Activistas libaneses al auxilio del patrimonio arquitectónico de Beirut

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A medida que desaparecen construcciones emblemáticas, una tras otra, Beirut se va sumiendo en una profunda amnesia arquitectónica. Aunque las armas de la guerra civil se acallaron hace tiempo, la capital del Líbano continúa perdiendo magníficos vestigios de su pasado a causa de la demolición de edificios memorables.

Beirut, conocida en su día como el París de Oriente Medio, es hoy un popurrí de antiestéticos rascacielos de hormigón y cristal, que han sustituido a las grandiosas construcciones de antaño.

Lo único que mantuvo unidos a los poderes políticos y económicos durante los convulsos años de enfrentamientos políticos, conflictos armados y confrontaciones sectarias, fue el raudal de dinero invertido en el mercado inmobiliario libanés, que aceleró el proceso de demolición de edificios legendarios.

“No es un fenómeno nuevo en Líbano; los políticos siempre han hecho oídos sordos a este problema”, cuenta a Equal Times Elie Karma, activista defensor del patrimonio de Beirut.

“Los Gobiernos del mundo desarrollado aplican leyes muy estrictas para proteger sus edificios históricos y su patrimonio arquitectónico; pero, en Líbano, a los políticos parece no importarles estos valiosos rasgos de nuestra identidad”, explica.

Karma es un activista involucrado en la conservación del menguante patrimonio de la ciudad. Mediante actividades como los Paseos por el centro histórico de Beirut, brinda la oportunidad de explorar rincones desconocidos del casco antiguo de una ciudad cuyos barrios están separados por las fronteras que trazan las divisiones sectarias.

En la profundamente fragmentada sociedad libanesa, los únicos que no hacen distingos entre los distritos chiitas y sunitas, o los barrios maronitas y ortodoxos, son los promotores inmobiliarios.

Un estudio realizado por el Bominsvest Bank en 2015 destaca que el mercado inmobiliario libanés siempre ha sido “uno de los ejes vertebrales de la economía libanesa” y que, en los últimos años, Beirut ha continuado haciéndose con buena parte de las plusvalías de las transacciones inmobiliarias.

Entretanto, la guerra civil de la vecina Siria no ha incidido negativamente en este mercado; es más, ha atraído a nuevos clientes.

“Ciudadanos sirios e iraquíes empezaron a plantearse la compra de un apartamento en el Líbano después de permanecer cuatro años de alquiler”.

 

El desmantelamiento de la posguerra

Desde que en 1990 finalizó la guerra civil del Líbano, tras 15 años de enfrentamientos, los promotores han demolido de manera indiscriminada en toda la ciudad cientos de edificios con valor histórico para sustituirlos por bloques de apartamentos de lujo.

Algo similar le sucedió a Londres, que en la posguerra también cayó en manos de promotores, de quienes el príncipe Carlos llegó a afirmar que habían causado más estragos en el paisaje urbano que las bombas nazis.

El desmantelamiento del casco antiguo de Beirut no se limita a los edificios de la época otomana y de estilo levantino. Incluso la arquitectura de mediados del siglo XX está siendo sustituida por desangelados rascacielos.

“Estamos perdiendo todo vestigio de arquitectura moderna en Beirut”, explica Mazen Haidar, arquitecto y conservador libanés. “Los edificios de esa época no son tan antiguos como las casas otomanas, pero son cruciales para la idiosincrasia de los distintos barrios de la ciudad”, explica.

Ninguna de las leyes o directivas vigentes para la protección del patrimonio histórico abarca toda el área metropolitana de la capital. El único documento que, en teoría, puede proteger los edificios en peligro de la ciudad de Beirut es un censo de 1996 que incluye 1.051 edificios históricos.

No obstante, según la ONG defensora del patrimonio Save Beirut Heritage (SBH), sólo han sobrevivido a las dos décadas de reconstrucción de la posguerra 200 de los edificios registrados.

El desprecio patente del Gobierno libanés hacia estos edificios ha empujado a organizaciones no gubernamentales y a muchos particulares a involucrarse en la lucha por salvar el patrimonio arquitectónico del país. Están logrando que se tome conciencia del problema, gracias a las manifestaciones que convocan, a los estudios sobre la historia de la ciudad que elaboran y publican, y a que negocian con las autoridades para salvar las edificaciones históricas de la ciudad.

En los últimos años, se están sumando incluso residentes extranjeros a esta gesta en defensa de los edificios históricos de Beirut.

En noviembre de 2014, el pintor británico Tom Young convirtió una mansión del Siglo XIX del distrito Ras Beirut en una galería para exponer sus obras. Eligió dicha ubicación para poner el foco en el preocupante deterioro de las maravillas de Beirut.

“Desde que vivo en Beirut, soy testigo de la demolición de esos bellos edificios antiguos”, explica Young en un breve video. “Cada vez que derriban uno, se apaga en la ciudad una luz que jamás volverá a brillar”.

 

This article has been translated from French.