Alerta de los servicios penitenciarios europeos: la austeridad frena la reinserción

Opinión

Tras casi una década de la imposición de recortes al empleo y los salarios, los cerca de 630.000 trabajadores de establecimientos penitenciarios en la Unión Europea están por llegar a su límite. En un reciente seminario celebrado en Bruselas por la Federación Europea de Servicios Públicos (FSESP) se subrayó la necesidad urgente de tomar medidas comunitarias y nacionales, o correr el riesgo de experimentar una crisis cada vez mayor tanto dentro como fuera de los centros de reclusión.

La reunión organizada por la FSESP, en la que participaron 32 representantes sindicales del personal penitenciario de 14 países europeos, tuvo como tema central “Empleos de calidad y servicios públicos de calidad en los centros penitenciarios”. Uno tras otro, los oradores explicaron la forma en la que las irreflexivas políticas de austeridad impuestas a lo largo de los Estados miembros de la Unión Europea siguen sufriendo repercusiones sumamente negativas tanto para el personal que trabaja en las cárceles, como para los reclusos.

La reunión del 10 de mayo forma parte de un proyecto de dos años de la FSESP, financiado por la Comisión Europea, que examina el empleo de calidad y los servicios públicos de calidad a la luz del restablecimiento por parte de la Comisión de los indicadores de calidad a escala de la Unión Europea. Asimismo, la reunión ha brindado a los sindicalistas que trabajan en el sector de los servicios penitenciarios la oportunidad de discutir y formular definiciones del empleo de calidad en su sector, así como de destacar los elementos prioritarios.

Además de definir los aspectos fundamentales que conlleva el empleo de calidad en los servicios penitenciarios, la reunión se propuso examinar la manera en la que los sindicatos pueden participar plenamente en la manera a garantizar que los aspectos definidos se pongan en práctica. La reunión también intentó examinar hasta qué punto ha mejorado o empeorado la calidad de los entornos laborales penitenciarios en los últimos años.

Al inaugurar la conferencia, el responsable de políticas de la FSESP, Richard Pond, subrayó que era “importante que aquellos que trabajan en las cárceles participen en la definición de lo que significa el empleo de calidad en su sector”.

“Al igual que sucede con muchos servicios públicos, el debate sobre el empleo en las cárceles no puede limitarse al número de puestos de trabajo ni al coste de la prestación de servicios. Tiene que tener en cuenta la calidad de los servicios públicos prestados y el salario y las condiciones de los que trabajan en primera línea dentro de los centros penitenciarios”, indicó Pond.

El fortalecimiento de los sistemas de negociación colectiva también juega un papel importante en la responsabilización y autonomía del personal penitenciario y le ayuda a desempeñar su función en el ámbito de la rehabilitación, añadió.

La FSESP considera que la cuestión relativa al empleo de calidad en los centros penitenciarios necesita abordarse mejor a escala europea mediante la sensibilización de los gobiernos y de los diputados del Parlamento Europeo, así como de la Comisión Europea, especialmente a través de los debates del Semestre Europeo, los cuales establecen el marco macroeconómico de la Unión Europea.

La austeridad en el seno de los servicios públicos en general, y en el sector de los servicios penitenciarios en particular, se manifiesta en la penuria de personal, una mayor subcontratación de los puestos de trabajo penitenciarios y un mayor uso de contratos a corto plazo. Estos elementos fomentan a su vez la inseguridad laboral e incrementan los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo.

Los servicios penitenciarios son un factor importante para los servicios públicos debido a los vínculos y la asociación esencial que tienen con la atención sanitaria, la libertad condicional y los servicios educativos, a la par de otros elementos del sistema judicial.

¿Qué tipo de servicio penitenciario queremos?

En el centro del debate se encuentra la cuestión de si queremos crear un servicio penitenciario de calidad que contribuya activamente a la rehabilitación de los reclusos para reinsertarse en la sociedad, o bien, un servicio penitenciario carente de recursos cuyo objetivo único sea la reclusión y el control.

Nadja Salson, responsable de políticas de la FSESP, presentó una encuesta sobre el impacto de la austeridad en los servicios penitenciarios, con una perspectiva del personal penitenciario: Impact of austerity in prison services, a prison staff perspective, llevada a cabo en 2015 por el Departamento de Investigación Laboral de la FSESP. Señaló que, entre 2008, cuando comenzó la crisis, y 2013, “la población carcelaria aumentó un 0,3%, mientras que el personal penitenciario disminuyó un 5% en los países del Espacio Económico Europeo. Se observan marcadas variaciones nacionales, donde los recortes de empleo más severos tuvieron lugar en Reino Unido y Letonia”.

La austeridad tampoco ha reducido el hacinamiento carcelario, una prioridad que desde hace mucho tiempo preocupa a países como Bélgica, Francia, Portugal, Inglaterra y Gales. Este problema no preocupa solamente al personal penitenciario y a los reclusos, sino también al Consejo de Europa, el cual ha recomendado reiteradamente a los gobiernos que reduzcan la detención preventiva y el encarcelamiento de los grupos vulnerables.

Entre las consecuencias de este problema, el estudio también señaló un aumento de la violencia a la que tienen que hacer frente los funcionarios penitenciarios, ya sea la dirigida contra ellos por parte de los presos, o la violencia cada vez mayor entre los presos. Queda claramente demostrado que la penuria de personal contribuye en gran medida al aumento de la violencia en este sector.

En este contexto, la investigación muestra que los niveles de estrés del personal han aumentado de forma significativa. Sorprendentemente, estos niveles no han dado lugar a un aumento del absentismo, ya que el personal estresado se muestra reticente a acogerse a las bajas por enfermedad debido a la inseguridad laboral o al temor por la seguridad de sus compañeros de trabajo o de los reclusos.

El papel crucial de los sindicatos

Salson reafirmó que, en términos de condiciones de empleo de calidad, lo mínimo que el personal penitenciario de Europa debe poder esperar es un entorno de trabajo con un nivel de “violencia cero”. Si bien los sindicatos desempeñan un papel esencial para garantizar un lugar de trabajo seguro y saludable, las políticas antisindicales ejercen un efecto que socava este papel.

La investigadora Monique Ramioul, de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, dirige la investigación de dos años en torno a la cual se articula el proyecto de puestos de trabajo y de empleo de calidad en los centros penitenciarios. En su presentación ante la reunión señaló que las cuestiones relativas a la calidad y el bienestar del empleo en los servicios penitenciarios están íntegramente relacionados con las condiciones de empleo, el entorno de trabajo, el contenido de los puestos de trabajo y con el hecho de contar con voz y representación en la toma de decisiones dentro de estos servicios.

Los resultados preliminares confirman que las medidas de austeridad socavan todos estos elementos, lo cuales contribuyen a las condiciones de empleo de calidad, al aumentar la carga de trabajo, el estrés, el agotamiento (burnout), al reducir la satisfacción en el trabajo e incrementar la inseguridad laboral.

La investigación continuará analizando si Europa va a adoptar una estrategia “de bajo nivel” que limite el encarcelamiento a la privación de libertad y el papel de los funcionarios penitenciarios al de meros guardias. O bien, si Europa va a adoptar una estrategia contundente “de alto nivel” donde la encarcelación se considere una política de bienestar y a los funcionarios de prisiones como personal de rehabilitación centrado en la reinserción de los presos en la sociedad.

Para salir adelante, el empleo de calidad debe situarse como elemento central del sector de los servicios penitenciarios de Europa. Debemos basarnos en ejemplos en los que se ha seguido esta estrategia ambiciosa durante muchos años, como en Suecia o Noruega, donde también se obtienen mejores resultados en términos de disminución de la reincidencia y una menor población carcelaria.

En aras de la justicia social, la cohesión, la integración y la seguridad pública, en la FSESP esperamos sinceramente que Europa opte por la vía “de alto nivel”.

Este artículo ha sido traducido del inglés.