Turquía: las crecientes tensiones detonan la violencia contra los refugiados sirios

A finales del mes pasado, aproximadamente 300 personas – algunas armadas con palos y cuchillos – arrasaron el distrito de Ikitelli en Estambul, destrozando varios coches y tiendas de refugiados sirios.

Varias personas resultaron heridas en el incidente, que tuvo lugar el 25 de agosto de 2014, y la policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud, que al parecer estaba enfurecida por los rumores que corrían de que un sirio había acosado a un ciudadano turco.

En otras ciudades turcas se han producido hace poco confrontaciones parecidas, y muchos las interpretan como señal de las crecientes tensiones que existen entre los ciudadanos locales y los refugiados que viven en el país.

“Mire mi puerta”, dice Semih, un hombre de 40 años, procedente de Aleppo y padre de seis niños.

“Vinieron y la rompieron.”

Semih y su familia viven en un apartamento de una habitación situado justo encima de una tienda destrozada de Ikitelli.

La tienda está ahora expuesta a los elementos; el escaparate ha quedado reducido a un montón de cristales rotos que cubren el suelo mezclados los con escombros de la oficina.

En un riachuelo que pasa al lado del edificio, el agua marrón fluye por encima del letrero en árabe de un escaparate que los vándalos arrojaron allí.

Resulta bastante revelador el hecho de que, después de la devastación del 25 de agosto, los letreros de las tiendas escritos en árabe – principal idioma de los vándalos – sigan brillando por su ausencia.

Ahmet tiene una tienda de ropa y es uno de los pocos propietarios de un negocio en Ikitelli que sigue utilizando carteles en árabe. “Todos mis trabajadores sirios se marcharon después [de los violentos incidentes]”, declara a Equal Times.

“Busco trabajadores – eso es lo que dice el cartel que tengo colgado afuera. Mire todas estas máquinas”, dice señalando a una hilera de máquinas de coser paradas.

Le preocupa que la reducción de la producción, combinada con la desaparición de la mano de obra barata que proporcionaban los sirios, le obliguen a cerrar la tienda en invierno.

 

Tensiones y tribulaciones

El Gobierno turco calcula que 1.36 millones de sirios viven como refugiados en Turquía después de huir de la guerra civil que dio comienzo en Siria en 2011.

Hay 220.000 sirios viviendo en campos de refugiados, pero la capacidad limitada implica que la mayoría de los refugiados viven en ciudades, principalmente en las provincias de Gaziantep, Kilis y Hatay situadas al sur de Turquía, cerca de la frontera siria, y en ciudades de la zona oeste de Turquía, como Izmir y Estambul.

Muchos refugiados llegan con poco dinero en efectivo. La barrera del idioma dificulta considerablemente la posibilidad de encontrar un empleo y de integrarse. Y la demanda de alojamiento ha hecho que los precios de los alquileres se disparen.

Semih, un hombre desempleado que apenas chapurrea turco, dice que está pagando 700 liras turcas (320 USD) de alquiler al mes, un precio exorbitante por una habitación en un sótano húmedo y sin terminar.

Una de las mayores preocupaciones de Semih, que se siente atemorizado e incómodo, es el hecho de que a sus hijos se les niegue continuamente el acceso a los hospitales turcos. El problema, dice, es que él no tiene documento de identidad.

Una serie de refugiados han optado por pedir limosna para poder sobrevivir.

Semih dice que los únicos ingresos de que dispone son los que obtienen sus hijos vendiendo cigarrillos en la calle. Mientras habla, uno de los hijos de Semih, de 10 años, atiende un improvisado puesto de cigarrillos con apenas cuatro paquetes para vender.

Algunos refugiados trabajan por unos salarios muy por debajo de la tasa local actual, lo cual contraria a los turcos que están buscando trabajo.

“Imagínese que vive en una ciudad de 100.000 habitantes y que el Gobierno trae 30.000 personas para que vivan allí. Inmediatamente surge un problema de alojamiento y un problema de seguridad”, explica Sabri, contable jubilado, desde la penumbra de su taller de reparación de bicicletas en Ikitelli, que mantiene abierto cuatro meses al año.

“Ahora hay mucha tensión y la situación va a empeorar”, afirma Sabri. “Yo pago impuestos, pero los sirios no. A los coches con matrícula turca les ponen multas por mal estacionamiento, pero a los coches con matrícula siria no.”

“Aquí somos tantos que seguramente algunos van a terminar causando problemas”, dice Mustafa Wali, director de proyectos de la Syrian Nour Association, una ONG local en Estambul.

Quizás haya unos “pocos” ciudadanos locales que tengan prejuicios contra ellos, pero los sirios están “sumamente agradecidos” por todo lo que Turquía ha hecho por ellos, declara Wali a Equal Times.

Mientras hablamos en la oficina de Wali, decenas de refugiados sirios, incluyendo madres con bebés recién nacidos en cochecitos, están en el piso de abajo, siendo examinados por médicos sirios voluntarios, y recogiendo medicamentos de venta con receta que han sido donados.

La asociación también les ayuda a pagar el alquiler y organiza escuelas. Las estimaciones en cuanto al número de refugiados sirios que viven en Estambul varían.

En julio, el Gobernador de Estambul Huseyin Avni Mutlu dijo que había 67.000 sirios en Estambul, pero otras estimaciones más recientes sostienen que la cifra es mucho más alta.

 

“Borboteo”

“Resulta extraordinario el tiempo que ha tardado [la tensión] en borbotear. Pero ahora sí que está empezando a borbotear”, afirma Hugh Pope, director de proyectos sobre Turquía/Chipre del International Crisis Group, en una entrevista telefónica con Equal Times.

Un informe del International Crisis Group publicado en abril de 2014 describe exhaustivamente los costes sociales, políticos y de seguridad que ha supuesto la respuesta de Turquía a la situación de los refugiados sirios, y sostiene que la hasta ahora bienintencionada “respuesta de emergencia” debe ser reemplazada por “un acuerdo sostenible y a largo plazo con la comunidad internacional”.

En otro informe publicado con anterioridad se describe la situación de la creciente comunidad de refugiados en las ciudades de Turquía, y la “borrosa frontera” que existe entre Turquía y Siria.

AFAD, el organismo gubernamental turco que ayuda a los refugiados sirios, celebró hace poco una reunión para hablar de las crecientes tensiones.

“A raíz de una serie de provocaciones y de la intensa desinformación, se ha desatado un fuerte sentimiento de xenofobia y discriminación”, expresa una declaración del AFAD publicada tras la reunión del 22 de agosto.

Los mitos urbanos acerca de las ventajas, en realidad inexistentes, que el Gobierno está ofreciendo supuestamente a los refugiados, como por ejemplo concederles la ciudadanía a cambio de sus votos, han contribuido sin duda a avivar el resentimiento de algunos, dice Pope.

Turquía ha sido elogiada por las Naciones Unidas y el International Crisis Group por su política de refugiados y por los campamentos de alta calidad que ha establecido.

Sin embargo, como la mayoría de los actores internacionales, Turquía abrigaba “muchas ilusiones” al esperar que la guerra finalizaría enseguida, que el Presidente sirio Bashir al-Assad sería derrocado y que los refugiados regresarían a su país. Pero Pope explica a Equal Times que la declaración del AFAD indica que el Gobierno ha reconocido a presente que la población de refugiados se ha convertido en una cuestión a largo plazo.

“Ahora que la crisis siria ha cumplido tres años y que las cifras de invitados sirios [en Turquía] continúan aumentando, se plantea toda una serie de problemas sociales diversos y una dinámica específica. De manera que vamos a realizar una evaluación de esta nueva situación”, señala la declaración del AFAD.

Para intentar reducir las tensiones, el Gobierno va a expandir la escolaridad, las clases de idiomas y los servicios sanitarios, y va a intentar frenar el empleo informal, la mendicidad, la prostitución y la poligamia – indica la declaración.

La tasa de delincuencia entre los refugiados sirios es baja, pero incluso incidentes de poca importancia terminan teniendo una gran resonancia entre el público, afirma la declaración.

Tres millones de personas han huido de Siria y 6,5 millones se han desplazado en el interior del país debido a la guerra civil. Se trata de “la mayor emergencia humanitaria de nuestra época”, según se expresa en un comunicado de prensa publicado el 29 de agosto de 2014 por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).