Trabajar, vivir y morir en la Nigeria de la secta islamista Boko Haram

 

Yahaya Kabir, de 52 años y padre de nueve hijos, solía trabajar como ingeniero en una emisora de radio estatal en el estado de Kaduna (norte de Nigeria).

En abril, el señor Kabir perdió a un amigo en un atentado con bomba perpetrado por la secta radical islamista Boko Haram en las oficinas en Kaduna del popular periódico nigeriano ThisDay.

Seis personas murieron en aquel fatídico atentado.

Este trabajador nos contó que el suceso le dejó meses deprimido y le hizo sentirse inseguro al ir a trabajar.

Por tanto, el señor Kabir renunció a su trabajo, abandonó Kaduna y hoy en día está en paro.

Sin embargo, este no es un caso aislado.

El señor Kabir afirma que un número considerable de amigos y antiguos colegas también han abandonado sus empleos y huido de Kaduna debido a las frecuentes explosiones de violencia que han dejado más de 185 víctimas mortales en el estado.

“Kaduna ya no es seguro. Vamos a trabajar todos los días rezando para que Boko Haram no haga saltar por los aires nuestras oficinas”, se sinceró.

Boko Haram es un misterioso grupo islamista de insurgentes que actúa en el norte de Nigeria. En la lengua hausa, Boko Haram significa ‘la educación occidental es un pecado’, aunque el nombre oficial del movimiento es ‘Jama’atu Ahlis Sunna Lidda’awati wal-Jihad’ que en árabe quiere decir ‘Pueblo Comprometido con la Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Jihad’.

La misión de Boko Haram consiste en luchar por la implantación de la ley islámica o ‘sharia’ en todo el país. En los tres años desde que inició su violenta andadura, Human Rights Watch calcula que Boko Haram ha matado a unas 1.500 personas, al menos la mitad de ellas durante este año.

Boko Haram salió por primera vez a la luz pública aproximadamente en el 2002 en el nordeste de Nigeria. A medida que crecía, empezó a preocupar cada vez más a las autoridades hasta que estalló la violencia en el verano del 2009, con cientos de víctimas mortales.

Desde finales del 2010, el grupo ha reivindicado una brutal campaña de atentados dirigidos a oficinas públicas e instituciones con cada vez más hombres, mujeres y niños corrientes entre las víctimas, generando el caos en el norte de Nigeria.

En un principio, Boko Haram incitaba a la violencia sectaria y atacaba a cristianos con porras y machetes. Sin embargo, el reciente incremento en la frecuencia y sofisticación de sus atentados corrobora las denuncias de que sus militantes se están adiestrando en campos de entrenamiento de Al-Qaeda en el Magreb islámico.

En el 2011, por ejemplo, un terrorista suicida detonó un vehículo lleno de explosivos en el exterior de la sede de las Naciones Unidas en Abuya, la capital de Nigeria. Destruyó varias plantas del edificio y provocó la muerte de por lo menos 18 trabajadores/as.

Fracaso

Abdulwahed Omar, el presidente del mayor sindicato de África, el Congreso del Trabajo de Nigeria (NLC), declaró que el Gobierno federal tiene que hacer más para combatir la violencia y la inseguridad provocadas por el grupo.

Según afirmó, hasta la fecha los organismos nigerianos de seguridad han fracasado en sus intentos por proteger a los trabajadores/as nigerianos y a los ciudadanos en su conjunto.

“Los trabajadores/as ya no están seguros en sus lugares de trabajo. Disponemos de información de algunos de nuestros miembros en el norte que se están mudando a otros estados menos violentos, nos informó.

Además, opinó que el fracaso del Gobierno en la lucha contra Boko Haram también ha provocado deficiencias socioeconómicas, como el aumento del desempleo, el colapso del sistema educativo y la industria, así como la destrucción de infraestructuras.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS), desde que Boko Haram inició la insurgencia, la tasa de desempleo ha aumentado del 11,8% en el 2009 al 23,9% en el 2012.

Las estadísticas de la oficina también revelan el enorme abismo existente en las tasas de desempleo entre el norte y otras zonas del país.

Según datos de la NBS, los 10 estados nigerianos con las tasas más altas de desempleo se encuentran en el norte del país.

Según los analistas, el aumento del desempleo y la pobreza, así como la falta de formación en el norte, explican el origen de la peligrosa Boko Haram.

Consecuencias

En la mayor parte de los estados septentrionales, las frecuentes matanzas y atentados han destruido las actividades económicas y comerciales.

Por ejemplo, Inuwa Bwala, el Comisionado de la Información para el estado de Borno (donde se originó Boko Haram), explicó a Equal Times que el Estado tardará 20 años en recuperarse de las consecuencias derivadas de la insurgencia.

Puso como ejemplo el mercado de los lunes en Maiduguri, la capital estatal: “Los comerciantes que han huido de la ciudad han abandonado aproximadamente la mitad de los 10.000 puestos y tiendas del mercado”.

“Los bancos y sus clientes también se encuentran en una situación difícil y han reducido su horario laboral para protegerse de los ataques de los miembros de la secta”.

“No cabe duda de que la crisis ha afectado a nuestros recursos, nuestros negocios y nuestra economía”, confirmó el señor Bwala.

La vida ha cambiado en Kano (la segunda mayor ciudad de Nigeria después de Lagos) desde enero del 2012, cuando la secta inició su asedio a la ciudad.

En mayo, alrededor de 20 personas murieron víctimas de las bombas y balas de unos supuestos miembros de Boko Haram en una iglesia ubicada en el interior de la Universidad de Bayero en Kano.

La secta también ha atentado en el estado contra iglesias, mercados y oficinas de telecomunicaciones, entre otros lugares.

La empresaria local Hajiya Ladi Inuwa afirmó que los problemas de seguridad han tenido un fuerte impacto tanto en el sector público como en el privado.

“Muchos inversores que llevan siglos haciendo negocios en la ciudad están trasladando sus negocios debido a los interminables problemas de seguridad ocasionados por las frecuentes matanzas y atentados en Kano”, añadió.

La violencia ha afectado incluso al turismo.

“El Festival Durbar en Kano, que solía atraer a turistas locales y extranjeros, se ha cancelado [este año]. El Gobierno del estado ha perdido enormes ingresos debido a esta singular decisión”, subrayó la señora Inuwa.

El Informe de las Inversiones en el Mundo, redactado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCD), calculó que la economía de Nigeria ha perdido miles de millones de nairas en concepto de inversiones extranjeras directas, debido a las actividades de Boko Haram.

Según el informe, “el flujo de inversiones extranjeras directas hacia Nigeria bajó hasta los 933,3 mil millones de nairas en el 2010, un descenso de aproximadamente el 29% si partimos de los 1,33 billones de nairas del ejercicio del 2009”.

Se calcula que el 70% de los nigerianos viven con menos de 1,25 US$ al día, pero la pobreza está más extendida en el norte del país, debido a la alta tasa de desempleo en la región.

Según un informe de la NBS sobre el desempleo en Nigeria, “aproximadamente 40 millones de jóvenes de entre 18 y 25 años están desempleados, lo cual provoca resentimiento, ira y una reducción de la capacidad de empoderamiento”.

``La gran disparidad entre ricos y pobres, entre el norte y el sur, parece ser una de las principales razones para participar en la insurgencia”.

El camarada Abiodun Aremu, un activista de la coalición de la sociedad civil Frente de Acción Conjunta (JAF), que está a favor de los trabajadores/as, describió el surgimiento de Boko Haram como el resultado directo de las políticas económicas del Gobierno.

“Las políticas gubernamentales de privatización y liberalización fomentan un clima de inseguridad general en términos del número de personas desempleadas. Los parados se han convertido en una carga para la sociedad”.

Según el señor Aremu, si el Gobierno hiciera más para combatir el desempleo y mejorar el bienestar social entre los menos privilegiados, reduciría enormemente el número de jóvenes que forman parte de Boko Haram.

Sin embargo, Nnamzi Asomugha, Director Adjunto del Consejo Nacional del Empleo (NDE), afirmó que el Gobierno ya está realizando esfuerzos para luchar contra el origen de la inseguridad en el país.

Nos explicó que, mediante el programa de habilitación laboral del NDE, el Gobierno tiene como objetivo reducir la pobreza formando y empoderando a los ciudadanos con habilidades laborales que les ayuden a conseguir un empleo o a ser trabajadores/as autónomos.

“Así, ayudaremos a reducir el desempleo, la mendicidad y las altas tasas de inseguridad en el país”, declaró.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.