‘Alarm Phone’, la línea directa que vela por las personas que necesitan ser rescatadas en el Mediterráneo

‘Alarm Phone', la línea directa que vela por las personas que necesitan ser rescatadas en el Mediterráneo

An Alarm Phone volunteer with everything ready for his next shift.

(Ricard González)

A raíz de la invasión rusa de Ucrania, la Unión Europea anunció a comienzos de marzo la activación de una directiva, jamás antes utilizada, que permite la entrada en territorio comunitario de un número ilimitado de personas que huyen de una catástrofe. Los refugiados ucranianos tendrán el derecho a residir y trabajar en la UE un año prorrogable a tres, un derecho que se ha negado a refugiados de otras guerras recientes, como las de Siria o Afganistán.

Un número indeterminado de nacionales de estos países ni tan siquiera pudo llegar a territorio europeo, pues fallecieron en el intento, ahogados en el Mediterráneo. La red de activistas de Alarm Phone vela para evitar que migrantes y refugiados mueran cruzando el Mare Nostrum a través dos herramientas simples: la tenacidad y una línea de teléfono “directa”, con el número +33 4 86 51 71 61.

Creada en 2014, la red Alarm Phone está formada por unos 150 activistas de más de 20 países, la mayoría de Europa y el Norte de África, y tiene como objetivo principal ofrecer ayuda a los migrantes que están en situación de peligro en el mar. Para ello, organizan turnos rotatorios de forma que las 24 horas del día y los siete días de la semana haya siempre diversos voluntarios pegados al teléfono que dominan diversas lenguas, siempre preparados para alertar a las autoridades de salvamento marítimo correspondientes de una situación de posible naufragio. Además, dan seguimiento al rescate, lo que a menudo implica movilizar a periodistas, a la opinión pública, empresas navieras, etc. A veces, son ellos los únicos que documentan los casos y ofrecen una respuesta a las familias sobre el destino de sus allegados.

“A menudo, las autoridades nacionales responsables del salvamento reaccionan con desidia, y tardan mucho en proceder al rescate. Incluso alguna vez, ni tan siquiera van”, lamenta Paola Arenas, una voluntaria que pertenece a un grupo de activistas del sur de España. “La situación va a peor en general. Pero no todos los centros de coordinación de los rescates son iguales. Los peores son los del Mediterráneo Central, Malta e Italia. Es muy difícil trabajar con ellos”, comenta Arenas, que decidió formar parte de Alarm Phone después de un trabajo humanitario asistiendo a refugiados en las islas griegas.

Solidaridad en el Mediterráneo y en el Sáhara

Alarm Phone es un eslabón clave de una cadena de solidaridad que se ha activado ante la dejación de sus funciones de las instituciones públicas europeas, y que incluye a ONG que proporcionan acogida y ayuda material a migrantes y refugiados, u otras que desempeñan labores de salvamento marítimo. Este es el caso de Open Arms, fundada en 2015 en Badalona, una ciudad adyacente a Barcelona. “El papel de Alarm Phone es, si no imprescindible, al menos muy importante, sobre todo en los últimos años. Ellos proporcionan una información muy valiosa. En el mar, nosotros estamos ciegos, los radares no son buenos para detectar embarcaciones pequeñas de goma”, explica Gerard Canals, jefe de operaciones de la ONG Open Arms.

Solo en el último año, Alarm Phone propició 778 intervenciones, la segunda cifra más alta desde su creación –en 2015, fueron 1.239–. De estas, la mayoría tuvieron lugar en la ruta del Mediterráneo Central (407), seguida de la ruta occidental y las Canarias (241), y el Mar Egeo (116), a los que se deben añadir una decena de casos en los Balcanes. Su intermediación no siempre desemboca en un rescate exitoso, ni todas las barcas en riesgo de naufragio los contactan. En 2021, murieron 1.838 personas en el Mediterráneo intentando cruzar a Europa. Desde 2014, la cifra de desaparecidos en este mar se estima en más de 23.000.

El testimonio de Canals respecto a la dificultad en el trato con algunas autoridades nacionales coincide con el ofrecido por los activistas de Alarm Phone. “Si no existiera Alarm Phone, si no presionaran e hicieran un seguimiento, mucha gente moriría en el mar porque nadie iría a buscarlos, y ni tan siquiera lo sabríamos”, espeta. Open Arms ha sido objeto de una persecución legal en Italia, sobre todo durante el periodo en el que Matteo Salvini fue ministro del Interior. “La justicia italiana siempre nos ha absuelto en todos los casos. Ahora el Gobierno actual también intenta impedir nuestra actuación, pero poniendo trabas administrativas. Nos han llegado a hacer una inspección ITV [del barco] de hasta 14 horas”, critica Canals.

Ante esta situación, el contacto entre Alarm Phone y Open Arms, así como el resto de ONG con barcos de rescate, nunca es directa. “Cuando recibimos una llamada de auxilio, informamos a las ONG a través de un e-mail con copia a las autoridades”, explica Anwar Khatib*, un activista del Rif, región del norte de Marruecos. Esta transparencia en los contactos es necesaria para evitar posibles consecuencias penales.

“En nuestro grupo local, utilizamos VPN para que no puedan trazar nuestras llamadas e identificarnos. Como organización, nunca hemos sido procesados, pero nunca se sabe, vista la represión a otras ONG en este ámbito”, desliza Anwar, un comerciante de 28 años. Algún activista sí se ha visto envuelto en alguna batalla legal a título individual, como es el caso del alemán Hagen Koop, pero no ha sido por su labor en Alarm Phone.

Los activistas de esta red creen que la policía de algún país europeo les pone alguna trampa de vez en cuando. “A veces recibimos llamadas muy raras. Por ejemplo, nos piden cosas ilegales como organizar un rescate ya cuando están en tierra. Hay que ir con cuidado”, advierte Khatib. En su página web, Alarm Phone explica claramente que solo proporcionan ayuda a embarcaciones que están en situación de peligro en alta mar. “A mí lo que más me fastidia son las llamadas de gente de extrema derecha para molestar. Son muy pesados. Te suelen llamar en turnos de madrugada y no te dejan pegar ojo”, cuenta Arenas.

Además de alertar y presionar a las autoridades de salvamento, los activistas de Alarm Phone realizan otras tareas, como enseñar a los migrantes a determinar su geolocalización, buscar barcos comerciales que estén cerca y alertar a las navieras de éstos, o asegurarse que los teléfonos satelitales que utilizan quienes les llaman disponen de suficiente crédito para ir actualizando su posición. Por otro lado, también deben saber calmar a las personas migrantes, evitar ataques de pánico y transmitirles esperanza. Incluso alguno de sus activistas recuerda el estrés de haber tenido que asistir a una mujer que parió en alta mar. La dureza de estas situaciones y el hecho de que no siempre se consiga salvar a los migrantes que solicitan ayuda genera problemas de salud mental a los voluntarios, aunque hay cierta renuencia a hablar de ello.

En 2017, nació una organización “hermana”: Alarm Phone Sáhara. Con sede en Níger, su cometido es ayudar a los migrantes cuya vida está en peligro en la travesía por el desierto del Sáhara, camino de las costas del Magreb.

“Nuestro trabajo es un poco diferente al de Alarm Phone Mediterráneo, ya que raras veces los migrantes disponen de teléfonos satelitales para llamarnos cuando están perdidos en el desierto”, comenta Mocta Dan Yaye, el responsable de comunicación del grupo. Aunque tienen también una “línea directa”, más útil es su red de unos 20 “alertadores” distribuidos por las aldeas de la ruta migratoria, que están pendientes de su zona y del paso de migrantes en situación de peligro, y a quienes asisten, por ejemplo, acompañándoles a pozos de agua. Asimismo, una labor importante de este grupo es el de sensibilizar sobre la enorme cantidad de vidas perdidas en el desierto, aún más difíciles de trazar que en el Mediterráneo. “No puedo hacer ni tan siquiera una estimación de las víctimas del Sáhara en 2021. Es imposible”, confiesa Dan Yaye.

Más allá de la solidaridad, hay una idea central que guía las actuaciones de Alarm Phone: la convicción de que todos los seres humanos deben tener el pleno derecho a la libre circulación. En su página web dejan claro que no consideran parte de su labor persuadir o disuadir a nadie de su proyecto migratorio, sino que proporcionan una serie de consejos de seguridad para aquellos que se deciden a dar el paso. Por ejemplo, su web recoge diversos vídeos sobre la necesidad de hacerse con un salvavidas, suficiente agua y comida, etc. “Cuando alguien toma la decisión de arriesgarse a zarpar, es imposible convencerlos de que no lo hagan”, apunta Arenas. “Yo esto no lo hago solo por solidaridad, sino por propio interés también. Nosotros podemos necesitar este derecho a la libre circulación algún día, y mejor será que esté vigente [cuando ese momento llegue]”, comentó la activista española en una conversación telefónica pocas horas antes de que Vladimir Putin lanzara su ataque a Ucrania.

This article has been translated from Spanish.

*Nombre ficticio, por motivos de seguridad.