Tecnología educativa, gratuita, a costa de los datos de los alumnos

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El avance en México del programa Google Apps for Education (GAFE, por sus siglas inglesas), que supone un riesgo potencial para la privacidad de los estudiantes, encuentra vía libre en este país americano gracias a la pasividad de las autoridades educativas y del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).

GAFE ya se aplica en instituciones escolares de primaria y secundaria de al menos 11 localidades del país, de un total de 2.454 municipios. En 2015, el gobierno de Baja California decidió su adopción para todo su sistema educativo. GAFE prepara ahora su desembarco en al menos cinco localidades más.

El argumento “de venta” es la introducción de herramientas tecnológicas para hacer más eficiente el proceso pedagógico y mejorar el rendimiento estudiantil.

La iniciativa, que ya cuenta con 50 millones de usuarios en todo el mundo, reúne en un paquete los servicios de Gmail, calendario, Classroom, el disco duro virtual Drive, la plataforma de videos YouTube, programas de procesamiento de textos, contactos y mensajería. Además de almacenamiento ilimitado en Gmail y en Google Drive, y otros.

El paquete de herramientas tecnológicas, utilizado también en Perú, Bolivia, Brasil y Argentina y de próxima introducción en Colombia y Chile, consta de la función Chrome Sync, que permite a los titulares de las cuentas ingresar en la computadora Chromebook o navegador Chrome para acceder a las aplicaciones, marcadores y páginas más visitadas.

“Aunque dice que no hay publicidad para niños y que no vende datos, éstos pueden ser compartidos por orden de un juez y con el uso de big data (datos masivos). El flujo de datos se vuelve muy poderoso para empresas como Google en (lo tocante a) tendencias conductuales y de compra. El negocio son los datos”, señana a Equal Times Juan Martín García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México.

Los objetivos del proyecto en Baja California, “Baja California goes Google”, según recoge su página web, son “potencializar la educación a través de las herramientas de Google Apps for Education para estudiantes y maestros haciendo que éstos abracen y adopten esta tecnología en el proceso educativo” y “crear programas educativos que apoyen, fomenten e impulsen la visión de las nuevas generaciones de jóvenes, aprovechar sus distintas formas de pensar y darles la oportunidad y las herramientas para que estén mejor preparados para enfrentar el mundo laboral”.

Con esta iniciativa, asegura el sitio, “los maestros tendrán más herramientas para enriquecer sus clases y despertar el interés de sus alumnos, con el fin de mejorar la experiencia educativa de las nuevas generaciones”.

Datos en cantidad para Google, con el visto bueno del usuario

La propuesta GAFE está libre de publicidad, asegura el sitio, y es un servicio gratuito, pero la moneda de cambio es el volumen masivo de datos que los usuarios generarán a través de las búsquedas y consultas de videos.

La Política de Privacidad de la corporación, actualizada el 19 de agosto de 2015, reconoce la obtención de información y el data mining (minería de datos) mediante sus poderosos algoritmos, como Google Analytics. Por eso, la frase “Google sabe más de nosotros que nosotros mismos” no es una hipérbole célebre.

Cuando el usuario crea una cuenta en Google, aporta datos como nombre, e-mail, número telefónico o de tarjeta de crédito. Paralelamente, la empresa husmea el modelo del dispositivo, sistema operativo, marcadores únicos de éste e información de la red móvil. Además, recaba datos de búsquedas, información telefónica, como llamadas salientes, hora y fecha de las llamadas, su duración y sus tipos, así como dirección IP, tipo de navegador y geolocalización.

El uso de esas herramientas implica la aceptación de la política de privacidad. De otra forma, el usuario tiene que comunicar a Google las limitaciones que quiere imponer al manejo de sus datos.

“Usamos la información que recolectamos de todos nuestros servicios para proveerlos, mantenerlos, protegerlos, mejorarlos y desarrollar otros nuevos, para cuidar a Google y sus usuarios. Usamos también esta información para ofrecer contenido personalizado”, cita el documento.

Google indica que pide la anuencia del titular de los datos antes de usarlos para un propósito diferente que aquellos especificados en la política de privacidad. Además, asegura que no comparte información con empresas, organizaciones e individuos ajenos a la corporación, a menos que el usuario dé su consentimiento; reconoce que provee datos personales a filiales o “empresas o personas de confianza” para su procesamiento.

“Podemos compartir públicamente información no personal identificable y con nuestros socios, como editores, anunciantes o sitios conectados”, refiere.

Pero aquí empiezan los problemas, pues como ha demostrado un estudio de 2010 de expertos de las universidades de Tecnología de Austria y de California y del Instituto Eurocom de Francia, es relativamente sencillo desanonimizar perfiles de usuarios de redes sociales.

Y a pesar de todo, el proyecto no está en el radar de las organizaciones magisteriales mexicanas. Judith Ríos, secretaria del Sindicato Estatal de Trabajadores de la Educación en Baja California, en la ciudad de Mexicali –a unos 2.190 kilómetros al noroeste de Ciudad de México–, asegura a Equal Times que desconoce la iniciativa.

"No nos han informado. Es algo muy delicado, no sabemos qué dimensión puede llegar a tener, que los datos queden en manos de otras personas. Aunque haya defensa de la privacidad, los datos andan por todos lados. Hablamos de niños que están en la primaria, eso es muy peligroso", declara esta profesora, con 33 años de trayectoria y coordinadora del capítulo sindical en su ciudad desde octubre pasado.

El Sistema Educativode Baja California y el INAI no se han pronunciado sobre la amenaza potencial a la privacidad estudiantil. Y ninguna de estas dos instituciones ha accedido a responder la consulta de Equal Times.

David Medel, director general del Centro de Formación Escolar Banting (colegio privado), situado al sur de Ciudad de México, defiende el uso de GAFE y minimiza los riesgos.

“Necesitábamos un sistema integral que nos facilitara la gestión de alumnos y de procesos. Analizamos cuál era la mejor opción, vimos varias aplicaciones. GAFE es un sistema que se aplica muy fácilmente, lo puede hacer uno mismo sin ser ingeniero o tener un background de tecnología. Un factor que influyó es que es gratuito. GAFE resolvió esas necesidades”, explica a Equal Times.

Cita el ejemplo de Classroom, “que hace más eficiente la comunicación entre alumno y profesor y entre padres de familia y profesor”, o Google Forms, “que permite colocar exámenes en línea, se los da a los alumnos, lo responden y el programa permite calificarlo”.

Fundado en 1994, el colegio Banting atiende a unos 700 estudiantes, desde preprimaria hasta secundaria. La institución se adhirió a GAFE en 2013, usa Google Classroom desde 2014 y planea introducir las computadoras portátiles Google Chromebook para el ciclo 2016-2017 en todo el ámbito secundario. Unas 600 personas, entre alumnos, docentes y personal administrativo, recurren a GAFE.

Cuando leyó el aviso de privacidad, no vio “elementos de preocupación”, apunta. “Tenemos un panel administrativo para borrar cuentas si un alumno se va del colegio. Es decisión del usuario si quiere crear un perfil de (la red social) Google+”, asegura Medel.

La historia de esta institución educativa forma parte de los casos de éxitode GAFE. El colegio usa Drive, el disco virtual en la nube, como su repositorio central para toda la información escolar, incluyendo menús de almuerzo, descripciones de cursos y materiales compartidos en varios tipos de archivos.

Entre los logros figuran capacitar a estudiantes con herramientas de tecnología moderna, mejorar la comunicación y colaboración entre profesores, estudiantes y equipos administrativos, así como ayudar a profesores y padres a mantener un registro de trabajo y avance de los alumnos y reducir costos y uso de papel.

Problemas irresueltos y causas abiertas

Cuando GAFE arrancó en 2012, la corporación espiaba correos de los usuarios para generar publicidad personalizada, como lo reconoció en una demanda interpuesta en marzo de 2013 en tribunales estadounidenses.

Los nueve denunciantes acusaron a Google de crear perfiles subrepticios con la información obtenida del monitoreo de e-mails para crear publicidad dirigida. También denunciaron que las prácticas de Google violaban leyes federales y estatales de intervención de comunicaciones y derecho a la privacidad. Además de quebrantar, alertaron, el principio del uso no comercial de datos estudiantiles.

En mayo de 2014 las partes sellaron un arreglo confidencial extrajudicial. En ese mismo mes, Bram Bout, director de Google for Education, anunció que la empresa ya no monitorearía los e-mails de los usuarios.

Esa salida no disolvió las dudas sobre GAFE. “Cuando se usa Chromebook, sólo se puede hacer con una cuenta de Google. La empresa monitorea todas las búsquedas, mantiene un récord, construye perfiles y los usa para sus propósitos de negocios. Aunque no sea publicidad, gana dinero con ello”, sostiene Jeff Gould, director ejecutivo de SafeGov, una alianza de expertos y proveedores de tecnología para proteger la privacidad de los usuarios, en conversación telefónica con Equal Times.

Las quejas contra la compañía no acabaron ahí. El pasado 1 de diciembre la organización Electronic Frontier Foundation (EFF, que vela por las libertades digitales en EEUU), interpuso una queja ante la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas inglesas) para que investigase y detuviese esa práctica.

Esta organización lanzó la campaña “Espiando estudiantes para concienciar sobre los riesgos a la privacidad de dispositivos electrónicos y programas repartidos en las escuelas. La EFF señaló que, cuando los alumnos entran en sus cuentas de GAFE, su información personal (en la forma de datos sobre el uso de servicios no educativos de Google) es recabada, almacenada y utilizada por la corporación para su propio beneficio, desvinculado de los propósitos autorizados escolares.

La función Chrome Sync, incorporada al dispositivo, permite a la transnacional recopilar y utilizar todo el registro de navegación de los estudiantes y otros datos para su propio beneficio.

EFF pide una investigación y la apertura de un procedimiento de amparo que obligue a Google a destruir toda la información estudiantil recolectada, guardada o utilizada e impedir que la corporación repita esas prácticas.

En respuesta a la denuncia, Jonathan Rochelle, director of Google Apps for Education, negó el 2 de diciembre en el blog del programa que la compañía atentase contra la privacidad de los alumnos y que su objetivo era únicamente el de “garantizar que profesores y estudiantes tengan acceso en todas partes a herramientas poderosas, asequibles y de uso fácil para enseñar, aprender y trabajar en grupo. Siempre hemos estado firmemente comprometidos para mantener privada y segura la información de los estudiantes”.

A este dossier se suma otra querella introducida el 28 de enero pasado en cortes estadounidenses por cuatro estudiantes de la Universidad de California en Berkeley. Éstos acusan a Google de violar la Ley de Privacidad de las Comunicaciones Electrónicas al monitorear sus correos para generar perfiles de publicidad personalizada, a pesar de que Google había asegurado a esa institución educativa de que no lo haría.

Expertos mexicanos urgen la intervención de las autoridades

García, Gould y Ríos exigen la intervención de la autoridad para salvaguardar la privacidad de los estudiantes.

“El poder de esa información para tomar decisiones de política pública es impresionante, pero no está al servicio de ese diseño, y queda sólo para el uso de fines propios de la empresa. Big data no puede ser propiedad de las empresas, eso debe estar respetado en los derechos digitales. No puede ser sólo negocio privativo de las empresas, debe tener una utilidad pública. Tiene que haber auditorías externas para garantizar que la seguridad de la infancia está resguardada. Debe haber un rol preventivo”, clama García.

Gould recomienda que el gobierno mexicano revise la queja de EFF e incluso coopere con FTC para examinar el uso de los productos de Google: “deben investigar cuidadosamente estos temas para ver si la privacidad de los estudiantes está resguardada y pedir a Google cambiar sus condiciones”, sugiere el experto.

Ríos demanda “una intervención muy minuciosa”. “No podemos dejar en riesgo la información de tantas personas. La tecnología no es neutra”, enfatiza.

Mientras, Medel, del colegio Banting, visualiza cerrar el círculo tecnológico con la utilización masiva de Chromebooks. “Van a estar más conectados desde su casa y garantizamos que no verán cosas indebidas. Queremos ir creando un mundo seguro con tecnología de Google”, explica.

Para Google, la introducción masiva de GAFE es también una estrategia de negocio, pues desplaza los productos de su competidor Microsoft, que históricamente ha sido un importante proveedor de los gobiernos federal y estatales y cuyo conjunto de herramientas sí tiene un costo por usuario.

This article has been translated from Spanish.