Aumenta la desinformación y la censura en el sudeste asiático

El sudeste asiático está experimentando un rápido deterioro de la libertad de prensa y de la libertad de expresión. Según el informe Freedom in the World de 2018 de la Freedom House, una organización sin fines de lucro con sede en Washington DC, siete de los ocho países que conforman el sudeste asiático (Camboya, Indonesia, Laos, Birmania, Filipinas, Tailandia, Malasia y Singapur) fueron menos libres el año pasado. La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, de Reporteros sin Fronteras (RSF), señaló resultados similares: todos los países de la región se situaron en el tercio inferior de su clasificación de 2018.

"En gran parte de la región la situación es profundamente preocupante", comentó Tess Bacalla, directora ejecutiva de la Southeast Asian Press Alliance, a Equal Times, al tiempo que subrayó varios problemas, tales como “el considerable deterioro de la libertad de prensa... el auge del nacionalismo étnico y la intensificación de la represión sistemática de los medios de comunicación independientes en medio de los esfuerzos concertados por parte de instancias estatales y no estatales para socavar a la prensa y todas las demás voces independientes, como las de la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos”.

Lo que también preocupa a la SEAPA y a muchos otros interesados es el menoscabo de la libertad de prensa al mismo tiempo que se observa un aumento de la desinformación en la región, dejando sin información a los ciudadanos que se incorporan a la red en un momento crítico, ya que varios países, como Indonesia, Tailandia y Filipinas, celebrarán elecciones en 2019.

Esta tendencia no es nueva. La desinformación ha desempeñado un papel clave en algunos de los acontecimientos más importantes de la región en los últimos años. En Indonesia, fue un elemento fundamental en la sorprendente caída del gobernador cristiano de Yakarta, Basuki “Ahok” Tjahaja Purnama, cuando postuló a su reelección a principios de 2017. En Filipinas, donde se ha experimentado la mayor regresión de los derechos humanos, el Gobierno del presidente Rodrigo Duterte ha recurrido a un enorme “ejército de troles” para acosar a sus opositores e intimidar tanto a la sociedad civil como a los medios de comunicación.

En Birmania (también conocido como Myanmar), ahora es ampliamente aceptado que la desinformación fue un motor clave de la violencia generalizada que se desató contra la minoría rohinyá, mayoritariamente musulmana, orquestada por el ejército. Informes recientes han expuesto el papel desempeñado por la plataforma de redes sociales Facebook, tanto al permitir la diseminación de la desinformación como al no responder cuando las organizaciones locales señalaron este hecho a la empresa.

"En Birmania, se cree que fueron los oficiales militares quienes estaban detrás de los sistemáticos ciberataques, que a juicio de muchos alimentaron la crisis de los rohinyá", señaló Bacalla.

El problema es que, en lugar de enfrentar esta amenaza, los gobiernos de la región se muestran complacientes o utilizan el aparato estatal para controlar la información. En Filipinas, el mismo “ejército de troles” que llevó a Duterte al poder, ahora es utilizado para censurar y reprimir a la oposición, incluidos los medios de comunicación. Camboya, por su parte eliminó casi por completo los medios de comunicación independientes en las elecciones de este último año, en las que el Partido Popular de Camboya, actualmente en el poder, ganó todos los escaños. En Tailandia, también se observa un marcado aumento del uso de la ley de lesa majestad, que criminaliza todo discurso que difame de una manera u otra a la familia real, con el fin de amordazar a los periodistas.

A juicio de Daniel Bastard, jefe de la oficina de Asia y el Pacífico de RSF, esta ley ha tenido esencialmente como efecto la supresión de la prensa libre, ya que los periodistas temen cubrir cualquier tema que la junta militar tailandesa considere perturbador. "La junta ha logrado su objetivo de promover la autocensura", aseguró Bastard a Equal Times. "La libertad de prensa se encuentra sumamente debilitada tras... años de ataques contra la prensa libre".

Las redes sociales: campo de batalla clave

A la alianza SEAPA, Reporteros sin Fronteras y a otros muchos analistas les preocupa que en 2019 la situación pueda empeorar. Las dos democracias más grandes de la región, Indonesia y Filipinas, celebrarán elecciones en abril y mayo respectivamente, al igual que Tailandia, en el mes de febrero, aunque no haya seguridad de lo libres o abiertas que serán. El frente de batalla clave en el sudeste asiático son las redes sociales. Los gobiernos ya están buscando expandir su capacidad para controlar el contenido digital, recurriendo a veces a la desinformación o las denominadas "noticias falsas" como medio para conseguirlo.

"En la región, se sigue como pauta intentar aprobar leyes de seguridad informática o leyes sobre noticias falsas justo antes de las elecciones, como en Malasia, el año pasado", apuntó Bastard. "No es una buena señal".

Y del dicho a la práctica. Tailandia está discutiendo una ley de seguridad cibernética que aumentaría enormemente su capacidad para supervisar el contenido del Estado; Indonesia está creando una sala de guerra de "noticias falsas" dirigida por el Gobierno; y Filipinas ha dirigido ahora sus baterías contra Maria Ressa, editora jefa del noticiero independiente Rappler, acusada de evasión fiscal, una maniobra que muchos consideran un intento flagrante de silenciar a la disidencia. Desde que Duterte llegó al poder en junio de 2016, Rappler ha criticado abiertamente su controvertida "guerra contra las drogas", la cual se ha saldado con miles de asesinatos extrajudiciales.

"Ciertamente no faltan ejemplos para mostrar la forma en que los Estados manipulan o distorsionan la información en línea, al tiempo que criminalizan y silencian las voces críticas, para lograr sus propios fines", afirmó Bacalla.

Esta es una de las razones por las que la revista Time Magazine ha elegido conjuntamente como Personalidad(es) del Año a Ressa y a otros periodistas del sudeste asiático, Wa Lone y Kyaw Soe Oo, de Birmania, quienes fueron encarcelados por informar sobre el asesinato de 10 rohinyás musulmanes.

Se están haciendo esfuerzos para combatir la desinformación en lugares como Indonesia, donde periodistas y medios de comunicación sin fines de lucro decidieron intentar hacer algo para evitar que la desinformación afecte a las próximas elecciones. El año pasado, 22 conocidos y respetados medios de comunicación lanzaron un proyecto con el nombre de CekFacta, cuyo objetivo consiste en proporcionar una comprobación y verificación de los hechos de forma colaborativa con el fin de contrarrestar la desinformación y crear un portal de noticias fiable para la población indonesia. La dificultad será la distribución en un país con más de 260 millones de habitantes distribuidos en más de 10.000 islas. De hecho, existen, según la Asociación Indonesia para el Desarrollo de los Medios, más de 40.000 medios de comunicación en el país, cuyo origen es en muchos casos cuestionable y, a menudo, son fuente de desinformación viral.

"Aun cuando podamos abordar la desinformación de manera bastante efectiva, el verdadero desafío consiste en hacer llegar nuestros artículos para desmentir la información falsa hasta el origen de la noticia engañosa y a las personas que ya se han visto afectadas o influenciadas por éste", comentó a Equal Times Wahyu Dhyatmika, redactor de Tempo Media Group (que edita la revista Tempo Magazine, Tempo Digital y el periódico Tempo Newspaper), uno de los principales medios de comunicación en CekFacta. "Estamos tratando de expandirnos y cooperar con los medios en línea en aquellos ámbitos en los que las falsas noticias se propagan más rápido, para que podamos tener personas sobre el terreno que puedan alertarnos sobre cualquier evolución negativa".

Será una gran tarea. CekFacta y su socio sin fines de lucro, Mafindo, ya experimentan dificultades de capacidad, a pesar de que las elecciones se celebrarán dentro de poco más de dos meses. Sin la asistencia gubernamental o de plataformas como Google, Facebook y Twitter, que son los principales transmisores de información en la región, su impacto es incierto. Es una realidad que se constata en toda la región.

"En una conferencia regional sobre la desinformación organizada por SEAPA en septiembre, surgió un consenso entre los participantes de diferentes partes de la región [según la cual] la verificación de hechos no es suficiente para poner alto a la propagación de información falsa y desinformación", afirmó Bacalla.

La expansión del poder gubernamental y las pocas contramedidas efectivas en el sudeste asiático dejan prever que, debido en parte a las próximas elecciones, 2019 será un año en el que la desinformación será mayor que en 2018.