América Latina: la región más letal para las comunidades transgénero

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En la noche del 13 de octubre de 2015, Diana Sacayán, una prominente activista Argentina transgénero, falleció tras recibir trece puñaladas en su habitación. Sacayán se había erigido como un fuerte referente de la comunidad trans, habiendo impulsado una ley de cupo laboral trans en la Provincia de Buenos Aires, entre otros logros. Hasta el día de hoy, no se ha establecido la fecha del juicio oral para los dos sospechosos del crimen.

El pasado 28 de junio, durante el Día Internacional del Orgullo LGBTI, cientos de activistas y defensores de los derechos de personas transgénero tomaron las calles de Buenos Aires para demandar justicia por la muerte de Sacayán y las decenas de personas trans que fueron asesinadas en Argentina en los últimos años.

“Nosotras vivimos hoy un asesinato por semana de una compañera travesti; en condiciones de violencia y de marginación; en condiciones que tienen que ver con que el Gobierno no esté poniéndonos en el mismo lugar que en el de cualquier otra persona. Muchísimas compañeras asesinadas, y ni un juicio hasta hoy”, dijo a Equal Times Romina Pereyra, activista y miembro de la Comisión de Justicia por Diana Sacayán durante la marcha.

La historia de Sacayán no es única a Argentina. Según el proyecto Transrespect versus Transphobia Worldwide (TvT) de la organización no gubernamental Transgender Europe (TGEU), un total de 2.115 asesinatos de personas transgénero fueron reportados mundialmente entre el enero de 2008 y abril de 2016. De éstos, el 78% ocurrieron en América Central y del Sur. Entre los diez países con más asesinatos de personas trans se encuentran seis países latinoamericanos: Brasil, México, Colombia, Venezuela, Honduras, y Guatemala. Por su parte, Argentina se encuentra en el undécimo puesto a nivel mundial.

Los datos más actualizados y relativos únicamente a 2016, que sacará en un informe en noviembre la organización, vuelven a poner a América Latina en el punto de mira, si bien, matizan desde TGEU, “la comunidad trans en esta región está muy conectada entre sí, con lo cual es mucho más fácil que se reporte un crimen desde ahí que desde África”.

Según los activistas, una de las razones por las cuales la tasa de homicidios de personas trans es tan alta en la región es el machismo fuertemente arraigado en la sociedad latinoamericana.

“Son muy violentos los casos que ocurren en toda Latinoamérica. Somos una sociedad muy machista y patriarcal, entonces se vive con mucha violencia”, dice Florencia Guimaraes García, presidenta de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual Argentina. “En los últimos tiempos se ha incrementado la violencia sobre nuestra comunidad, la represión de la policía, el odio”.

Como muchas de sus compañeras transgénero, Guimaraes García creía que la prostitución era uno de los únicos caminos que tenía disponibles para sobrevivir. Según un estudio conducido por la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina, en 2013 un 95% de las personas transgénero ha ejercido trabajo sexual en algún momento de su vida.

De éstas, el 70% de las mujeres trans ejercen trabajo sexual exclusivamente como medio de subsistencia o para compensar bajos ingresos de otras actividades laborales. Asimismo, un gran porcentaje de las personas transgénero indican que empezaron a realizar el trabajo sexual luego de haber sido expulsadas de sus hogares y entornos familiares.

 

Argentina: líder mundial en derechos trans

Como Guimaraes García, Daniela Mercado, una activista transgénero, tuvo la oportunidad de salir del mundo de la prostitución, completar sus estudios universitarios, y conseguir un trabajo como asistente en una oficina. Mercado y Guimaraes García atribuyen muchos de estos logros personales a la Ley de Identidad de Género pasada por el Gobierno de la ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2012.

La ley es única en el mundo, fue la primera en permitir que las personas transgénero puedan cambiar su género en sus certificados de nacimiento y documentos de identidad sin previo análisis psicológico o médico. Asimismo, la ley establece el acceso a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas como un derecho legal, y garantiza la disponibilidad de estos procedimientos libres de costo en sistemas públicos y privados de salud. En 2015, la Organización Mundial de la Salud destacó la Ley de Identidad de Género como un ejemplo líder mundial en términos de la reivindicación de los derechos de las comunidades trans.

“Antes de la ley no podíamos superarnos. Yo intenté terminar el secundario dos veces cuando vivía en Mendoza y no lo pude hacer por una cuestión de que no existía la Ley de Identidad de Género a nivel nacional”, cuenta Mercado. “A partir de la ley cambiaron muchas cosas, podemos denunciar y podemos defendernos. Aunque a la gente le cueste entender, es un derecho que lo va a tener que respetar porque nosotras no vamos a dar ni un paso atrás”.

Según la Fundación Huésped, una organización no gubernamental, en los dos años luego de que la ley fue aprobada, el abuso físico y sexual hacia las comunidades transgénero de parte de la policía disminuyó un 10%. Asimismo, mientras que más de la mitad de la comunidad transgénero argentina evitaba ir a centros de salud antes de que la ley fuera implementada, este porcentaje bajó a un 5,3% en 2014.

 

Pasos a seguir

A pesar de estos avances, Mercado reconoce que la lucha todavía no ha terminado. “Tenemos varios desafíos, tenemos desafíos a nivel de salud, tenemos desafíos a nivel habitacional, a nivel de trabajo, a nivel de educación. Las chicas trans venimos todas atravesadas de una violencia muy importante, entonces a muchas les cuesta creer que hay otro camino, o simplemente están resignadas a que el precio de la travesti tiene que ser la prostitución”.

El mismo estudio conducido por Fundación Huésped admite que a pesar de los avances logrados a través de la ley, el trabajo sexual continúa siendo la salida laboral más frecuente por parte de las mujeres trans (no por los hombres trans).

Importantes obstáculos continúan en Latinoamérica. Desde 2008, el número de asesinatos de personas transgénero en la región ha incrementado por casi un 50%. Asimismo, sólo una minoría de países reconoce los derechos de las comunidades trans de la manera que lo hace Argentina —por ejemplo, Brasil, Colombia, Cuba y México son los otros países que permiten cambio de género en documentos de identidad—.

A pesar de la persistencia de estos obstáculos, líderes transgénero permanecen optimistas sobre el cambio que se puede lograr. En una de sus últimas entrevistas antes de su asesinato, Sacayán enfatizó la importancia de seguir luchando por los derechos de las comunidades trans:

“Nuestra agenda no se muere con la Ley de Identidad de Género, nosotras planeamos la despenalización del aborto, demandas del movimiento indígena y del medioambiente. Porque, si no, nuestro lugar pareciera ser sólo la prostitución. Todavía sigo luchando para salir de ahí porque es un lugar horrible. Tenemos que desbaratar este discurso: no queremos que nos condonen eternamente a esos rincones oscuros”.

This article has been translated from Spanish.