Trágica muerte saca a la luz la violencia contra las mujeres en Zimbabue

La trágica muerte de una mujer de 25 años y el bebé que esperaba en Harare, el pasado mes de mayo, tras haber sido agredida por vendedores de billetes de bus, conmocionó a todo Zimbabue. Una vez más puso de relieve el serio problema de la violencia de género en el país.

Lynn Tarisai Chidawaya (de soltera, Amisi) estaba recién casada y embarazada de siete meses. Se disponía a viajar a Sudáfrica en autobús con su hermana para comprar ropa para su bebé. En la terminal de autobuses, fueron abordadas por un grupo de vendedores de billetes que, compitiendo por captar clientes, agredieron a las dos mujeres. “Nos golpearon y acosaron, y por miedo de sufrir daños mayores, subimos a su autobús”, comentó la hermana de Lynn, Liona, al diario zimbabuense Newsday.

Cuando subía, a Lynn se le formó un coágulo de sangre y empezó a vomitar. 48 horas después la madre y el bebé habían muerto a consecuencia del traumatismo abdominal sufrido.

Triste ironía del destino, su marido desde hacía apenas dos meses, Tinashe Chidawaya, trabaja como responsable financiero y administrativo en ActionAid Zimbabwe, una ONG que forma parte de la campaña global Ciudades Seguras cuyo objetivo es lograr que los espacios públicos sean más seguros para las mujeres y niñas.

“Resulta desgarrador constatar que hemos perdido dos vidas preciosas como consecuencia de la existencia de espacios públicos inseguros, justamente cuando se conmemora en Zimbabue y en el resto del mundo el primer año de existencia de la Campaña Ciudades Seguras”, declaró el director nacional de ActionAid Zimbabwe, Ronnie Murungu.

“En solidaridad con nuestro colega, reclamamos que se haga justicia sin paliativos y que sirva de ejemplo a todos aquellos que ejercen violencia contra las mujeres en los espacios públicos”.

La violencia contra las mujeres sigue siendo una de las mayores violaciones de los derechos humanos, y Zimbabue registra uno de los niveles más elevados en la región de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC por sus siglas en inglés), según el informe La paz empieza en casa: Estudio de referencia sobre la violencia contra las mujeres, publicado en 2013 por el Ministerio de Asuntos de la Mujer, Género y Desarrollo de la Comunidad de Zimbabue, la ONG de África Austral Gender Links y la ONG zimbabuense Musasa Project.

El estudio señala que en Zimbabue 68% de las mujeres –más de dos de cada tres– han sufrido violencia al menos alguna vez en su vida, una tendencia atribuida a la tolerancia de los abusos en el país.

Según Murungu, diversos factores contribuyen a la prevalencia de la violencia contra las mujeres en Zimbabue, y la ausencia de denuncias es un problema generalizado.

“A menudo se ha achacado a normas y valores socio-culturales, así como a factores económicos, la reticencia general por parte de las mujeres víctimas de abusos a denunciar sus casos a la policía o a solicitar atención médica”, comenta a Equal Times. “Según el informe de este estudio, sólo una de cada 14 mujeres que han sufrido agresiones físicas (7 por ciento) denunció los abusos a la policía, y una de cada 13 (8 por ciento) requirió atención médica”, indicó.

 

Más violencia en las zonas urbanas

Murungu dijo que la violencia contra las mujeres es más pronunciada en las zonas urbanas y peri-urbanas, frente a las zonas rurales. En las zonas urbanas, las mujeres son catalogadas como ‘buenas’ o ‘malas’ en función de la manera en que se visten. Y si aquellas que se juzga van vestidas de manera inapropiada fueran acosadas, se considera que ‘se lo merecían’.

“En Harare, por ejemplo, unos revendedores le arrancaron el vestido a una chica, dejándola en ropa interior, por considerar que iba vestida de manera indecente. En un estudio de referencia realizado en enero de 2015 por ActionAid nota de la redacción: informe [Las mujeres y la ciudad III: Resumen de datos de referencia sobre experiencias de mujeres respecto a la violencia en siete países], algunas mujeres indicaron que incluso tenían miedo de ir a misa por temor a posibles agresiones, comentó.

Dijo que también hay inseguridad relacionada con la pobreza urbana, que hace que las mujeres resulten más vulnerables a actos de violencia, incluyendo una infraestructura deficiente, obstáculos para acceder a la educación y pocas oportunidades de empleo.

Pero Murungu afirma que es importante señalar que los hombres no son únicamente perpetradores de estos actos de violencia.

“Los hombres tienen un papel clave en la seguridad urbana de las mujeres. En estudios efectuados por ActionAid, los hombres fueron identificados como perpetradores, pero también como aliados potenciales”, señaló.

No obstante, también advierte que la discriminación y el trato violento infringido históricamente a las mujeres a menudo implica que los espacios privados en Zimbabue podrían resultar ser tan inseguros como los espacios públicos.

“En realidad, los peligros que corren las mujeres en los espacios públicos y en los privados están estrechamente relacionados. Por ejemplo, el control del hombre en el ámbito doméstico puede restringir la movilidad de la mujer en los espacios públicos”, comentó.

Indicó que hay muy pocas políticas y leyes que protejan directamente a las mujeres en los espacios urbanos, y que la violencia contra las mujeres y su seguridad se ven como algo normal a causa de las normas y actitudes sociales.

“Las normas y actitudes sociales permiten –e incluso justifican– que se trate a las mujeres de manera irrespetuosa, discriminatoria y violenta. Esta normalización se ve reforzada por la impunidad de que disfrutan los perpetradores y la irresponsabilidad de aquellos que deberían proporcionar protección”, indicó, añadiendo que en la mayoría de los casos se echa la culpa a las propias mujeres por la violencia e inseguridad que padecen.

Murungu señaló asimismo la falta de coherencia en la manera en que se da cuenta de incidentes de violencia contra las mujeres y su seguimiento, agregando que la protección que ofrece la policía a las mujeres muchas veces es inadecuada. En tales circunstancias, resulta difícil informar a la policía y a los distintos programas, debido a la falta de datos de calidad.

 

Enfoque doble

Murungu comentó que ActionAid ha adoptado un enfoque doble, para garantizar ciudades seguras, y el programa está siendo aplicado en Dzivarasekwa, municipio de Harare con una alta densidad de población, y en la vecina localidad de Chitungwiza, además de establecer una red de la Campaña Ciudades Seguras a nivel tanto local como nacional, junto con diversas organizaciones y colectivos interesados.

“Gracias a la campaña Ciudades Seguras, en Dzivarasekwa mujeres y niñas han conseguido que las autoridades municipales coloquen farolas en áreas donde la iluminación era defectuosa. Como resultado de esa medida, ahora pueden circular libremente sin miedo a ser agredidas en esas áreas, donde antes de la campaña podían ser víctimas de robos y violaciones al tener que atravesar lugares oscuros”, indicó.

Comentó que también se había emprendido una campaña destinada a los operadores de transporte público, para concienciarlos sobre la necesidad de reducir el acoso y la violencia de que son víctimas las mujeres en sus propias filas y en sus vehículos.

Fiona Magaya, coordinadora de género en la central sindical Zimbabwe Congress of Trade Unions (ZCTU) reveló a Equal Times que el acoso y la violencia contra las mujeres en el trabajo también es un problema generalizado, por lo que la organización sindical inició una serie de programas en centros de trabajo para empoderar a las mujeres y reclamando también políticas de género en el lugar de trabajo.

“ZCTU ha lanzado una campaña contra la violencia de género y actualmente estamos llevando a cabo talleres de sensibilización y ‘formación de formadores’ en lugares de trabajo. El departamento de género está dando seguimiento asimismo a cierto número de casos de violencia de género en el trabajo, remitiendo algunos de ellos para abrir procesos e brindar asesoramiento a través de organizaciones que se ocupan de la VdG” indicó.

Magaya dijo que también están trabajando con las fuerzas policiales de Zimbabue para conseguir que se dicten órdenes de protección en relación con las mujeres víctimas de abusos y que se garantice su seguridad, añadiendo que la violencia de género es un obstáculo importante para lograr la igualdad de género en el trabajo.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.