Angela Benedicto, antigua niña trabajadora del hogar: el Gobierno de Tanzania debe reforzar las protecciones para “romper el ciclo de la pobreza”

Angela Benedicto, antigua niña trabajadora del hogar: el Gobierno de Tanzania debe reforzar las protecciones para “romper el ciclo de la pobreza”

Angela Benedicto began working as a domestic worker at the age of 16. Now at 32, she advocates for an end to the exploitation of child and adult domestic workers through her organisation WoteSawa.

(Anti-Slavery International)

Angela Benedicto, de 32 años, es la fundadora y directora de WoteSawa, la Organización de Jóvenes Trabajadores del Hogar, que dedica sus esfuerzos a influir en la protección y el bienestar de los niños y adultos trabajadores del hogar en Mwanza, Tanzania.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que de los 152 millones de víctimas del trabajo infantil en el mundo, una de cada cinco se encuentra en África. A su vez, un estudio de UNICEF describe a los trabajadores del hogar infantiles como una "fuerza laboral invisible" en casi el 90% de los casos. La mayoría de estos trabajadores infantiles tiene entre 12 y 17 años, y algunos trabajan hasta 15 horas al día, a menudo en condiciones de extrema explotación.

Angela, a su vez antigua trabajadora del hogar, comenzó a trabajar a la edad de 16 años tras la muerte de su madre y cuando su padre pretendió casarla. Como trabajadora del hogar fue víctima de terribles abusos hasta que un día huyó de su empleador a los 21 años. Con la ayuda de una ONG local, más tarde pudo crear, con otras cinco antiguas trabajadoras del hogar, la organización WoteSawa, que significa literalmente “todos somos iguales”.

Desde su creación en 2011, WoteSawa ha recibido la denuncia de cientos de casos de abuso y explotación de niños trabajadores del hogar, de los que 10 han culminado en juicios con sentencia condenatoria. Más de 300 niñas han podido reunirse con su familia y 150 víctimas han vuelto a matricularse en la escuela primaria.

Al margen de la conferencia Women Deliver 2019, celebrada en Vancouver, Canadá, del 3 al 6 de junio, Angela Benedicto habló con Equal Times sobre los problemas que enfrentan los niños trabajadores del hogar en África, al tiempo que describe el trabajo crucial que realiza su organización para movilizar a cientos de niñas en una voz colectiva y resolver los problemas que las aquejan como trabajadoras del hogar.

En términos generales, ¿qué tipo de condiciones y problemas afrontan los trabajadores del hogar en su país?

Los problemas son de muchos tipos. Entre los más graves sobresale la violencia doméstica: el abuso sexual y la tortura física. Además, muchos experimentan problemas para que se les remunere por su trabajo. El pago suele ser irregular y, en ocasiones, totalmente inexistente. En los casos en que los trabajadores del hogar son remunerados, los salarios son extremadamente bajos.

En Tanzania, por ejemplo, la ley estipula que el salario mínimo mensual para un trabajador que reside en el hogar es de 14.000 chelines tanzanos (aproximadamente 6 dólares USD, unos 5,5 euros) y de 18.000 chelines tanzanos (aproximadamente 7,80 dólares, unos 7 euros) para los trabajadores del hogar que viven en otro lugar. Sin embargo, esta obligación apenas se respeta, ya que los empleadores se aprovechan de la vulnerabilidad de los trabajadores del hogar y les pagan de manera arbitraria. Pocas personas reciben una remuneración acorde con la ley. La situación resulta aún más irrazonable cuando los empleadores deciden pagar a sus trabajadores del hogar en especie, dándoles alimentos y objetos domésticos en el lugar de una remuneración en metálico.

¿Qué pasa con los niños trabajadores del hogar?

Existe la Ley de Empleo y Relaciones Laborales que permite que los niños mayores de 14 años trabajen en determinadas ocupaciones. Sin embargo, la ley no define clara y suficientemente los tipos de trabajo adecuados para los niños. La mayoría de los trabajadores del hogar en Tanzania tienen menos de 18 años, pero más de 14, aunque también tenemos algunos niños trabajadores del hogar que son más pequeños. Este es un gran problema, ya que existe una gran disparidad entre lo que la ley contempla y la realidad.

Los niños más pequeños son víctimas de numerosos abusos y explotación. En general, los trabajadores del hogar infantiles viven una situación de segregación en los hogares donde trabajan. Por ejemplo, no se les permite sentarse a comer con la familia, aunque sean ellos quienes preparan la comida. Ni siquiera se les permite comer en la misma mesa. Los malos tratos son realmente graves. Si se visita una casa en Tanzania, es muy fácil darse cuenta de quién es miembro de la familia y quién es un trabajador del hogar. Los trabajadores del hogar suelen mostrarse inquietos, carecen de confianza en sí mismos y se visten con ropa hecha jirones. Son torturados psicológicamente y sufren malos tratos por parte de sus empleadores.

También están expuestos a abusos sexuales perpetrados por miembros de la familia empleadora y de los que visitan a la familia. Los niños trabajadores del hogar son particularmente vulnerables. Se ven obligados a trabajar intensivamente durante muchas horas, con poco o ningún descanso. Tampoco se les concede tiempo para practicar su culto, o visitar a los miembros de su familia, ni tampoco para asistir a la escuela. Conseguir días de descanso o vacaciones es imposible. Otro aspecto preocupante es que algunos empleadores ofrecen objetos tales como teléfonos móviles, ropa y zapatos a sus trabajadores del hogar a guisa de “regalos”, o les compran medicamentos cuando están enfermos, pero al final lo deducen todo de su salario.

¿Cómo terminan las familias empleando niños trabajadores del hogar?

Estos niños suelen provenir de zonas rurales pobres. Algunos padres envían a sus hijos a centros urbanos con la expectativa de obtener un beneficio. En otros casos, existen intermediarios que se trasladan a las zonas rurales en busca de estos trabajadores del hogar infantiles. En la mayoría de los casos, los niños no se comunican con sus padres una vez que llegan a los centros urbanos. Es un verdadero tráfico. En lo que respecta a la escolarización, la mayoría de estos niños nunca han asistido a la escuela y hay otros que han abandonado su escolaridad. En ambos casos, lo que toca es buscar trabajo, y lo que se encuentra suele ser el trabajo del hogar.

¿Cómo era su vida como niña trabajadora del hogar?

En mi caso, fueron muchos los factores desfavorables que me llevaron al trabajo infantil del hogar, pero la razón más importante es que era pobre. Padecí gran número de los problemas que acabo de describir. Yo misma los viví y fue una experiencia horrible. Pero, gracias a Dios, a pesar de las dificultades, conocía mis derechos y pude luchar por ellos. Solía ​​sentarme con otras trabajadoras del hogar de la zona donde vivía y compartíamos nuestras experiencias y discutíamos la forma de superarlas.

Usted trabaja para proteger los derechos de los niños trabajadores del hogar en Tanzania. ¿Cómo acepta el hecho de que, ante todo, los niños cuyos derechos protege, supuestamente no deberían estar trabajando?

Sé perfectamente que estos niños menores de 18 años deberían estar en la escuela y no en los hogares realizando tareas domésticas. Sin embargo, la violencia de género en la escuela y en el hogar, las prácticas tradicionales nocivas, agravadas a su vez por la pobreza, son los factores que empujan a niños y niñas a trabajar en el servicio doméstico. La ley tampoco ayuda. Si tuviéramos leyes buenas y estrictas que prohibieran el trabajo de los niños, no estaríamos donde estamos. Estas leyes deberían entrar en vigor acompañadas de medidas de cumplimiento y aquellos que no las observen deberían ser severamente castigados.

Gran parte del trabajo de WoteSawa ha consistido en ejercer presión para la implementación de la Ley del Niño de 2009 y, conjuntamente con sindicatos como TUCTA y CHODAWU, ha estado presionando para que se ratifique el Convenio núm. 189 de la OIT (C189), que proporciona a los trabajadores del hogar la misma protección en el derecho internacional que a todos los demás trabajadores. ¿Por qué cree que los países africanos como Tanzania son reacios a proporcionar una cobertura legal adecuada a los trabajadores del hogar y a proteger los derechos de los niños?

Creo que es una falta de voluntad política. Los niños trabajadores del hogar, por ejemplo, no están en edad de votar, por lo que este grupo de personas no presenta mayor interés para los políticos, puesto que saben que no obtendrán ningún voto a cambio. Además, la mayoría de los niños afectados por el trabajo del hogar pertenecen a familias pobres, por lo que no le importan a nadie.

Cada vez es mayor el número de mujeres jóvenes y niñas procedentes de países africanos que son víctimas de la trata de personas para servir como trabajadoras del hogar en lugares lejanos, particularmente en la región del Golfo. ¿Qué cree usted que fomenta la trata de mujeres y niños destinados al trabajo del hogar?

Lo reitero: su pobreza. Estos jóvenes se dejan llevar por la búsqueda de una vida mejor y están siendo víctimas de una horrible explotación. Cuando les cuentan que sus amigos o compañeros que trabajan en Omán o Kuwait están ganando mucho dinero y están ayudando a su familia, quieren emularlos. Sin embargo, no conocen la situación real sobre el terreno. Cuando llegan a estos países se encuentran en condiciones extremadamente difíciles y se quedan solos. No reciben ayuda ni protección de sus embajadas. Se considera un asunto privado entre el empleador y el trabajador.

La pobreza los lleva a creer en ilusiones y promesas falsas. Algunos de ellos llegan incluso a ser víctimas del trabajo sexual. Lo que realmente nos hace falta es conocimiento, educación y comunicación. Algunos de ellos ni siquiera se dan cuenta de que son víctimas de la trata de personas, ni siquiera cuando les despojan de su pasaporte. La situación es terrible, y cada vez es peor.

Habiendo vivido la experiencia como trabajadora del hogar, ¿qué debe hacerse para proteger a los niños trabajadores del hogar?

Debemos conseguir que el trabajo del hogar sea un trabajo decente. Debe conseguirse que los trabajadores del hogar envíen a sus hijos a la escuela y cuiden de su familia para romper el ciclo de la pobreza. Es preciso establecer instrumentos legales para proteger a los niños contra el trabajo del hogar y aplicarlos estrictamente, así como proteger a los niños que ya son trabajadores del hogar. Las remuneraciones deben representar un salario decente, suficiente para vivir, y su monto debe estipularse con claridad y pagarse puntualmente. Los trabajadores del hogar deben estar registrados en instituciones gubernamentales dedicadas a este fin, y dichas instituciones deben dar seguimiento a su situación.

Estas medidas infundirán en los empleadores el temor a infligirles malos tratos. Los gobiernos también deben eliminar todos los obstáculos que impidan la escolarización de los niños y retirarlos de los hogares donde trabajan para llevarlos a las aulas.