Haití está abierto a los negocios, pero no a los derechos de los trabajadores

Tres años después del terremoto que devastó a Haití, se está dejando a los trabajadores al margen de la reconstrucción de su propio país.

El desastre dejó más de 220.000 muertos y 1,5 millón de personas sin hogar.

Se ha calculado que quedaron completamente destruidas alrededor de 105.000 viviendas y otras 208.000 están seriamente dañadas.

Se derrumbaron, o quedaron inutilizables más de 1.300 escuelas y 50 hospitales.

La magnitud de la inversión necesaria para reconstruir el país dio argumentos al actual presidente, Michel Martelly, para proclamar en su discurso inaugural que Haití está abierto a los negocios.

Sin embargo, los sindicatos se preguntan si el Gobierno estará algún día abierto a los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras.

“Hoy 3 años después del terremoto, los trabajadores sindicalizados en el sector de la construcción tienen dificultades para integrarse en la reconstrucción del país”, señaló Dolce Pales Ricot, Secretario General de la Federación Nacional de Trabajadores de la Construcción (FENATCO), a Equal Times.

“Para ser más preciso, somos testigos de la presencia de las empresas constructoras encargadas de honrar los contratos de construcción con mano de obra Dominicana sin la presencia de las manos haitianas”.

Las empresas argumentan que las dificultades para encontrar trabajadores calificados haitianos las obliga a contratar trabajadores más allá de la frontera.

No obstante, parece que una mano de obra sindicalizada tampoco es “favorable” a la inversión.

“Desde el 13 de octubre de 2011 hemos capacitado 478 profesionales en las diferentes ramas que consideramos capaces de trabajar en empresas internacionales y dar buenos resultados.

Esto no impide que se dejen de lado”, afirmó Pales Ricot.

Algunas de las empresas incluso están contratando trabajadores haitianos que viven en la República Dominicana, pero pagándoles la mitad de su salario.

“En la República Dominicana nos pagan el equivalente a 1.500 gourdes (aproximadamente 35 USD) por basia (encofrados de hormigón de una casa), mientras que aquí, los funcionarios de la empresa sólo nos pagan 900 gourdes (aproximadamente 21 USD), alegando que estamos en nuestro país”, señaló un trabajador haitiano, entrevistado por la Haitian Press Network.

Un informe publicado la semana pasada por el centro de investigaciones económicas y políticas Center for Economic and Policy Research (CEPR), con sede en Washington, afirmó que la vivienda para los desplazados por el terremoto ha sido uno de los fracasos más flagrantes de los esfuerzos de reconstrucción.

“Tres años más tarde, casi 360.000 personas siguen viviendo en campamentos provisorios, mientras que el esfuerzo de reconstrucción ha dado como resultado menos de 6.000 nuevas viviendas”, indicó el codirector del CEPR, Mark Weisbrot.

Según el estudio, la comunidad internacional ha aportado solamente la mitad de los 13,34 mil millones asignados por donantes bilaterales y multilaterales para la recuperación de Haití.

“La reconstrucción se debe pensar desde un enfoque global, es decir, desde la definición del modelo social y económico que defienden las organizaciones sindicales, particularmente aquellas vinculadas con las cuestiones laborales”, afirmó Kattia Paredes, Asesora de la Confederación Sindical de las Américas (CSA-CSI) con sede en Port-au-Prince.

“En medio de todo ese caos hay algunas lucecitas que se encienden.

Se está llevando a cabo el proceso de revisión del código laboral. Al fin los empleadores, quienes estaban retrasando el proceso, entregaron la parte del trabajo preliminar que les correspondía hacer.

Ahora la ruta esta libre para que el proceso siga su curso.”

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.