A pesar del ‘puñetazo’ de Trump, la campaña contra la mutilación genital femenina no parará

A pesar del ‘puñetazo' de Trump, la campaña contra la mutilación genital femenina no parará

Djenab Diallo, an End FGM Ambassador, discusses the group’s ‘Building Bridges’ campaign to raise awareness about female genital mutilation.

(End FGM European Network)

Cuando intento recordar el día en el que me ‘cortaron’, cuando era niña y vivía en Guinea-Conakry, solo me vienen a la mente unos cuantos momentos traumáticos dispersos. Recuerdo el trayecto en taxi con mi madre y otras chicas de mi barrio. La memoria dolorosa de que tres o cuatro mujeres me inmovilizaran. Después le tocó a mi hermana. Yo lloraba y esperaba en silencio que se escapara, pero no fue así.

Yo tenía siete u ocho años. Desde entonces, mi familia ha abandonado la práctica de la mutilación genital femenina (FGM, como se emplea generalmente en inglés). Ahora tengo 25 años, soy embajadora de la red europea End FGM European Network (para poner fin a la mutilación) y formo parte de su campaña Building Bridges (Tendiendo puentes) para poner fin a la práctica tanto en África como entre los miembros de la diáspora en Europa.

Como ocurrió en mi familia, la mutilación genital es a menudo una de las razones por las que los padres huyen a Europa con sus hijos.

Desde que fuera mutilada, he estudiado medicina en Bélgica (me especialicé en ginecología), vivo en Londres y trabajo para sensibilizar sobre esta cuestión, más recientemente en Burkina Faso. Me ayuda a superar el dolor físico y emocional que viví, transmitiendo el mensaje y hablando en nombre de aproximadamente 200 millones de víctimas de esta práctica.

El desastre de la orden ejecutiva de Trump

Pero la lucha se torna cada vez es más difícil. En enero, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, restableció una ley de la época de Reagan conocida como "la política de la Ciudad de México" (porque el anuncio tuvo lugar en esa ciudad en 1984) que podría bloquear potencialmente el acceso a miles de millones de dólares de financiación para todos los grupos que se especialicen en el aborto, la planificación familiar y los servicios de salud reproductiva, incluidos los que abordan la violencia basada en el género.

Los gobiernos europeos se comprometieron a donar recientemente 181 millones de euros para compensar la reducción de financiación estadounidense y se han sumado a una campaña para recaudar mucho más, pero probablemente seguirá sin ser suficiente.

Esto tendrá consecuencias para millones de vidas afectadas por diversas formas de violencia de género, como la mutilación genital femenina. Al ser un tema tabú, los activistas como yo, así como los profesionales sanitarios y los asistentes sociales tenemos que abordar la mutilación a través de otros temas, como la maternidad, la salud sexual o debates sobre el cuidado infantil, que pueden ser un buen punto de partida para iniciar una conversación sobre esta práctica.

Generar confianza lleva tiempo; la prevención no se puede conseguir de un día para otro. El recorte de estos servicios vitales tiene consecuencias reales para las vidas de las mujeres y las niñas. Sin embargo, estos enfoques por sí solos no bastan para poner fin a una práctica tan arraigada.

Fatima Awil, activista de End FGM y embajadora reciente de End FGM European Network, es muy consciente de ello, ya que pertenece a una comunidad en la que se practica esta mutilación. Estudiante de Derecho y Derechos Humanos, ha dedicado tiempo desde que era adolescente a hacer campaña con diferentes organizaciones para acabar con la práctica mutiladora.

“Aunque crecí en Europa, me siento muy comprometida personalmente a aportar mi grano de arena para poner fin a esta práctica nociva que representa un problema mundial”, dice Fatima. “Creo que uno de los motivos principales por los que todavía se practica la mutilación genital femenina es la falta de conciencia en cuanto a sus consecuencias”.

“Es esencial que las nuevas generaciones no acepten el mismo destino. La movilización comunitaria puede generar un cambio permanente, pero no será posible sin el apoyo de nuestros gobiernos y profesionales sanitarios”, me dice.

La directora de End FGM Network, Liuska Sanna, comparte esta opinión: “Necesitamos que nuestras voces –y las de los profesionales de los sectores de la salud, las campañas, la educación y el derecho– sean escuchadas por aquellos que se supone que nos representan a todos”.

“No se dice ni se hace suficiente para acabar con la violencia de género y la mutilación genital femenina en Europa y en todo el mundo, y países grandes e influyentes como Estados Unidos y Rusia han reducido la ayuda en las áreas de la salud y la seguridad de las mujeres”.

Liuska hace referencia a "la política de la Ciudad de México" (también conocida como ley de mordaza global de los Estados Unidos) y la votación reciente por los diputados rusos de un proyecto de ley polémico que reduce la pena impuesta por algunas formas de violencia doméstica. Rusia tiene una de las tasas más elevadas de abuso doméstico del mundo, por lo que el proyecto de ley preocupa profundamente a muchas organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, que han pedido a Rusia que retire el proyecto de ley.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en punto crítico

Parece que los derechos de la mujer están llegando a un punto crítico a nivel mundial. Si los gobiernos mantienen su compromiso firme de poner fin a la mutilación genital femenina para 2030, como se indica en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entonces es necesario redoblar los esfuerzos.

“Necesitamos que los Estados Miembros actúen, apoyen nuestras actividades y se comprometan realmente a poner fin a la mutilación. Deben firmar y aplicar el Convenio de Estambul, que previene y combate la violencia contra las mujeres y es el primer tratado que hace referencia a la existencia de la mutilación genital en Europa como una forma de violencia contra la mujer, y ayudar a financiar nuestros proyectos destinados a generar cambios”, dice Liuska.

La End FGM Network es una organización integrada por 18 miembros de toda Europa y con sede en Bruselas. Además de Building Bridges, hace poco participamos en Change Plus, un proyecto destinado a promover un cambio de comportamiento para que se abandone la mutilación genital femenina en las comunidades que la practican en la UE.

La mutilación genital femenina está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las niñas y las mujeres. Refleja la desigualdad profundamente arraigada entre los sexos y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Las víctimas son casi siempre menores y es una violación de los derechos del niño.

Asimismo, la práctica viola los derechos de la persona a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida cuando el procedimiento provoca la muerte.

Cambio de la mentalidad de las comunidades

Se han realizado esfuerzos internacionales para convencer a los profesionales de abandonar la mutilación genital de mujeres y niñas y, como consecuencia, se ha prohibido o restringido en la mayoría de los países en los que se practica, aunque las leyes no se hacen cumplir adecuadamente y la práctica nociva persiste en todo el mundo.

Como señala Fatima: “La legislación por sí sola no puede poner fin a una práctica tan arraigada, es necesario contar con el compromiso de la comunidad”.

Sin embargo, lograr el compromiso de la comunidad requiere tiempo y recursos sostenidos.

Los gobiernos de todo el mundo se han comprometido a acabar con la mutilación y otras formas de violencia de género y a lograr la igualdad. Sin embargo, ahora mismo, con la retirada de millones de la financiación de servicios ofrecidos a mujeres y niñas, estas promesas suenan bastante vacías.

A lo largo del próximo año, el proyecto Building Bridges desarrollará actividades, además de políticas y marcos jurídicos para poner fin a la mutilación genital de mujeres y niñas en los países de residencia y de origen.

La red End FGM Network considera que esta coordinación es esencial para acabar con la práctica y también es consciente del papel que la UE puede desempeñar en la eliminación de la mutilación en todo el mundo. Las medidas para la prevención, la protección y la penalización de la mutilación genital deben tomar en consideración el carácter transfronterizo de la práctica.

En End FGM creemos que, con la comunicación adecuada, se puede eliminar la mutilación de mujeres y niñas en una generación, pero que los esfuerzos deben intensificarse.

Lisa O’Leary ha colaborado en la redacción de esta pieza de opinión.