Una sentencia judicial da impulso al movimiento intersexual

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El movimiento intersexual francés acaba de ganar una primera batalla. Por primera vez en Francia, un tribunal de apelación, el de la ciudad de Tours, situada en el centro occidental del país, acaba de ordenar al registro civil la modificación del acta de nacimiento de una persona intersexual.

Donde se menciona “sexo masculino” deberá indicar a partir de ahora “sexo neutro”.

La sentencia fue dictada el 20 de agosto de 2015 y publicada el 13 de octubre por el diario 20 Minutes. A pesar de que la fiscalía la ha recurrido, la sentencia representa ya una pequeña revolución. “Supone un gran avance porque reconoce los derechos de las personas intersexuales, hasta ahora invisibles para la sociedad francesa”, afirma con satisfacción Mila Petkova, abogada de la persona denunciante.

Respetando su voluntad de anonimato, la sentencia indica que X, de 64 años, posee una “vagina rudimentaria” y un “micropene”.

“Presentaba una ambigüedad sexual al nacer” y jamás produjo “ninguna hormona sexual de naturaleza masculina (testosterona) ni femenina (estrógenos)”, argumenta el Presidente del tribunal.

Sólo en Francia nacen cada año 200 bebés con los órganos genitales indiferenciados. Es muy frecuente que, en las semanas siguientes a su nacimiento, estos bebés sean sometidos a operaciones. Los médicos y progenitores, asustados por esta diferencia, piensan que así facilitan su integración en la sociedad y su realización como persona.

Pero estas operaciones, que carecen de objetivo terapéutico, suelen tener un efecto contraproducente. Vividas como una mutilación, engendran desórdenes físicos y psicológicos.

Camille (nombre ficticio), de 38 años, es prueba de ello. Nació con un “micropene” y sus padres la/le inscribieron en el registro civil de su localidad a las tres semanas.

“Pensaron que sería más fácil orientarme hacia el lado femenino. Más tarde, los médicos dijeron que era necesario operarme porque había riesgo de cáncer, pero no eso no es verdad, sólo querían ubicarme en la casilla adecuada”, explica a Equal Times.

Camille sufrió su primera operación a la edad de tres años, para “reducir el clítoris” y “agrandar la vagina”. A partir de ahí, de manera regular, sus padres la/le condujeron al hospital para “dilatar su vagina” a fin de hacerla “penetrable”.

Un episodio cuyo mero recuerdo sigue resultando “doloroso” para Camille.

A los 12 años, ya adolescente, comienza un tratamiento hormonal para desarrollar sus senos y pilosidad, sin que nadie dijera una palabra sobre su situación.

“Yo me daba cuenta de que no era como el resto, pero intentaba no darle muchas vueltas a mi situación”, recuerda Camille.

Para encontrar su lugar, eligió el universo “andrógino” de los punks. En esa misma época descubrió la verdad en un correo dirigido a otra persona.

“Cuando vi la palabra hermafroditismo, me causó un gran shock. Fui a ver a mi médico pero me dijo: ‘reflexionas demasiado, Camille’”. Después vinieron varios años de autodestrucción. Hoy, Camille tiene asumida su “ambigüedad”.

Esta persona intersexual comprendió que no estaba sola cuando se unió a la Organización Internacional Intersexual - Francoparlante (OII).

Esta asociación reclama desde su creación, en los años 2000, “el fin inmediato de las mutilaciones médicas y endocrinas”, explica Vincent Guillot, fundador del movimiento en Europa.

 

Una situación inaceptable

Vincent no está solo. En 2013, el Consejo de Europa denunció, a través de una resolución, “una situación inaceptable” en la que “lactantes intersexuales sufren intervenciones quirúrgicas y tratamientos médicos innecesarios”, víctimas de un “clima de incomprensión” sobre su situación.

“Los/as niños/as intersexuales precisan un acompañamiento para decidir lo que quieren ser; deben poder elegir su género administrativo”, argumenta Vincent Guillot.

Pero, hasta ahora, el gobierno francés ha ignorado las reivindicaciones de la OII. “El Ministerio de Sanidad se niega a recibirnos. Nos dio a entender claramente que esta cuestión no está entre las prioridades del gobierno”. Lamenta su fundador.

Para defender sus derechos, las personas intersexuales han decidido remitirse al Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas, que auditará a Francia la próxima primavera.

En agosto, este comité pidió a Suiza “que dejara de someter a estas personas [intersexuales] a actuaciones médicas o quirúrgicas inútiles sin su consentimiento”.

Al contrario que Francia, otros países europeos reconocen ya la existencia de un tercer género.

Por ejemplo, desde 2013, Alemania propone a los progenitores la posibilidad de inscribir al recién nacido en el registro civil con sexo “indeterminado”.

En 2015, Malta votó una de las leyes más progresistas del mundo que otorga a toda la ciudadanía “el reconocimiento de su identidad de género, el desarrollo libre de su persona según su identidad de género, ser tratado de acuerdo con su identidad de género y, en concreto, ser identificado de esta forma en los documentos que establecen su identidad, la integridad corporal y la autonomía física”.

 

Este artículo ha sido traducido del francés.