Un mes después, Pakistán sigue llorando a su “Ángel de Misericordia”

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Durante más de seis décadas, durmió y comió con los pobres y destituidos que acogía y cuidaba con tanta generosidad; tras su muerte su familia donó sus córneas como gesto final del hombre conocido en Pakistán como el “Ángel de Misericordia”. Pero mientras que la mayoría de los pakistaníes todavía lloran la desaparición del fundador de una icónica red solidaria un mes después de su fallecimiento, a los 88 años, Abdul Sattar Edhi también ha sido objeto de duras críticas por parte de aquellos que lo consideraban demasiado liberal.

Musulmán practicante, Edhi brindaba asistencia a millones de personas en Pakistán, a través de una red de cocinas solidarias, guarderías, orfanatos, bancos de sangre, clínicas y refugios para mujeres en todo el país. A menudo desafiaba las convenciones sociales.

Por ejemplo, en Pakistán sigue siendo tabú tener un hijo fuera del matrimonio. Sin embargo, Edhi acogió a miles de niños abandonados, colocando cunas frente a sus centros de acogida en todo el país, instando a la gente a entregarle a esos bebes y “no matarlos”.

A través de la Fundación Edhi, fundada en 1957, Abdul Sattar y su mujer Bilquis mantenían la mayor organización asistencial de Pakistán, así como el servicio de ambulancias más importante del país.

El 8 de julio de 2016, Edhi falleció a consecuencia de una insuficiencia renal. Su familia se ha comprometido a continuar su labor, pidiendo que sigan haciéndose donaciones en su memoria. Pero para sus sucesores, no será un legado fácil de preservar.

Nacido el 1 de enero de 1928, después de abrir su primera clínica en 1951, Edhi empezó a ser conocido como el “Padre de la Beneficencia”, su nombre se convertiría en sinónimo de caridad hacia los menos privilegiados de los 182 millones de habitantes de Pakistán.

Aijaz Ahmed, antiguo director del Pakistan Institute of Labour Education and Research (PILER), dijo que aunque el hombre conocido como el equivalente a la “Madre Teresa de Pakistán” sería recordado por sus innumerables buenas obras, la forma en que trató a los niños abandonados sería lo más encomiable: “Consiguió administrar el mayor orfanato [de Pakistán] donde los niños no deseados serían criados sin prejuicio alguno, sin odio y sin rencor. Edhi incluso les dio su propio nombre, como si fuese su padre”.

 

Controversia tras su muerte

Pero Edhi también recibió duras críticas a las que su familia todavía tiene que seguir haciendo frente – incluso hoy en día. Pocos días después de su muerte, su hijo Faisal Edhi declaró que la propaganda negativa en torno a la figura de su difunto padre y la Fundación Edhi podría dificultad los esfuerzos para recaudar fondos.

Edhi estableció desde hacía tiempo la política de que la fundación no aceptaría financiación del Gobierno, manteniéndose exclusivamente gracias a donativos privados. Faisal indicó a los periodistas en Karachi el 13 de julio que ciertos grupos estaban propagando rumores para impedir que la gente realizase donativos a la fundación.

Por ejemplo, la decisión del difunto Edhi de donar sus órganos había sido calificada por sus opositores como una “violación de los preceptos islámicos”.

El Tribunal Federal de la Sharia en Pakistán, no obstante, dictaminaría a favor de la donación de órganos en una sentencia de 2009, indicando que un trasplante de órganos extraídos contando con el libre consentimiento del donante es aceptable en el islam, mientras que la compra o venta de órganos humanos no lo sería.

Edhi había sido también acusado por algunas figuras religiosas de no seguir las enseñanzas islámicas y practicar ciertas medidas prohibidas en el islam, como tolerar indirectamente que se mantengan relaciones extra-matrimoniales, al aceptar acoger a los hijos no deseados en sus orfanatos.

Ibn Abdur Rehman (conocido como I.A. Rehman), un destacado activista de los derechos humanos y director de la Human Rights Commission of Pakistan (HRCP), indicó que los clérigos religiosos de línea dura se oponían “a Edhi porque los había atacado tanto a ellos como al gobierno por dividir a la población. Edhi no estaba contra la religión, pero continuamente atacaba el fundamentalismo religioso”.

Pero tanto en vida como después de su muerte, Edhi fue considerado como un héroe nacional. El gobierno le rindió homenaje disparando 19 salvas en su honor durante un funeral de Estado en el Estadio Nacional de Cricket en Karachi, el 9 de julio. El Banco Estatal de Pakistán también acuñó una moneda especial en su memoria.

Pero Shafique Gigyani, activista social basado en Peshawar, expresó su cinismo respecto a las intenciones del gobierno.

“Edhi proporcionaba a la población servicios que el Estado no era capaz de aportar a pesar de las múltiples reclamaciones y los millones de dólares de fondos disponibles. Ahora lo que intenta [el gobierno] es simplemente atribuirse el mérito”, dijo a Equal Times.

El hijo de Edhi, Faisal, que llevaba la gestión de la fundación desde hace varios años, declinó la solicitud de Equal Times para que concediera una entrevista, indicando que no quería “crear controversias” y prefería “centrarse en la labor caritativa”.

Faisal ha subrayado, no obstante, que la fundación continuará funcionando tal como lo deseaba su difunto padre, y que todos los antiguos miembros que trabajaron con su padre seguirían formando parte del equipo.

Zohra Yusuf, presidenta de HRCP manifestó una inquietud similar respecto a un posible declive de la financiación de la Fundación Edhi.

“Edhi era único: su trabajo, su personalidad y su estilo de vida se saltaban las normas en Pakistán, en todos los aspectos. Confío en que los que hoy le honran apoyarán a su familia para mantener su legado”, declaró a Equal Times.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.