Yemen: la guerra que el mundo ignora y la crisis de refugiados que no podrá desdeñar

Opinión

Muchos de los miles de refugiados/as que ahora cruzan Grecia y Hungría de camino a países más acogedores como Alemania son sirios y kurdos que huyen de las guerras y la represión política en Oriente Medio.

Sin embargo, otra crisis de refugiados a gran escala puede estar gestándose y es muy probable que Europa se vea afectada. La guerra en Yemen, que ya ha sido sumamente destructiva, puede estar recrudeciéndose aún más mientras avanza hacia su fin y es posible que obligue a una gran proporción de sus 24 millones de habitantes (una población ligeramente superior a la de Siria antes de la guerra) a salir del país por carretera o, más probablemente, por mar.

El 4 de septiembre de 2015, la coalición liderada por los saudíes que tomó partido por un bando en la guerra civil yemení sufrió un duro revés para su moral. Un misil impactó contra el arsenal de armas de una base en la que estaban destacadas tropas de los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, matando a 45 soldados de los Emiratos y a cinco de Bahréin y provocando un número no especificado de víctimas.

Fue la mayor pérdida de tropas de la coalición de Estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) desde que inició la guerra a finales de marzo por miedo al tipo de políticas populares impulsadas por los hutíes. Con la excepción de Arabia Saudí, los países del CCG tienen poblaciones pequeñas y poblaciones de ciudadanos/as aún más reducidas.

Alrededor de nueve millones de personas viven en los Emiratos Árabes Unidos, pero solo poco más de un millón son árabes, es decir, ciudadanos/as de los emiratos. Con un popular futbolista entre las víctimas, las bajas de los soldados han sido muy difíciles de digerir; proporcionalmente, el número de víctimas equivaldría a la muerte de 13.500 soldados estadounidenses en un solo enfrentamiento.

La base donde impactó el misil está ubicada en la provincia de Maarib y fue creada por la coalición después de haber expulsado a la mayoría de los hutíes de la región. Pretende ser una plataforma para la próxima invasión de Sanaa, capital y bastión del poder hutí, chiita y zaidí. Después del ataque al arsenal, los saudíes y sus aliados iniciaron una campaña masiva de bombardeos aéreos sobre la capital que duró varios días.

El pasado abril, los hutíes (en su mayoría una fuerza tribal chiita procedente del norte y aliada con el presidente derrocado Alí Abdalá Saleh y con un grupo de tropas gubernamentales que le siguen siendo leales) extendieron su dominio hasta la ciudad portuaria suní de Adén. Querían impedir que el CCG usara el puerto como punto de descarga de armas y mercancías para abastecer a las fuerzas enemigas del sur. A principios de agosto, un número indeterminado de tropas de los Emiratos Árabes Unidos desembarcaron en Adén después de que las fuerzas del sur leales al presidente electo Abdo Rabu Mansur Hadi consiguieran expulsar a los rebeldes hutíes de este puerto en el mar de Arabia. Mientras los hutíes ocuparan la ciudad, sería difícil que las seis naciones del CCG pudieran lograr verdaderos avances en Yemen.

Sin embargo, el envío de tropas de infantería cambió el carácter de la guerra, ya que hasta entonces la coalición liderada por los saudíes había intervenido principalmente desde el aire. Además, varios analistas temen que Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) se esté aprovechando del caos para infiltrarse en el puerto; esta organización regional afiliada a la famosa Al Qaeda es la más enérgica cuando se trata de provocar daños a Occidente.

Los saudíes y sus aliados alegan que Irán está apoyando a los hutíes y que el intento de golpe de Estado en Yemen por parte de las tribus se planificó en Teherán, lo cual es una gran exageración, como ha admitido el presidente estadounidense Barack Obama. En realidad, aunque Irán ha apoyado verbalmente a los hutíes, no existe ninguna razón para pensar que constituyen un fenómeno principalmente extranjero y no un movimiento indígena tribal.

 

Desplazados/as

Hace mucho tiempo que Yemen no es un país seguro. A finales de 2014, la ONU calculó que había más de 600.000 desplazados/as y refugiados/as en el país (alrededor de la mitad de ellos refugiados/as somalíes). Muchos de los 300.000 desplazados yemeníes habían huido en 2011–2012 de los enfrentamientos del gobierno con AQPA, que tenía una sólida posición en Abyan (al sudoeste del país) pero fue derrotada.

El pasado agosto, debido al estallido de la guerra civil en enero y a la fuerte intervención extranjera, se cree que solo el número de desplazados/as internos yemeníes aumentó en alrededor de 1,5 millones, aproximadamente el 6% de la población, lo cual equivaldría proporcionalmente a más de 19 millones de estadounidenses. La cifra es cinco veces superior a la del pasado diciembre.

La guerra ha afectado incluso a los que no se han visto obligados a huir de sus hogares. Yemen es un país árido, montañoso y con poca agua, por lo que antes del golpe de Estado hutí en enero importaba nueve décimas partes de sus alimentos.

Los combates han afectado negativamente a dichas importaciones. Aproximadamente seis millones de yemeníes viven en situación de grave inseguridad alimentaria, lo cual significa que cualquier otro problema que surja, por pequeño que sea, podría empujarles al borde de la inanición y la hambruna.

En total, alrededor del 60% de la población se enfrenta a algún tipo de inseguridad alimentaria. Actualmente, tan solo la mitad de los yemeníes tienen acceso a agua potable. Buena parte de los hospitales del país han cerrado y los médicos y enfermeras han huido, por lo que millones de personas se han quedado sin asistencia sanitaria.

En primavera ya habían huido alrededor de 25.000 yemeníes al extranjero, pero durante la campaña de bombardeos aéreos del CCG y los ataques indiscriminados de la artillería hutí de este verano, otros 100.000 han abandonado el país. Miles de ciudadanos/as están saliendo de Yemen cada semana, cruzando el mar Rojo en buques de carga hasta Djibouti y Somalia, en el Cuerno de África. Desde allí, algunos se dirigen al norte a lugares como Egipto. Hasta ahora, el único factor restrictivo había sido el elevado coste del pasaje, pero es probable que los traficantes de seres humanos abran su negocio en la costa de Yemen atraídos por el olor del dinero. El caos en Libia ha convertido a esta nación en un popular punto de arranque para los refugiados/as africanos y asiáticos que intentan llegar a Europa. Un flujo de yemeníes podría abrirse paso hasta la costa del Mediterráneo.

Si la coalición liderada por los saudíes consigue conquistar Sanaa por la fuerza y luego persigue a las autoridades hutíes en su región tradicional de Saada, será el turno de huir de decenas o cientos de miles de chiitas zaidíes (un tercio de la población).

Además de la disminución de los acuíferos, la desertificación debida al cambio climático y la amenaza del terrorismo, los yemeníes tienen por delante un año difícil. Las promesas de ayuda de la comunidad internacional han sido en su mayoría promesas vacías. Asimismo, siempre que se ha propuesto un alto el fuego para establecer corredores humanitarios se ha roto casi de inmediato. Como Yemen está mucho más lejos de Europa, su tragedia ha recibido menos atención mediática que la de Siria. Sin embargo, este conflicto bélico podría ser incluso más problemático.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.