Universitarios paraguayos se movilizan contra la corrupción en la Universidad pública

Un millar de estudiantes paraguayos mantienen una protesta en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), la más grande del país, para reclamar el fin de las corruptelas en la institución de enseñanza superior más importante del Estado.

Los estudiantes ocupan desde septiembre el Rectorado de la UNA, en el campus de Asunción, y han promovido varias marchas por las calles del centro de la capital, así como protestas esporádicas y espontáneas en actos públicos del ministro de Educación, Enrique Riera o en los domicilios privados de altos cargos de la institución.

Con el lema “Una reforma, un país”, los alumnos volvieron a ocupar el rectorado de la Universidad un año después de otra toma que provocó la destitución y encarcelamiento del entonces rector, Froilán Peralta, acusado de integrar una trama de corrupción junto a otras 46 personas.

La salida del rector y de otros cargos directivos impulsó el proceso de reforma del estatuto de la principal universidad paraguaya que, según los estudiantes, tiene un sistema corrupto heredado de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), sistema que nunca se llegó a purgar.

Las protestas de este año tomaron fuerza cuando grupos de docentes y de funcionarios de alto rango comenzaron a reformar el estatuto de la UNA sin contar con los estudiantes.

Los universitarios exigen ahora que los docentes no tengan privilegios para tomar decisiones que afecten a la reforma del estatuto y reclaman transparencia y más participación en el proceso.

Durante una marcha a mediados de septiembre, Riera salió de la sede de su Ministerio para hablar con los manifestantes. La respuesta que obtuvo fue así: decenas de botellas de agua cayéndole en la cabeza y en las de sus guardaespaldas. El ambiente está crispado y viene de lejos. Hace más de un año que universitarios y estudiantes de secundaria persiguen a los altos cargos de Educación de aquí para allá, pidiendo el aumento del presupuesto que está muy por debajo de la media regional.

Horas antes del malogrado encuentro con los estudiantes, Riera advirtió en conferencia de prensa que “los alumnos que abandonen el aula estando, eventualmente, en examen tendrán la nota cero y los docentes que se unieran a la manifestación recibirán su salario con descuentos por no dar clases”.

Uno de los líderes de las actuales protestas, Felipe Domínguez, declaró ese día a la prensa que “las amenazas del ministro no fueron del agrado de los compañeros”. Para añadir: “sólo pedimos algo justo: mejor presupuesto”.

Riera afirmaría más tarde: “Salí para hablar con ellos porque quise demostrarles que con violencia no se soluciona nada, pero los jóvenes son inquietos, rebeldes”.

 

Baja la inversión en educación

Paraguay dedica un 3,9% de su PIB a la Educación, una cifra que viene bajando año tras año, mientras que la media de la región es de un 5,2% y viene siempre en aumento, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Los estudiantes reclaman 50 millones de dólares (unos 45 millones de euros) más para el presupuesto general del Ministerio en 2017.

El Foro Económico Mundial considera a Paraguay el país con la peor educación del mundo, entre un total de 140 Estados. Vergonzoso galardón que le ha concedido durante dos años consecutivos y haciendo hincapié en la baja calidad de la enseñanza primaria, lo que perturba todo esfuerzo de mejorar los colegios secundarios o las universidades.

“El problema tiene varios efectos, la formación muy precaria, solo una minoría con opciones laborales concretas, falta de acceso universal. Son las políticas públicas concretas las únicas que ayudarán a superar esta situación caótica”, dijo a Equal Times el docente y exsenador Mario Paz Castaing, experto en políticas públicas.

El ministro Riera asumió el cargo el pasado mes de mayo, pero desde entonces nada ha mejorado. Los estudiantes forzaron con movilizaciones la salida de Marta Lafuente, una técnica tradicional del Ministerio de Educación que trató de poner en orden una institución acostumbrada a ser “el fondo perdido de las mafias partidistas que componen las principales formaciones políticas del país, el gobernante Partido Colorado y el opositor Partido Liberal”, recordó Castaing.

Los universitarios acusan a varios profesores de no cumplir con su carga horaria, tener varios horarios superpuestos o desempeñar, al mismo tiempo, cargos en otras instituciones públicas, cobrando dos o más salarios estatales, lo que está prohibido por ley.

Los estudiantes denuncian que el actual rector de la UNA, Abel Bernal, percibe un salario equivalente a unos 6.000 dólares USD (5.500 euros), según un vídeo difundido por los manifestantes.

Además, el vicerrector de la universidad, Héctor Rojas, cobra unos 7.400 dólares al mes (6.700 euros), pero no acude a su puesto de trabajo, según los estudiantes, quienes consideran estos salarios escandalosos, teniendo en cuenta que el salario medio en Paraguay no llega a los 300 dólares (270 euros), unos 1,8 millones de guaraníes mensuales.

Los alumnos de la UNA mantienen la toma del rectorado de la institución y anunciaron que no levantarán la protesta hasta que se convoque a una nueva asamblea que respete sus pedidos para el proceso de reforma de la universidad, que dicen que continúa lastrada por la corrupción.

El presidente paraguayo, Horacio Cartes, ha evitado pronunciarse sobre el asunto, pero ya en agosto, al comienzo de las protestas y con motivo de la celebración del día de la Juventud en Paraguay, dijo que los jóvenes son el “verdadero compromiso” de su Gobierno. En ese sentido, añadió que los gobernantes son los encargados de “producir mejores días” para los jóvenes del país suramericano.