Zara y su explotación laboral en Chile

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Zara, la principal marca del grupo Inditex, controlada en un 60% por el multimillonario Amancio Ortega, la tercera fortuna del planeta según el Ranking Forbes, precariza a su fuerza productiva en Chile con malas condiciones laborales.

Los trabajadores han decidido organizarse en un sindicato único y hoy luchan por un empleo más digno.

Equal Times conversó con la presidenta del Sindicato Zara Chile, Carmencita Verdugo, quien señaló que las malas prácticas laborales de la multinacional del vestuario son extensivas a escala planetaria “lo que hace Zara es vender imagen, pero detrás de ella se esconde las precarización de la vida de muchas personas”.

A la empresa de Ortega, se le ha descubierto vínculos con trabajo esclavo de inmigrantes en países como Brasil y Argentina.

No lo hace directamente, pero sí mediante subcontrato de talleres de confección y costura.

En Brasil debió pagar una multa por 1,3 millones de euros, pero como nos dice la dirigente sindical “Zara es una empresa que prefiere pagar las multas antes que corregir sus malas prácticas laborales”.

 

Legislación laboral heredada de la dictadura

Consciente de que un trabajador no sólo tiene deberes, sino también derechos, Carmencita Vergara, tras convertirse en presidente del Sindicato Zara Chile, salió junto a sus compañeros a dar pelea.

De los 600 trabajadores con que cuenta la empresa hoy en día, el 80% está afiliado al sindicato.

“Quisimos cambiar el paradigma de lo que significa una organización sindical, quisimos educar al movimiento sindical, a los compañeros y así poder empoderarnos”, nos cuenta Vergara, quien pese a que la patronal trate de denegársela constantemente, lucha por hacer valer la voz de los trabajadores organizados.

Las personas que ingresan a trabajar en Zara son principalmente jóvenes que deben pagar sus estudios, pues en Chile no hay educación pública universitaria gratuita.

Los salarios de base corresponden al sueldo mínimo (276 euros), por una jornada de 9 horas diarias y 45 semanales. A esto se suma un 3% de las ventas realizadas, porcentaje que antes era del 2% y que tras negociación exitosa del sindicato se logró aumentar en un punto.

Pero en la empresa del multimillonario, gran parte de los trabajadores sólo puede optar a tener una jornada parcial de trabajo de 20 horas semanales, lo que proporcionalmente les supone una base de 122 euros al mes.

Vergara reconoce que más allá de la mala política laboral de la empresa, juega en su contra la desigual legislación laboral en Chile, que favorece al empleador por encima de los trabajadores, con mecanismos heredados de la dictadura y que permanecen vigentes, como son el reemplazo durante la huelga y otros que van en desmedro de la negociación colectiva.

 

Convenios de la OIT que Chile ha ratificado, pero no respeta

“Muchos de los colegas no tienen conocimiento de liquidaciones de sueldo y del mundo laboral en general”, nos dice con preocupación Vergara, quien ve la educación de sus compañeros como un tema central en su labor sindical.

“Nuestras demandas tienen que ver con el bajo valor de los salarios, la ambigüedad en algunos contratos, las abusivas jornadas, el acoso laboral y la alta rotación de los trabajadores, pero también hemos hecho las denuncias respectivas por vulneración del código sanitario, pues los baños no están higienizados y las salidas de emergencia han sido encontradas bloqueadas por cajas con mercadería, entre otras amenazas a la seguridad laboral”, agrega.

Mensualmente el sindicato acoge sobre seis denuncias por acoso laboral.

Zara por su parte ha cambiado varias veces el reglamento interno sin consultar a los trabajadores.

Estos cambios han hecho, por ejemplo, que los vendedores ahora tengan que cumplir labores de bodega, para la carga y descarga de mercadería de los camiones en la madrugada, siendo que antes había personal especial de bodega que lo hacía.

Para Valentina Doniez, investigadora de Fundación Sol, “la polifuncionalidad es factor de precariedad, ya que muchas veces las empresas la utiliza como un mecanismo para intensificar el trabajo, por lo tanto, genera mayor presión para el trabajador. Por otro lado, uno de los principales problemas es que muchas veces esta polifuncionalidad no está bien establecida como dice la ley, en cada función que se tiene que desarrollar, sino que se entiende como un pozo sin fondo en el que el trabajador estaría disponible para cualquier cosa que necesite el empleador”, señala.

Carmencita Vergara es clara: “Zara por fuera exhibe un perfil de trabajadores muy bien vestidos y educados, pero por dentro las condiciones de empleo son muy malas y no descansaremos hasta mejorarlas”.

 

Los abusos por “EsclaviZara”

Zara, en tanto que parte del grupo INDITEX, tienen un acuerdo marco con UNIGlobal, entidad que declara “buscar cambiar las reglas del juego en el mercado laboral global y garantizar justicia y paridad para los trabajadores”. Para Vergara, “si no existiera ese acuerdo, la persecución hacia los dirigentes sindicales sería mayor, como también hacia los trabajadores y delegados que son despedidos constantemente, lo que justifican con su política de rotación laboral”.

La empresa que busca omitir la condición de trabajador a toda costa, ha incrementado su trato displicente hacia el sindicato, desde que éste pusiera en su diario mural una imagen humorística de Amancio Ortega con un texto que daba cuenta de cómo ha hecho su fortuna en base a la explotación laboral.

“Desde que hicimos uso de nuestra libertad de expresión, se cortaron las relaciones con la gerencia. Nuestra supuesta interlocutora es Paula Vásquez, la encargada de recursos humanos; el gerente general es Kurt Burgermesiter a quien trajeron al puesto desde Turquía, y quien trata de convencer a los compañeros de que somos colaboradores de la empresa, desconociendo así nuestra calidad de trabajadores”, explica Vergara.

El sindicato de Zara Chile ha declarado que “no va a aguantar amenazas ni vulneraciones, ni contra los dirigentes sindicales ni contra los trabajadores”.

Y ha hecho valer su palabra estampando varias denuncias, pero mientras la Inspección del Trabajo de La Florida sí cursa las multas, la del sector Oriente de Santiago no lo hace.

“Si a la empresa le dan varios días para presentar los antecedentes a nosotros nos dan tres horas”, denuncia Vergara.

Zara, en un doble estándar, dice tener una buena relación con los dirigentes sindicales, sin embargo, sabiendo que en Chile se establece por ley que trabajando sobre dos tercios de las jornada se debe cancelar el salario mínimo, no lo hace.

Una vez más el apodo de Zara, “EsclaviZara”, dado por “Fundación Alameda”, de la hermana Argentina que denunció los hechos de trabajo esclavo inmigrante, (ver reporte Equal Times http://www.equaltimes.org/es/news/zara-uses-slave-labour-in-argentina) tiene sentido al otro lado de los Andes y lleva a los trabajadores a organizarse para hacer valer sus derechos y revelar los abusos cometidos por la empresa.

Este artículo ha sido traducido del inglés.