Trabajadores cameruneses demandan por fraude a una compañía sueca en un juicio histórico

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Cuando Basi Fojong decidió marcharse a trabajar a Suecia veía su futuro con optimismo. “Los salarios son muy bajos en Camerún”, explica. “Mi familia estaba muy contenta cuando me vine a Suecia. La gente que vive en Europa suele enviar dinero a sus familias en su país”.

Sobre el papel parecía que se le abría una gran oportunidad: Basi debía pasar seis meses plantando árboles en un bosque al norte de Suecia, trabajando para la compañía Skogsnicke AB. Por una jornada laboral de ocho horas diarias, cinco días a la semana, se le prometió un salario, antes de impuestos, de 18.500 coronas al mes (2.200 USD).

En cinco meses de trabajo, Basi pensaba ganar lo suficiente para comprar un terreno en su país y poner una granja de la que él, su esposa y sus cinco hijos podrían vivir holgadamente.

Hoy, más de cuatro años después de su llegada, Basi continúa en Suecia.

No tiene empleo, ni permiso de residencia, pero tampoco puede volver a Camerún. Como no pudo devolver el préstamo que solicitó para venir a Suecia, corre el riesgo de que le encarcelen si vuelve.

La mayoría de sus compatriotas y de los compañeros que trabajaban con él en el bosque se encuentran en una situación similar. “Ni siquiera sé que comeré a mediodía. Aunque ahora vivo con un amigo que me da comida”, cuenta Basi a Equal Times.

Pero ha surgido un rayo de esperanza para Basi, que decidió demandar por fraude a su antiguo empleador, Niklas Gotthardsson.

Su abogado, Bo Villner, está convencido de que tienen muchas posibilidades de ganar el caso, que cuenta con el respaldo firme del sindicato GS, representante de los trabajadores y trabajadoras de la madera y forestales y de los demás abogados contratados por los otros seis trabajadores cameruneses.

En Suecia es posible incorporar al mercado laboral a trabajadores migrantes a través de una oferta de empleo no vinculante. Aunque esta normativa se introdujo en nombre de la flexibilidad, algunos sindicalistas afirman que abre la puerta a contrataciones fraudulentas que dejan desprotegidos a los trabajadores en el caso de que se modifiquen las condiciones de la oferta inicial.

Cuando Basi y los otros 15 hombres llegaron a Suecia en mayo de 2011, comprobaron que su trabajo no tenía nada que ver con lo descrito en el contrato que firmaron con Gotthardsson en Camerún.

Basi y sus compañeros se levantaban cada día a las 5 a.m. y su supervisor les trasladaba al bosque. Una vez allí, se dedicaban a plantar árboles y a cargar sobre sus espaldas plantones de árboles de hasta 70 kilos, todo el día, sin descanso alguno.

El omnipresente sol de verano sueco que continuaran faenando hasta bien entrada la noche. Residían en una casita de campo sin camas ni agua caliente.

Gotthardsson y sus abogados no respondieron a las peticiones de Equal Times para conocer su versión.

 

Mano de obra extranjera desprotegida

Al finalizar el primer mes, los trabajadores cameruneses no recibieron su salario.

Gotthardsson alegó un percance con sus cuentas bancarias. Pero, después de varios meses, los cameruneses sólo recibieron una cantidad mínima. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que les estaban engañando.

“Todos se enfadaron mucho y lloraban, porque todos habíamos pedido prestado dinero para venir aquí. Pero el empresario insistió en que mantuviéramos la calma y trabajáramos durante 2012, que entonces nos daría nuestro dinero”, afirma Basi. Ni él ni sus compañeros vieron más salida que confiar en la palabra de su patrón y permanecer en Suecia hasta la siguiente temporada de siembra.

Pero, una vez terminada, los trabajadores no recibieron el salario que les prometieron y, en ese momento, se decidieron a contactar con el sindicato GS. El empresario les amenazó, por e-mail con quemar sus casas en Camerún. A pesar de ello, los trabajadores mantuvieron sus acusaciones.

“Los trabajadores extranjeros están desprotegidos porque les conceden su permiso de trabajo en función del empleo que tienen”, afirma Villner, que trabaja para la Confederación Sueca de Sindicatos y la Confederación Sueca de Empleados Profesionales (LO-TCO). “Si denuncian a su empleador y resulta que las condiciones en las que les contrataron eran falsas, pierden su permiso de trabajo y deben volver a su país. Es así de simple”, añade.

Estos problemas suelen ocurrir con frecuencia, destaca Villner, describiendo la explotación de la mano de obra extranjera en otros sectores como de la recolección de bayas o del esmaltado de uñas.

De vez en cuando los medios de comunicación se hacen eco de alguno de estos casos, pero resulta muy difícil que se haga justicia a las víctimas.

Este caso podría sentar un precedente. Jamás se había demandado por fraude a un empresario —y mucho menos por tráfico de seres humanos— por traer trabajadores extranjeros a Suecia con falsas promesas. Una de las dificultades es que pocos de estos trabajadores pertenecen a un sindicato y normalmente tienen demasiado miedo para emprender acciones legales.

“Si ganamos el juicio demostraría a otras víctimas cómo actuar en circunstancias similares”, dice Villner.

Basi espera lograr la indemnización económica que le corresponde y volver con su familia a Camerún. “No soporto no poder mantener a mi familia”, dice.

“Mi esposa tuvo que cerrar su negocio y algunos de mis hijos han tenido que dejar de ir a la escuela porque no podemos pagar las tasas académicas”.

 

Hacia la eliminación del tráfico de seres humanos

Abogados como Villner consideran necesario transformar el sistema para evitar la explotación de mano de obra extranjera en el futuro. “Debería ofrecerse ayuda legal especial a estas personas. Los sindicatos deberían poder encargarse de estos casos incluso cuando los trabajadores no pertenezcan al sindicato. Es más, la Junta de Inmigración que da la aprobación a la carta de contratación que se firma por adelantado debería asumir responsabilidades legalmente”.

El sindicato GS considera lo ocurrido a los cameruneses un caso de tráfico de seres humanos y trabajos forzosos. “Se les engatusa para venir con la promesa del oro verde de los bosques, pero lo que encuentran es muy distinto”, afirma Tommy Andersson, vicepresidente del sindicato, utilizando la popular metáfora sueca.

Sin embargo, los requisitos legales para apoyar este tipo de acusaciones son difíciles de llevar a juicio, según Villner.

“Los requisitos procesales del tráfico de seres humanos son difíciles de cumplir. En este caso, no puede decirse que los hombres estuvieran en una situación de emergencia. Aunque tuvieron que vivir en circunstancias rudimentarias, podían abandonar su empleo. Habría sido diferente si Skogsnicke AB les confisca el pasaporte o les encierra”.

La Confederación Sindical Internacional (CSI) cree que esta perspectiva no se ajusta a la realidad actual.

“De acuerdo con los indicadores de tráfico de seres humanos elaborados por la OIT, la combinación de retención de salarios, servidumbre por deudas y amenazas de violencia pueden constituir una coerción, incluso en ausencia de la confiscación de pasaporte o del confinamiento físico”, afirma Zuzanna Muskat-Gorska, asesora política de la CSI.

“Los tribunales nacionales tienden a examinar sólo los signos físicos de coerción —trabajadores encadenados a muros, encerrados o apaleados—. Las leyes laborales, como las de lucha contra el fraude, ofrecen estrategias jurídicas de utilidad para hacer frente a abusos, pero deberíamos, además, poner en tela de juicio las interpretaciones conservadoras de las leyes contra el tráfico de seres humanos, para poder frenar la grave explotación que padecen grupos cada vez mayores de trabajadores y trabajadoras migrantes, que son explotados para desempeñar actividades económicas convencionales”.

Hay casos de explotación de grupos de trabajadores y trabajadoras en toda Europa, según revela el informe elaborado por la CSI con fondos de la Comisión Europea.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprobó en 2014 un nuevo protocolo sobre el trabajo forzoso vinculante, que pretende fortalecer los esfuerzos mundiales para eliminar las formas modernas de trabajo forzoso.

A continuación se lanzó una campaña para promover la ratificación del protocolo por al menos 50 países, antes de 2018.

El Comité Sueco de la OIT ha recomendado al gobierno su ratificación y el examen de algunos aspectos de la legislación sueca, para garantizar que son compatibles con dicho protocolo y que casos como el de los trabajadores forestales cameruneses continúan siendo una excepción y no la regla.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.