede llevar al traste sus denodados esfuerzos y obligar a que se complete el proyecto de oleoducto.

Bryan Lanza, vocero de Trump, envió un memorando a sus simpatizantes a principios de mes, confirmando que el Presidente electo pretende culminar el proyecto y que su decisión no tiene “nada que ver con sus inversiones personales sino con la promoción de políticas que beneficien a toda América”.

En mayo de 2015, Donald Trump poseía entre 500.000 USD y un millón de dólares en acciones de la compañía Energy Transfer Partners, la empresa constructora del oleoducto. En el verano de 2016 redujo sus participaciones a menos de 50.000 USD. Otro vocero de Trump declaró al Washington Postque el

Presidente electo había decidido vender todas sus acciones en la compañía, aunque su equipo de transición aún no ha aportado prueba alguna de ello.
Recientemente se ha publicado que Donald Trump posee al menos 100.000 USD en acciones de Phillips 66, una compañía eléctrica propietaria de un cuarto del oleoducto.

 
El dinero fluye

El dinero fluye en ambos sentidos. El diario The Guardian revela que el Consejero Delegado de Energy Transfer Partners, Kelcy Warren, donó 130.000 USD a la campaña presidencial de Trump y 66.800 USD al Comité Nacional Republicano, cuando el presentador del reality televisivo obtuvo la candidatura a la Presidencia.

También se ha publicado que Warren contribuyó con cinco millones de dólares al comité de acción política que apoyó la campaña presidencial Rick Perry, antiguo Gobernador de Texas y concursante de Bailando con las Estrellas. Perry es miembro de la Junta de Administración de Energy Transfer Partners y posee acciones por valor de 100.000 USD de la compañía. Trump le ha elegido Secretario de Energía.

Antes de la victoria de Standing Rock, Warren declaró a NBC News:
“Estoy cien por cien seguro de que la Administración Trump aprobará el oleoducto. Estoy convencido de que contaremos con un gobierno que cree en la infraestructura energética”.

Los lazos que unen a la industria petrolera con la futura Administración Trump preocupan especialmente a los activistas.

El asesor de Trump en materia energética, el magnate del petróleo Harold Hamm, es Consejero Delegado de Continental Resources, la principal compañía de fracking de los Estados Unidos. Hamm ha obtenido miles de millones de dólares extrayendo petróleo en Dakota del Norte mediante fracturación hidráulica y, una vez completado, el oleoducto servirá para transportar el petróleo de Continental.

Trump ha nombrado Secretario de Estado a Rex Tillerson, antiguo Presidente y Consejero Delegado de la multinacional del petróleo ExxonMobil.

Tillerson sólo ha trabajado para Exxon y, si bien podría poseer acciones de la compañía por valor de más de 230 millones de dólares, además de estrechos lazos con Vladimir Putin, carece de experiencia en cargos públicos.

 
Los temores de fuga se hacen realidad

Lo que más preocupa a la comunidad de Standing Rock es la posibilidad de que las fugas de petróleo contaminen su suministro de agua.

Sus temores se hicieron realidad a principios de diciembre, cuando se descubrió una fuga en otro oleoducto de la compañía, el Belle Fourche, que vertió más de 666.232 litros de crudo al arroyo Ash Coulee, situado a apenas a 241 kilómetros de los campamentos de protesta.

A pesar de que Dakota Access afirma que su oleoducto será seguro, ya que los trabajadores que lo vigilan a distancia podrán cerrar el oleoducto si se detecta una fuga, lo cierto es que este dispositivo de control electrónico no logró detectar la ruptura del Belle Fourche, que fue eventualmente descubierta por un propietario local, el 5 de diciembre. Las labores de limpieza se están viendo dificultadas por las bajas temperaturas.

Eliminar los vertidos de los oleoductos no es tarea fácil. Después de tres años, aún no han acabado las labores de limpieza de la ruptura de otro oleoducto de Dakota del Norte.

La semana pasada el Departamento de Sanidadde Dakota del Norte reveló que apenas se han recuperado, ni se recuperarán, un tercio de los 3.180.00 litros de crudo que en 2013 contaminaron los campos de trigo colindantes, al estallar un oleoducto de Tesoro Corp.

LaDonna Brave Bull Allard, fundadora del campamento de resistencia sioux de Standing Rock, afirma que la zona que el oleoducto Dakota Access pretende perforar no solo supone una fuente de suministro de agua, representa también una conexión trascendental con sus ancestros. “Debemos recordar que formamos parte de una larga historia. Mi padre está enterrado en la cima de la colina, desde donde se otea nuestro campamento, situado abajo, en la ribera. Mi hijo también está enterrado allí.

“Cuando Dakota Access vino por primera vez y vi el mapa del oleoducto, supe que todo mi mundo estaba en peligro. Si permitimos la construcción de este oleoducto lo perderemos todo.

Nosotros somos el río y el río es nosotros. No tenemos más opción que hacerles frente”.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.