Los esclavos de la comida rápida en Brasil

 

“En una ocasión iba con una bandeja repleta de comida y tropecé. Mi coordinador lo vio, agarró la bandeja y dejó que me cayera al suelo diciendo: ‘Primero los beneficios y después el trabajador’.”

Kelly ha trabajado en un McDonald’s de São Paulo durante cinco meses y su historia, entre otras, fue publicada en el periódico brasileño semanal Brasil de Fato.

McDonald’s tiene más de 650 restaurantes en Brasil y emplea a más de 50.000 trabajadores/as. El 70% de ellos son menores de 21 años.

En São Paulo, la rotación de personal es sumamente elevada y los trabajadores se quejan de un trato inhumano descarado, hasta tal punto que los sindicatos han denunciado casos de trabajo en situación de esclavitud.

Según Lúcio, de 16 años, entrevistado por Brasil de Fato, “nunca te puedes tomar un descanso – en el momento en que te sientas, te echan la bronca”.

José, de 17, dice: “Ni siquiera tienes tiempo para beber agua”. María, de 16 años, ganaba 2,38 reales brasileños por hora (aproximadamente 1,20 USD) y recuerda: “Una vez me quemé la mano y se lo dije a mi supervisora, pero me dijo que siguiera trabajando”.

La historia de Ruth es aún peor. Empezó a trabajar para McDonald’s con 17 años, en diciembre de 2010, y cinco meses después se quedó embarazada. A pesar de que siguió trabajando, dejó de percibir su sueldo hasta agosto de 2011, cuando su situación le obligó finalmente a dejar el trabajo.

El Sindicato de Trabajadores de Hoteles, Bares y Similares de São Paulo y Región (Sinthoresp) reclamó los atrasos salariales de Ruth en el tribunal laboral.

En su respuesta, McDonald’s justificó la denegación de los pagos alegando que, en el momento de ser contratada, la empleada había presentado una cuenta de ahorro, pero que los pagos sólo se hacen a cuentas corrientes, depositando así toda la responsabilidad en la adolescente. Ruth tiene ahora una cuenta corriente pero todavía no ha recibido ni un centavo.

El tribunal sigue examinando el caso. La historia de Ruth no es un caso aislado.

Sinthoresp ha recibido quejas parecidas de otras trabajadoras embarazadas. De hecho las quejas son tantas que el sindicato considera que se trata de una clara estrategia empresarial.

“Las mujeres embarazadas son obligadas a renunciar a su empleo mediante acoso moral y el impago de su salario”, dice Rodrigo Rodrigues, abogado de Sinthoresp.

“Esto libera a la empresa de la obligación de pagar una indemnización o la atención especial de estas empleadas durante su embarazo.”

“Para las propias trabajadoras esto tiene una repercusión enorme, puesto que pierden el derecho a las prestaciones por desempleo y la cobertura del seguro médico justo en el momento en que más lo van a necesitar”, dice Ethel Machiori, otra abogada de Sinthoresp.

En consecuencia, además de las reclamaciones salariales, el sindicato ha solicitado al Ministerio de Trabajo que investigue si el impago de los sueldos y el acoso moral son prácticas habituales en Golden Arches Ltd, la franquicia brasileña de McDonald’s.

 

Querellas

En agosto de 2012, Sinthoresp encontró 1.790 denuncias individuales en curso, presentadas contra McDonald’s únicamente en el Tribunal Laboral Regional de la Ciudad de São Paulo.

Esto excluye los casos resueltos en o fuera de este tribunal y las quejas desestimadas.

Concretamente, uno de los restaurantes, donde trabajan un total de 230 empleados, tenía 151 querellas pendientes.

A pesar de todas estas pruebas abrumadoras y de las numerosas informaciones en los medios de comunicación, el Ministerio concluyó que no había ninguna razón para proseguir con la investigación.

“El número de quejas de trabajadores podría ser en realidad mucho mayor”, dice Rodrigues.

 

Sindifast: más amarillo que una loncha de queso

“En 2001, las cadenas de comida rápida de Brasil patrocinaron la creación de una sindicato amarillo, denominado Sindifast, que pudieran controlar.”

“Sindifast no es otra cosa que un amortiguador para las quejas de los trabajadores y una estructura falsa para hacer aprobar los supuestos convenios colectivos”, dice Rodrigues.

“Desde que Sindifast está negociando para los trabajadores en McDonald’s, los salarios son de media un 35% inferiores a los de los compañeros que están cubiertos por otros convenios colectivos.”

“De las 1.790 denuncias legales presentadas contra McDonald’s en São Paulo, ni una sola fue apoyada por sus abogados.”

En 2008, la revista Epoca denunció los mecanismos fraudulentos por parte de líderes sindicales que filtran las cotizaciones sindicales que se deducen automáticamente en nómina, sin absolutamente ninguna rendición de cuentas ni transparencia en cuanto al uso de las mismas.

La revista presentó el inexplicable enriquecimiento de Ataide Francisco de Morais, padre del presidente de Sindifast y líder sindical por cuenta propia, como un ejemplo extremo.

El 23 de enero de este año, Sinthoresp presentó una denuncia oficial ante el Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), acusando al Gobierno brasileño de no esforzarse lo suficiente para proteger el derecho de sus ciudadanos a afiliarse o a establecer un sindicato de su elección y contestar las prácticas antisindicales de McDonald’s.

A pesar de la negativa del Ministerio de Trabajo a investigar las irregularidades en el pago de los salarios de los trabajadores, el sindicato no tiró la toalla.

“Esta vez no”, dijo Rodrigues. “Han ido demasiado lejos. La falta de respeto de McDonald’s por Brasil y por los brasileños es una vergüenza. La empresa viola con toda claridad la ley en múltiples situaciones, y aún así no pasa nada. ¡Se tiene que acabar con esta impunidad!”

En 2011, Sinthoresp denunció al sistema de pago abusivo de McDonald’s en un vídeo repleto de testimonios, con cámara oculta y otras pruebas de las condiciones de trabajo similares a la esclavitud.

Los trabajadores son seducidos con falsas promesas de salarios y engañados en cuanto a un plan conforme al cual se les deduce del sueldo el tiempo que pasan en la “sala de descanso”: únicamente cuando hay suficientes clientes los trabajadores son llamados de la sala de descanso para ir a trabajar, y sólo a partir de entonces se les empiezan a contabilizar las horas de trabajo.

Algunos trabajadores declaran que al final ganaban apenas 70 reales brasileños (aproximadamente 36 USD) al mes. Y a principios de mes los trabajadores nunca saben cuánto va a ganar ese mes.

 

Big Macs, bajos salarios

Conforme a la última definición del Banco Mundial de que “pobreza extrema” es vivir con menos de 1,25 USD al día, los ingresos de algunos de los empleados regulares de McDonald’s en São Paulo están por debajo del umbral de la pobreza extrema.

Al mismo tiempo, el real brasileño es una de las moneda más sobrevaluadas del mundo y los precios se están poniendo por las nubes.

Este año Brasil ocupó el quinto lugar en el ‘Índice Big Mac’ de The Economist. En São Paulo, esta icónica hamburguesa llega a costar 11,25 reales brasileños (aproximadamente 5,65 USD).

Desde que Sinthoresp publicó el vídeo, el sindicato ha obtenido un fuerte apoyo político y popular para su campaña.

“Vi el vídeo de Sinthoresp y me quedé impresionado con lo que vi”, dice el alcalde de la ciudad São Paulo Gilberto Natalini.

El parlamentario Carlos Bezerra Jr dice: “El problema del trabajo en condiciones de esclavitud en São Paulo es real, y es una desgracia para nuestro país que permitamos su existencia. McDonald’s es uno de los mayores empleadores de la ciudad.”

Si el trabajo en condiciones de esclavitud existe en sus restaurantes, está afectando a miles de jóvenes paulistas y a sus familias. Las sanciones penales tienen que ser más estrictas a fin de disuadir a otros infractores, y las víctimas tienen que recibir una compensación.

“McDonald’s no está exento de la aplicación de la legislación del salario mínimo y debe ajustar su sistema de salarios a dicha ley. Esta explotación no se puede tolerar”, dice Bezerra.

Después de que el Ministerio de Trabajo hubiera desestimado la investigación, el sindicato solicitó a la policía federal que llevara a cabo una investigación penal sobre “el trabajo en condiciones de esclavitud” en McDonald’s, tal y como se estipula en el artículo 149 del Código Penal brasileño (a saber, el delito de reducir a una persona a unas condiciones similares a la esclavitud al forzarla a trabajar u someterla a unas jornadas laborales exhaustivas o a unas condiciones laborales degradantes).

A diferencia del Ministerio de Trabajo, la policía encontró que sí que había razones para llevar a cabo una nueva investigación.

“Esto es de por sí una victoria para los trabajadores”, dice Rodrigues.

“McDonald’s es un actor muy poderoso en Brasil e invierte mucho en su lobby. Las acciones que emprendimos anteriormente tuvieron muy poco o ningún impacto. Es alentado obtener finalmente al menos algo de reconocimiento por parte de una institución oficial.”

La investigación de la policía sobre el trabajo en condiciones de esclavitud en McDonald’s comenzó en octubre del año pasado. El correspondiente informe será enviado al tribunal federal.

 

Las raíces de la esclavitud

Brasil tiene un pasado oscuro en lo referente a la esclavitud.

La esclavización de los pueblos indígenas y la importación de millones de africanos han definido la estructura social y el panorama étnico del país.

Fue uno de los últimos países en abolir la esclavitud en 1888, pero desde entonces, y sobre todo en la última década, ha adoptado una postura firme con respecto a las variantes modernas de la esclavitud.

En 2008, la OIT calculó que en Brasil había 40.000 trabajadores esclavos.

La mayoría del trabajo en condiciones de esclavitud en Brasil es una forma de servidumbre por deudas que se localiza en las zonas rurales, en los ranchos de ganado, la agricultura, el sector forestal y la producción de carbón. En las ciudades, la esclavitud es un problema bien conocida en las maquiladoras textiles con trabajadores andinos a menudo indocumentados.

Una iniciativa es el Pacto nacional para la erradicación del trabajo en condiciones de esclavitud.

Las empresas que firman el Pacto se comprometen a abstenerse de adquirir bienes o servicios procedentes de proveedores que utilicen mano de obra esclavizada.

Golden Arches ha sido uno de los signatarios del Pacto desde 2009.

Sinthoresp ha enviado sus alegaciones al Comité de Supervisión del Pacto, solicitando la exclusión de Golden Arches, o su inclusión en la “lista negra” de Brasil, un registro público de empresas cazadas utilizando mano de obra esclavizada.

Mientras tanto, tras una serie de juicios laborales en varios estados brasileños, el jueves de la semana pasada (21 de marzo), Golden Arches firmó un acuerdo con el Fiscal Laboral (Ministério Público do Trabalho) en Pernambuco

Aunque se comprometió a regularizar su programa de horarios de trabajo en todo Brasil antes de finales de año, no aceptó pagar el salario mínimo nacional a sus trabajadores e insiste en pagarles por hora “realmente trabajada”.

Luiz Machado, de la Organización Internacional del Trabajo, ha dicho que el Comité de Supervisión del Pacto había analizado el caso y que observó graves violaciones de la legislación laboral, concluyendo no obstante que la culpabilidad del uso de mano de obra en condiciones de esclavitud no estaba demostrada de forma convincente.

Después de una reunión con Golden Arches en la que describió su compromiso para mejorar las condiciones de trabajo, permitieron que McDonald’s permaneciera en el Pacto siempre y cuando el Tribunal Federal no juzgue lo contrario.

El Tribunal Federal brasileño decidirá efectivamente si McDonald’s somete a sus empleados a unas condiciones de esclavitud, ya que está por ver cómo se traducirá en la práctica el compromiso de McDonald’s ante el Fiscal.

Es evidente, sin embargo, que McDonald’s ha provocado una buena pugna en Sao Paulo y que Sinthoresp no abandonará hasta que las condiciones laborales mejoren de forma significativa.

Ofrecer empleo a trabajadores y trabajadoras jóvenes es una cosa; abusar estructuralmente de su vulnerabilidad es otra.

Los próximos Mundiales de 2014 y las Olimpiadas de 2016 harán que Brasil se transforme en el centro de atención mundial, y millones de aficionados del deporte irán a por su comida habitual servida por cadenas internacionales de comida rápida.

Esto le da a McDonald’s dos años para rectificar sus errores y evitar que este conflicto se intensifique cuando el mundo entero esté pendiente.

 

PORTUGUES

OS ESCRAVOS DAS CADEIAS DE FAST FOOD NO BRASIL
(Jeroen Beirnaert

 

“Uma vez eu estava segurando uma bandeja cheia de comida. Quando eu escorreguei, meu coordenador viu, pegou a bandeja com a comida, e me deixou no chão dizendo: ’primeiro o lucro, depois o trabalhador’.”

Kelly trabalhou na cadeia McDonald’s, em São Paulo, durante cinco meses e sua história, entre outras, foi relatada pelo noticiário brasileiro semanal Brasil de Fato.

No Brasil, o McDonald’s tem mais de 650 restaurantes e emprega mais de 50.000 trabalhadores. 70% deles são menores de 21 anos de idade.

Em São Paulo, a rotatividade de pessoal é extremamente alta e os trabalhadores queixam-se de tratamento desumano absoluto, a ponto de os sindicatos terem feito relatos sobre casos de trabalho escravo.

De acordo com Lúcio, de 16 anos, entrevistado pelo Brasil de Fato: "você nunca pode fazer uma pausa, assim que você se senta, você recebe uma bronca."

José, de 17 anos, diz: "você não tem tempo nem pra beber água". Maria, de 16 anos, ganhava 2,38 reais por hora (cerca de 1,20 dólares) e lembra: "Uma vez eu queimei minha mão. Eu disse à minha supervisora, mas ela disse-me para continuar trabalhando”.

A história de Ruth é ainda pior. Ela começou a trabalhar para o McDonald’s aos 17 anos, em dezembro de 2010, e ficou grávida cinco meses depois. Apesar de continuar trabalhando, ela não foi paga até agosto de 2011, quando a situação finalmente forçou-a a deixar seu emprego.

Em seu nome, o Sindicato dos Trabalhadores em Hotéis, Bares, Lanchonetes e Restaurantes de São Paulo e Região (Sinthoresp), entrou com uma ação reclamado salários na Justiça do Trabalho.

Na sua resposta, o McDonald’s está justificado o pagamento negado, alegando que a empregada tinha apresentado uma conta poupança no momento da contratação, enquanto os pagamentos são feitos apenas para contas correntes, transferindo toda a responsabilidade para a adolescente de 17 anos. Ruth agora tem uma conta corrente, mas ela ainda não recebeu um centavo.

O Tribunal está ainda analisando o caso. A história de Ruth não é um caso isolado.

O Sinthoresp recebeu denúncias semelhantes de outras trabalhadoras grávidas. Na verdade, as queixas são tantas que o sindicato vê uma clara estratégia de negócios.

"As mulheres grávidas são forçadas a se demitir por assédio moral e falta de pagamento de salários", diz Rodrigo Rodrigues, um advogado Sinthoresp.

"Isso isenta a empresa de indenização ou cuidados especiais com essas empregadas durante a gravidez."

"Para as próprias trabalhadoras, o impacto é enorme, pois elas perdem o direito às prestações de seguro-desemprego, e cobertura de seguro médico exatamente no momento em que vão mais precisar deles", diz Ethel Machiori, outro advogado no Sinthoresp.

Consequentemente, além da reivindicação salarial, o sindicato solicitou que o Ministério do Trabalho investigue se o não pagamento de salários, e o assédio moral são práticas comuns na Golden Arches Ltda., franquia brasileira do McDonald’s.

 

Ações na justiça

Em agosto de 2012, o Sinthoresp encontrou cerca de 1790 reclamações trabalhistas individuais em curso contra McDonald’s no Tribunal Regional do Trabalho, apenas na cidade de São Paulo.

Isso exclui os acordos, sejam eles em juízo ou fora dele, e as queixas que não eram admissíveis.

Um restaurante especial, com uma força de trabalho de 230 funcionários tinha 151 ações judiciais em execução.

Apesar desta evidência esmagadora e muitos relatos da mídia, no entanto, o Ministério do Trabalho concluiu que não havia nenhum motivo para uma investigação mais aprofundada.

"O número de queixas de trabalhadores realmente pode ser muito maior", diz Rodrigues.

Sindifast: tão amarelo (pelego) quanto uma fatia de queijo

"Em 2001, as cadeias de comida rápida no Brasil patrocinaram a criação de um sindicato pelego chamado Sindifast, o qual poderiam controlar."

"O Sindifast é nada mais do que um tampão para as queixas dos trabalhadores, e uma falsa estrutura para forçar os chamados acordos coletivos de trabalho", diz Rodrigues.

"Desde que o Sindifast está negociando para os trabalhadores do McDonald’s, os salários estão em média 35% mais baixos do que os dos colegas abrangidos por outros acordos coletivos".

"Das 1.790 ações judiciais contra o McDonald’s em São Paulo, sequer uma única queixa foi apoiada pelos advogados do sindicato."

Em 2008, a Revista Época denunciou esquemas fraudulentos de líderes sindicais que acediam a contribuições sindicais automaticamente deduzidas dos salários, sem prestação de contas ou transparência sobre quaisquer despesas.

A revista apresentou o enriquecimento inexplicável de Ataíde Francisco de Morais, pai do presidente de Sindifast, aquele próprio um líder sindical, como um exemplo extremo.

Em 23 de janeiro deste ano, o Sinthoresp apresentou uma queixa oficial ao Comitê de Liberdade Sindical da Organização Internacional do Trabalho (OIT), acusando o governo brasileiro de não fazer o suficiente para proteger o direito dos seus cidadãos de se unir ou formar um sindicato de sua escolha e contrabalancear as práticas do McDonald’s de destruição de sindicatos.

Apesar da recusa do Ministério do Trabalho em investigar irregularidades no pagamento dos trabalhadores, o sindicato não desistiu.

"Não desta vez", disse Rodrigues. "Eles foram longe demais. O desrespeito do McDonald’s com o Brasil e o povo brasileiro é uma vergonha. A empresa viola claramente a lei em várias instâncias e, ainda assim, nada acontece. Esta impunidade tem de acabar!”

Em 2011, o Sinthoresp denunciou esquema de pagamento abusivo do McDonald’s em um vídeo repleto de testemunhos, câmera escondida e outras provas de condições de trabalho análogas às da escravidão.

Os trabalhadores são atraídos por falsas promessas de salários, e enganados sobre o esquema que deduz o tempo na "sala de descanso" dos salários dos trabalhadores. Somente quando existem clientes suficientes, os trabalhadores são chamados para fora da “sala de descanso” para trabalhar, e só então suas horas começam a contar.

Alguns trabalhadores atestam que eles acabaram ganhando tão pouco quanto 70 reais (cerca de 36 dólares) por mês. Os trabalhadores não sabem, no início do mês o que eles vão ganhar no final.

 

Big Macs, baixos salários

Considerando-se a mais recente definição do Banco Mundial de "pobreza extrema", equivalente a viver com menos de 1,25 dólares por dia, alguns dos empregados regulares do McDonald’s em São Paulo tem uma renda abaixo da linha da pobreza extrema.

Ao mesmo tempo, o real é uma das moedas mais sobrevalorizadas do mundo, e os preços estão subindo impressionantemente.

Este ano, o Brasil ficou em quinto lugar no ’Índice Big Mac’ do Economist. Em São Paulo, este icônico hambúrguer vai custar algo como 11,25 reais (cerca de 5,65 dólares americanos).

Desde que lançou o vídeo, o Sinthoresp ganhou forte apoio político e popular para sua campanha.

"Eu vi o vídeo do Sinthoresp e eu fiquei realmente chocado com o que vi", disse o vereador de São Paulo Gilberto Natalini.

O deputado estadual Carlos Bezerra Jr. diz: "O problema do trabalho escravo em São Paulo é real, e é uma vergonha para o nosso país que nós permitamos que ele exista. O McDonald’s é um dos maiores empregadores da cidade”.

Se trabalho análogo à condição de escravo é encontrado em seus restaurantes, isto afeta milhares de jovens paulistas e suas famílias. As sanções penais deveriam ser mais fortes para dissuadir outros perpetradores e as vítimas deveriam ser compensadas.

"O McDonald’s não está isento da legislação do salário mínimo, e deve alinhar o seu regime de pagamento com a lei. Essa exploração não pode ser tolerada", diz Bezerra.

Depois que o Ministério do Trabalho tinha desfeito a investigação, o sindicato pediu à polícia federal que fizesse uma investigação criminal sobre ’trabalho escravo’ no McDonald’s, conforme definido pelo artigo 149 do Código Penal Brasileiro (ou seja, o crime de reduzir uma pessoa à condição análoga à de escravidão, forçando-a a trabalhar ou submetendo-a a dias de trabalho exaustivos, ou condições degradantes de trabalho).

Ao contrário do Ministério do Trabalho, a polícia encontrou motivo para uma investigação mais aprofundada.

"Isso, por si só, já é uma vitória para os trabalhadores", disse Rodrigues.

"O McDonald’s é um player muito forte no Brasil e investe muito em seu lobby. Nossas ações anteriores tiveram pouco ou nenhum impacto. É encorajador finalmente conseguirmos, pelo menos, algum reconhecimento de uma instituição oficial".

A investigação policial sobre trabalho escravo no McDonald’s começou em outubro do ano passado. Um relatório será enviado para a Justiça Federal.

 

As raízes da escravidão

O Brasil tem um passado obscuro, quando se trata de escravidão.

A escravização dos povos indígenas e importação de milhões de africanos moldaram a estrutura social e a paisagem étnica do país.

O Brasil foi um dos últimos países a abolir a escravidão, em 1888, mas desde então, e especialmente na última década, tem adotado uma postura forte sobre formas modernas de escravidão.

Em 2008, a OIT estimou que havia 40 mil trabalhadores escravos no Brasil.

A maioria do trabalho escravo no Brasil é uma forma de escravidão por dívida encontrada em áreas rurais, na pecuária, agricultura, silvicultura e produção de carvão. Nas cidades, o trabalho escravo é um problema bem conhecido em fábricas têxteis com trabalhadores andinos muitas vezes sem documentos.

Uma iniciativa é o Pacto Nacional para a Erradicação do Trabalho Escravo.

Empresas signatárias do Pacto comprometem-se a abster-se de comprar de fornecedores flagrados utilizando-se de trabalho escravo.

A Golden Arches tem sido um dos signatários do Pacto desde 2009.

O Sinthoresp enviou suas alegações ao Comitê de Monitoramento do Pacto pedindo a exclusão da Golden Arches ou sua inclusão na “lista negra", um registro público de empresas flagradas com trabalho escravo.

Entretanto, na sequência de ações judiciais trabalhistas em vários Estados brasileiros, na quinta-feira da semana passada (21 de março), a Golden Arches assinou um acordo com o Ministério Público do Trabalho em Pernambuco.

Ela compromete-se a regularizar o esquema de tempo de trabalho em todo o Brasil antes do final do ano. No entanto, ela não aceitou pagar o salário mínimo nacional para os seus trabalhadores, e sua insistência em pagar seus trabalhadores por hora, na verdade, "funcionou".

Luiz Machado, da Organização Internacional do Trabalho disse que o Comitê de Monitoramento do Pacto contra a Escravidão havia analisado o caso, notando violações graves do direito do trabalho, ao passo que concluía que a culpabilidade pelo uso de trabalho escravo não foi provada para além de qualquer dúvida razoável.

Após uma reunião com a Golden Arches, em que a empresa comprometeu-se a melhorar as condições de trabalho de seus funcionários, então permitiu-se que o McDonald’s permaneça no Pacto até que a Justiça Federal não julgue em contrário.

O Tribunal Federal vai julgar se de fato McDonald’s submete os seus trabalhadores a trabalho escravo, e continua a expectativa de como o compromisso do McDonald’s para com o Ministério Público vai se traduzir na prática.

É óbvio, porém, que o McDonald’s encontrou uma briga em São Paulo, e que o Sinthoresp não vai desistir até que as condições de trabalho melhorem significativamente.

Oferecer emprego a jovens trabalhadores é uma coisa; abusar estruturalmente de sua vulnerabilidade é outra.

A próxima Copa do Mundo de 2014 e as Olimpíadas de 2016 colocarão o Brasil no centro das atenções do mundo, e milhões de fãs de esportes vão procurar um tipo de comida que já conheçam, servido por cadeias internacionais de alimentos rápidos.

Isso dá ao McDonald’s dois anos para limpar sua ficha, se quer evitar uma escalada deste conflito num momento em que o mundo inteiro estará assistindo.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.