Civil Rights Act: al cabo de 50 años las discriminaciones perduran en EE.UU.

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Una fotografía en blanco y negro abre la página principal del sitio web de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de Estados Unidos (Equal Employment Opportunity Commission – EEOC): es la firma de la Civil Rights Act, la batería de leyes contra la discriminación que puso fin oficialmente a la segregación racial.

Fue hace cincuenta años, el 2 de julio de 1964, y representó la forma “más elocuente de honrar la memoria del presidente Kennedy” asesinado unos meses antes, según su sucesor, Lyndon B. Johnson.

Al igual que Robert Kennedy, Ministro de Justicia en ese entonces y hermano del presidente asesinado, Johnson había insistido, en su calidad de vicepresidente, en una legislación contra la discriminación de amplia cobertura, que incluyera el ámbito profesional y no solamente los lugares públicos y centros de votación, como había propuesto inicialmente JFK.

La firma de la muy controvertida Ley de Derechos Civiles no dejó de provocar la reacción de los empleadores, que denunciaron la inconstitucionalidad de la ley ante la más alta jurisdicción del Estado: el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que confirmó su conformidad con la Constitución.

Desde entonces, todo estadounidense activo que considere ser objeto de discriminación a la hora de la contratación o en el ejercicio de su profesión puede querellarse ante los tribunales.

El año pasado, solamente en el sector privado, lo hicieron 93.727 personas, en un país que cuenta con 316 millones de habitantes, principalmente debido a la sospecha de discriminación basada en la raza, el origen nacional o el color de la piel (motivos que representaron más de la mitad de las denuncias).

De hecho, cincuenta años después de la firma de las leyes contra la discriminación, la población afroamericana todavía sigue estando sobrerrepresentada en los empleos de servicio, como trabajadores manuales y empleados subalternos, de acuerdo con las estadísticas de la EEOC.

La tendencia es aún más pronunciada en el caso de los hispanos, la minoría que ocupa actualmente un lugar central, ya que casi el 17% de la población de EE.UU. se describe a sí misma como “hispano o latino”. Esta población constituye casi un tercio de los trabajadores jornaleros, mientras que representan poco más del 13% de la población activa en el sector privado y el 10% en el sector público.

Con la celebración del cincuenta aniversario de la Ley de Derechos Civiles, “nuestro objetivo es [pues] celebrar no solamente su firma, sino también alentar a todos a unirse a nuestros esfuerzos con miras a lograr una igualdad real y duradera”, comenta el director de la oficina de Florida de la EEOC, Malcolm Medley, quien presidió la ceremonia nacional en Tampa.

Más allá de la conmemoración de este aniversario, los informes temáticos de la agencia federal para la lucha contra la discriminación ponen de manifiesto las desigualdades que persisten en ámbitos tales como las finanzas, la distribución al detalle, los medios de comunicación y las profesiones jurídicas.

 

La participación de los gigantes de Internet

En un país donde la tasa de sindicalización supera apenas el 11% (y desciende por debajo del 7% en el sector privado), son muchos los abusos relacionados con el color de la piel los que quedan impunes.

Para avanzar en este sentido, las asociaciones de lucha contra la discriminación y los medios de comunicación piden a los empleadores dar a conocer la composición de su mano de obra. Sin embargo, los avances en materia de igualdad y transparencia suelen depender generalmente de la buena voluntad de las empresas.

Así, el mea culpa entonado por Google el 28 de mayo, al mostrarse que un 70% de su personal es masculino y un 61%, blanco, provocó un miniterremotos entre los gigantes de Internet.

Después de que el vicepresidente de Google a cargo de los recursos humanos comentara en su blog que la empresa se encontraba “a mil leguas de distancia de la empresa que queremos”, LinkedIn, Yahoo! y Facebook acaban de publicar sus cifras mostrando también una elevada proporción de hombres blancos.

Hasta la fecha, ninguna de estas empresas tecnológicas ha asumido un sólido compromiso con la diversidad.

Sin embargo, “no podemos resolver los problemas que no se han identificado, o que no se reconocen” afirma el antiguo líder de los derechos civiles Jesse Jackson, que comenzó esta operación de transparencia asistiendo, en su calidad de Presidente de la coalición de defensa de los derechos de las minorías Rainbow/Push, a las asambleas generales anuales de algunas de estas empresas en primavera con una idea en mente: “el Silicon Valley puede ser un agente de cambio tremendamente positivo para el mundo”.

En el marco de la convención de Rainbow/Push en Chicago, Google anunció nuevas medidas a favor de la formación de las niñas en general y de los niños y niñas de las minorías étnicas en las profesiones de tecnología digital.

Cuestión de desempolvar a la quincuagenaria Ley de los Derechos Civiles.

Este artículo ha sido traducido del francés.